Agosto de 2014 supuso un reto para España al recibir y tratar por primera vez a dos misioneros españoles infectados por el virus del Ébola y el posterior contagio de la auxiliar de enfermería Teresa Romero. Cinco años después, estas son las lecciones aprendidas en un momento en el que este virus asola el noreste de la República Democrática del Congo y no deja de ser una amenaza dentro y fuera de África

El doctor José Ramón Arribas, coordinador de la Unidad de Aislamiento del Alto Nivel del Hospital La Paz-Carlos III de Madrid, lo tiene claro. Si ahora llegara a España un caso de ébola la situación sería muy diferente a la de cinco años atrás. “Nuestra estructura y nuestro entrenamiento es mucho mejor”, asegura a EFEsalud.
Fue en ese hospital donde, el 12 de agosto de 2014, el misionero español Miguel Pajares moría poco después de ser repatriado desde Liberia convirtiéndose así en la primera víctima de este virus en Europa.
Este mes de agosto también se han cumplido doce meses de epidemia de ébola en el noreste de la República Democrática del Congo, el segundo brote más importante tras el de 2014 en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y que sigue fuera de control con más de 1.800 muertos y 2.800 infectados.
Que el ébola cruce fronteras ya es un hecho (llegó a Uganda y se controló) y que salte continentes es posible, aseguran a EFE fuentes de Médicos Sin Fronteras y Médicos del Mundo que desde el terreno intentan atajar una epidemia que se complica por desarrollarse en zona de guerrillas y de pobreza.
“De todas las crisis se aprende y de la crisis del ébola hemos aprendido mucho”, señala el también jefe de sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital La Paz-Carlos III. Esto es lo que hemos aprendido:
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Primera lección: unidades de aislamiento
Ante la posibilidad de recibir casos de ébola o de cualquier otros virus mortal, la sanidad española se ha preparado con siete unidades de aislamiento de alto nivel, dos en Madrid (en La Paz-Carlos III y en el Hospital General de la Defensa) y otras cinco en Barcelona, Sevilla, Valencia, San Sebastián y Tenerife.
“En 2014 no existía en España ninguna unidad de aislamiento de alto nivel comparable a las que había en otros países de Europa y en Estados Unidos, es un avance muy importante para minimizar el riesgo de los trabajadores sanitarios”, subraya el doctor Arribas quien estuvo al frente del equipo médico que entonces gestionó esa crisis.
Una crisis que llegó a su pico más alto cuando Teresa Romero, auxiliar de enfermería del Hospital Carlos III, se contagió del virus que portaba el segundo misionero repatriado, Manuel García Viejo, quien apenas sobrevivió tres días en España tras ser trasladado desde Sierra Leona en septiembre de 2104.
Teresa Romero fue el primer caso de contagio de ébola fuera de África. Y eso hizo que el mundo occidental tomara conciencia de lo que podía provocar este virus de fiebres hemorrágicas que se transmite por los fluidos de los infectados.

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Segunda lección: vacuna y otros fármacos
A diferencia de hace cinco años, ahora existe una vacuna (rVSV-EBOV) en fase experimental, que se está utilizando en la República Democrática del Congo, aunque ahora “hay escasez de existencias”, apunta el también jefe de sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital La Paz-Carlos III.
Protegerse con esta vacuna sería ahora una decisión individual de cada profesional sanitario ante situaciones de bajo riesgo dado que todavía no existen datos de seguridad a largo plazo y no cuenta por ahora con la aprobación de las agencias reguladoras.
“Pero también tiene la ventaja -explica Arribas- de que si se produce un accidente, como pincharte con una aguja contaminada de ébola, se puede poner la vacuna que, de un solo pinchazo, actúa rápidamente. Es posible utilizarla como profilaxis post exposición”.

También existen varios fármacos antivirales en desarrollo, mientras que el uso de los anticuerpos generados por quienes han superado la enfermedad todavía está en estudio para confirmar su eficacia.
“Si ahora tuviéramos un caso de ébola en España tendríamos acceso a mejores tratamientos”, afirma el experto.
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Tercera lección del ébola en España: entrenamiento

La vivencia del ébola en España también ha dejado experiencia en los protocolos de actuación y en el entrenamiento y formación de los profesionales implicados.
“Tenemos un entrenamiento muy intensivo en la utilización de equipos de protección individual, con equipos convencionales y equipos autoventilados que permiten una estancia continua con el paciente”, explica el doctor.
Además, añade, “hemos desarrollado multitud de protocolos normalizados de trabajo para intentar nuestro doble objetivo: prestar la mejor atención posible al paciente de ébola y desarrollar el trabajo del sanitario en un ambiente de máxima seguridad”.
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Cuarta lección: desterrar el miedo a una epidemia
Desde primeros de agosto y hasta el 5 de noviembre de 2014, fecha en la que Teresa Romero recibe el alta médica, tanto las autoridades sanitarias como la sociedad española vivieron momentos de tensión ante la incertidumbre de una posible epidemia de ébola en España.
Aquellos que tuvieron contacto con la auxiliar de enfermería fueron aislados, en algunos casos, o controlados hasta que pasara el periodo de incubación de 21 días. La fiebre era la primera señal de alarma.
El miedo al contagio estaba en todos los círculos y entornos por donde se movió Teresa Romero los días previos a su aislamiento.
“Mirando atrás me resulta increíble que pudiéramos pensar que podría haber una epidemia. Es lógico que ante lo desconocido haya miedo, incluso pánico, pero eso nunca va a ocurrir, puede haber casos aislados, pero nunca una oleada”, insiste Arribas.

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Quinta lección: La experiencia con el virus Crimea-Congo
También en agosto, pero en 2016, murió en Madrid un hombre de 62 años a causa de la infección del virus Crimea-Congo transmitido por una garrapata y que contagió una de las enfermeras que lo trató y que consiguió superar la enfermedad.
Fueron los dos primeros casos autóctonos detectados en España y en Europa Occidental de un virus de fiebres hemorrágicas, Crimea-Congo, “primo lejano” del ébola, según el doctor.
La respuesta ante el Crimea-Congo fue diferente a la del ébola de 2014. Ya existía la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel de La Paz-Carlos III donde tratar a los enfermos con mejores medidas de seguridad.
Agosto parece un mes de riesgo para los virus de fiebres hemorrágicas como se lleva demostrando en los últimos años. Si el ébola llega de nuevo a España habrá que aplicar las lecciones aprendidas.
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