Ha sido tal el impacto del coronavirus en las estructuras sociales basadas en el ego que profesionales sanitarias como la neumóloga Ana Sánchez Azofra, impregnada por la cruel realidad de la pandemia, ha sentido la necesidad humana de desnudar sus pensamientos en una carta dirigida a todos los pacientes: “Gracias por recordarme la razón por la que me hice médico”

La última vez que EFEsalud entrevistó a la Dra. Sánchez Azofra, especialista en neumología del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid, fue a mediados de enero de 2019 con motivo de la rutinaria gripe estacional, que se situaba a esas alturas del invierno en un 35,8 casos por cada 100.000 habitantes en España.
Entonces, era el virus tipo A el causante principal de la gripe y nos encontrábamos ante un 60% de casos con la cepa H3N2 y un 40% de H1N1. De los casos graves, que necesitaron hospitalización, un 91% correspondían a la cepa H1N1.
Ante esa situación, y como no puede ser de otra manera, la Dra. Sánchez Azofra, del equipo de neumología del Dr. Julio Ancochea Bermúdez, nos aconsejaba:
“Debemos lavarnos las manos con agua y jabón durante 20 segundos; no tocarnos la cara; no estornudar en la palma de las manos y sí en la zona interior del codo; utilizar pañuelos desechables; ventilar las habitaciones donde vivimos o trabajamos; alimentarnos bien; no fumar ni consumir alcohol; hacer ejercicio físico; dormir una media de siete u ocho horas; evitar los cambios bruscos de temperatura… y vacunarnos a tiempo contra la gripe, que reduce los contagios y la posibilidad de una epidemia“.
¡Quién nos iba a decir hace poco más de un año que el coronavirus nos tenía preparado en el 2020 este futuro lleno de espinas!… aún así, sabemos que del tallo de un rosal siempre acaban naciendo flores de pétalos inmaculados, como si fueran corazones que flotan en el aire impulsados por las palabras de una carta sincera, escrita con el alma desatada de una médica valiente.
“Los verdaderos héroes de esta pandemia”, por la doctora Ana Sánchez Azofra
“Cuando España comenzaba a despertar y a ser consciente de la magnitud del desastre que iba a suponer la pandemia por el COVID-19; cuando los hospitales empezaban a colapsar; cuando el aislamiento comenzaba a formar parte de nuestro día a día; cuando cada día registrábamos cifras mayores de muertos… en ese momento, me contagié de coronavirus.
Las siguientes dos semanas coincidieron con el pico máximo de infectados en Madrid, así como con la mayoría de las bajas en sanitarios. Con menos de la mitad del equipo, mis compañeros tuvieron que salir adelante trabajando jornadas interminables, acoplándose cada día a los cambios organizativos del hospital, sin apenas descanso.
Sin embargo, a pesar del cansancio y de la dureza de la situación, nunca hubo más sonrisas en el hospital. En ese momento, desaparecieron los “yo” y aparecieron los “nosotros”; ya no existían los neumólogos, los cardiólogos ni los cirujanos, todos éramos iguales: médicos.
Tras mi baja volví al hospital, con fuerzas renovadas y un único deseo en la cabeza ‘ser útil’. En ese momento, España empezaba a ver la luz; por fin, la curva empezaba a alcanzar la meseta, aunque aún teníamos un largo camino que recorrer.
Durante estos meses, más que nunca se hizo palpable que ya no existían la cama 3 ó 7, existían Wences, Juan, Fernando, Ámbar, Manuela, Ana María, Jordi, Virginia, Violeta, entre otros muchos…
Y me di cuenta de que ellos eran los verdaderos héroes de esta historia, que a pesar de llevar más de 30 días ingresados, a pesar de que un mínimo esfuerzo podía suponer una bajada del nivel de oxígeno, a pesar de que estaban agotados y asustados, encontraban fuerza para sonreírnos, para animarnos, para darnos las gracias, para levantar los dos pulgares como símbolo de ‘todo va bien’.
Ese coraje, esa forma de enfrentar la enfermedad, esa alegría… ha sido el mayor ejemplo que he tenido en mi vida.
Esta carta es para los verdaderos héroes de esta historia, tanto para los que lo consiguieron como para los que no. GRACIAS por ser un ejemplo para nosotros, GRACIAS por esa confianza incondicional en nosotros, GRACIAS por animarnos, GRACIAS por esas sonrisas, GRACIAS por ese cariño, GRACIAS por luchar como campeones, GRACIAS por recordarme la razón por la que me hice médico, GRACIAS por ser unos héroes. Nunca os vamos a olvidar”, concluye y firma.
Nuestra ya neumóloga, que “Respira Vida“, también nos recordaba, en enero de 2019, que son los mayores de 65 años que viven en residencias comunitarias, las mujeres embarazadas, el personal sanitario, los adultos y niñ@s con enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas, pulmonares o metabólicas, las personas con defensas inmunológicas deprimidas, como puedan ser los pacientes con cáncer y los que hayan sufrido algún trasplante de órgano, quienes deben tener un mayor celo en el cumplimiento de las medidas de prevención… contra cualquier tipo de virus.
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