Amalia, Marisa, Teresa y Eugenio se han enfrentado al cáncer de mama: lo han mirado a los ojos, han luchado con valentía y han sobrevivido para contar sus historias en los “Diálogos” de la Asociación Española Contra el Cáncer (aecc), un espacio que también ha reunido a profesionales que trabajan sin tregua para disminuir la incidencia de este mal

“Diálogos” aecc: mujeres y hombres cuentan su victoria contra el cáncer de mama
Marisa Gómez, paciente; Miguel Quintela, investigador del CNIO; Amalia Luque, paciente; Isabel Martínez, de comunicaciones externas de la aecc; Eugenio Gábana, paciente; Patrizia Bressanello, psicooncóloga de Infocáncer y Graciela García, oncóloga de la aecc. EFE/Lucía Robles
  • 11 de octubre, 2013
  • MADRID/EFE/LUCÍA ROBLES

Octubre se tiñe de rosa. Se acerca el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama y los “Diálogos aecc”, moderados por Isabel Martínez, responsable de relaciones externas de esta asociación, han sido un preámbulo sobre el cáncer más frecuente en la mujer, con una incidencia anual de más de 22.000 casos en España.

Esta enfermedad supone la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres (6.314 fallecimientos en 2011). Por eso, cuando un tumor aparece siempre trae consigo una dosis de miedo.

El primer obstáculo

A Amalia Luque le dijeron que tenía cáncer de mama siete años después de que su madre muriera del mismo mal. “Me hacía ecografías anualmente y pensaba que no me iba a pasar”. El verano pasado decidió autoexplorarse por un dolor en el pecho y encontró un bulto que le cambió la vida.

Su oncólogo le explicó que le esperaban operaciones, quimioterapia semanal, radioterapia y tratamiento hormonal. El impacto fue brutal porque hasta el último momento, como mecanismo de defensa contra el miedo, había guardado la esperanza de que le dijeran que se trataba de un error, pero no fue así.

¿Cómo vencer el miedo?

“El cáncer es la enfermedad más temida por la sociedad, tres veces más que las cardiovasculares, que tienen un nivel de mortalidad mayor”, señala Patrizia Bressanello, psicooncóloga de Infocáncer.

En los procesos oncológicos, según esta especialista, “hay un antes y un después de la enfermedad y aparecen reacciones emocionales no secuenciales: negación, rabia, tristeza…”.

Lo que más se manifiesta es el miedo “a lo desconocido, al pronóstico, al tratamiento y sus secuelas y al dolor de contarles a los familiares”. Muchos se preguntan si deben cargar solos con esa cruz.

El primer paso para ahogar el temor es aceptarlo o, por lo menos, intentarlo. Bressanello enfatiza que “tener miedo, angustia o ansiedad es normal, una reacción adaptativa y comprensible”.

Lo que sí conviene revisar es la tendencia a exigir a los pacientes que estén sonrientes y en pose de lucha desde el comienzo porque, en palabras de la doctora, “aunque una actitud positiva ayuda, no hay que exigirse estar siempre bien, en el proceso hay momentos felices y difíciles”.

Bressanello comparte consejos para los enfermos:

EFE/Alfredo Aldai
  • Buscar información en organizaciones como Infocáncer. Muchos se bloquean y no preguntan lo suficiente. La información disminuye la ansiedad porque aumenta la sensación de control.
  • Aceptar las emociones. Miedo, angustia y ansiedad son normales, los pacientes deben abrazar su vulnerabilidad.
  • Pedir ayuda. Buscar el apoyo en familiares, amigos y organizaciones especializadas como la aecc.
  • Dar prioridad al autocuidado. Comer y descansar bien es clave para el tratamiento.

La psicooncóloga también aconsejó a los familiares de los enfermos:

  • Evitar el exceso de positivismo. Muchos tienden a repetir frases como “todo saldrá bien” que, aunque van con buena intención, no siempre resultan eficaces.
  • Preguntar al enfermo. No hay que dar nada por sobrentendido: ¿qué cosas le ayudan? ¿Qué les molesta? No hay que imponer una ayuda que tal vez no sirva.
  • No comparar con otros casos. Esto puede aturdir o alimentar las expectativas.
  • Cuidar la salud. Los familiares deben mantener sus energías arriba porque el proceso los afecta.

Superado el miedo, Amalia se planteó un objetivo: “curarme por mi madre, vengarme de ese bicho que se la había llevado” y hoy, aunque le queda el tratamiento hormonal, los médicos le dicen que su lucha está ganada.

Más allá del diagnóstico

“Mi historia es la de una mujer que, con 28 años, descubre que tiene cáncer de mama”. Habla Marisa Gómez, otra guerrera que cuenta su experiencia.

Cuando recibió la mala noticia, encajó el golpe y aceptó el sufrimiento. Pasó por cirugía radical, quimio, reconstrucción y ahora comparte sonriente lo que pasa después de la tormenta.

Para ella, “la enfermedad también trae cosas positivas: el contacto con la gente, el cariño. El dolor hizo que mi relación se fortaleciera”. Ese amor le regaló, cinco años después del tumor, dos hijos a los que pudo amamantar: “Soy un ejemplo de que se puede contra esta enfermedad”.

Marisa reitera la importancia del entorno social para vencer el cáncer porque a veces solo basta “con la presencia de los demás”.

EFE/Miguel A. Lopes

Teresa Clot, voluntaria testimonial de Infocáncer, conoce mejor que nadie la importancia del apoyo porque trabaja desde 1989 ayudando a pacientes. “Vi muchos cánceres, pero llegó el día en el se trataba del mío”, afirma.

Cuando le informaron que tenía que operarse entendió el otro lado: de cuidadora había pasado a necesitar cuidados y, aunque sabía que tenía cura, evitó las posturas heroicas. “Hay que dedicarse tiempo, cuánto más te cuides mejor y tu entorno lo agradecerá”.

Afirma que, aunque suene a autoayuda, este mal es una lección de vida para valorar el presente. “Mi familia está aprendiendo a afrontar los obstáculos y ha perdido el miedo, al cáncer se le da la cara”, sentencia.

Cuando el panorama es más adverso

Begoña de Ceballos, trabajadora social de la aecc, reconoce la importancia de los seres queridos para un paciente y resalta que la asociación trabaja para “apoyar a las personas que no tienen una familia a su lado”.

Por eso, se destinan recursos para acoger a quienes más lo necesitan: “Atendemos a mujeres que tienen una vulnerabilidad previa, una situación complicada antes del diagnóstico, las acompañamos y les ofrecemos la posibilidad de una ayuda económica hasta que se gestionen más recursos”.

Otro aspecto que la aecc tiene en la mira es la inserción laboral tras el cáncer de mama. La experta explica que muchas tienen dificultades para encontrar trabajo y que es necesario abrir otra vez sus caminos profesionales.

Una enfermedad personalizada

Eugenio Gábana va a cumplir 80 años y está “contentísimo” porque lleva casi una década operado de cáncer de mama: pertenece al 1% de hombres que lo padecen.

Dice, entre risas, que en su proceso oncológico se ha sentido “discriminado” porque el rosa domina la información sobre la enfermedad. Agrega que aunque recibió su problema con temor, “hay que ir hacia delante y sin miedo”.

Su caso marcaba la diferencia en la mesa y funcionó para entender que el cáncer de mama ya no es una sola cosa, como aclaró Graciela García, oncóloga de la aecc.

“El tratamiento ha evolucionado. Ya no hay un cáncer de mama general, sino que hay subtipos”, subraya.

Asegura que los tratamientos son cada vez menos agresivos y han reducido la toxicidad. Las cirugías han pasado de ser radicales a eliminar únicamente el tumor, lo que disminuye el impacto psicológico.

EFE

Para esta oncóloga es esencial que las mujeres se hagan las pruebas periódicamente. Los finales felices dependen de la responsabilidad con la salud.

El doctor Miguel Quintela, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), opina que más allá de los testimonios hay cabos sueltos: “hay historias de éxito y otras no tan exitosas, la prevención aún no llega a todos los pacientes y hay que personalizar los tratamientos”.

Esa personalización “llegará con una actividad reglada y minuciosa como la investigación, que funciona y produce éxitos”, pero que necesita recursos. “Este es un trabajo diario y hay que luchar porque no decaiga”, concluye.