Aunque aún se están estudiando los efectos de la COVID-19 en personas con trastornos de la conducta alimentaria, los expertos aseguran que ha podido tener implicaciones muy negativas en estos pacientes. Por una parte, aquellos con un índice de masa corporal muy bajo podrían ser más susceptibles al virus y, por otra, los casos de bulimia y trastorno por atracón se han agravado debido a la ansiedad y el aburrimiento. Lo explica la doctora Manina Díaz Marsá, jefa de la Unidad de TCA del Hospital Clínico San Carlos, cuyo mensaje es claro: “el hecho de tener una recaída no supone tirar por la borda todo lo avanzado; curarse de un trastorno de la conducta alimentaria es posible”