Un 40 % de trabajadores sanitarios que dio positivo en una prueba de detección de la covid-19 sufría la enfermedad de manera asintomática, lo que aumenta el riesgo de transmisión silenciosa en los entornos sanitarios, según un estudio presentado en la Conferencia sobre enfermedades por coronavirus

El equipo de expertos realizó un revisión de estudios previos sobre la prevalencia de la covid-19 en trabajadores sanitarios, evaluando los factores de riesgo, las características y el resultado clínico de la infección.
El metanálisis, presentado en la conferencia organizada por la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (Semcei), revisó 97 estudios, con datos de 230.398 trabajadores de sanitarios en 24 países.
Los resultados indican que entre los trabajadores del campo de salud sometidos a pruebas PCR o de presencia de anticuerpos, la prevalencia estimada de la infección por SARS-CoV-2 fue del 10 % y el 7 %, respectivamente.
Datos de 15 estudios mostraron que, entre los que dieron positivo, el 40 % no presentaba síntomas en el momento del diagnóstico.
El 48 % del total de positivos eran enfermeros; seguidos por médicos (25 %) y otros trabajadores de la salud (23 %), agrega el estudio, citado por la Semcei.
Además, 1 de cada 20 (5 %) de los trabajadores sanitarios positivos por covid-19 desarrolló complicaciones clínicas graves, y 1 de cada 200 (0,5 %) murió.
“La pérdida del gusto y del olfato (anosmia), la fiebre y el dolor muscular se identificaron como los síntomas significativamente asociados con la positividad del SARS-CoV-2 entre los trabajadores sanitarios“, explicó en una nota de la Semcei uno de los autores del estudio Taulant Muka, de la Universidad de Berna.
Y agregó que “una proporción significativa de los trabajadores de la salud son positivos para covid-19 mientras que son asintomáticos, lo que lleva a la transmisión silenciosa de la enfermedad”.
Clotet: la vacuna llegará, pero no creo que antes de dos años
El director de IrsiCaixa y jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Can Ruti de Badalona, Bonaventura Clotet, ha señalado que la vacuna contra la COVID-19 no llegará hasta dentro de dos años y ha apuntado que el virus se podrá controlar con tratamientos combinados y test.

En una conferencia organizada por la Fundación la Caixa, Clotet y el cardiólogo y jefe del Mount Sinai Medical Center de Nueva York, Valentín Fuster, han analizado la eficacia de los tratamientos disponibles hasta ahora para tratar la COVID-19.
A la pregunta del moderador, el periodista Josep Corbella, sobre si la impaciencia se está imponiendo a la ciencia a la hora de desarrollar la vacuna, Fuster ha respondido afirmativamente y ha señalado que las prisas provocan que la política se entrometa en la ciencia.
“Tenemos que ir con muchísimo cuidado, la historia de las vacunas es una historia muy larga. Tardan cinco o seis años en desarrollarse y aquí lo tenemos que hacer en tres meses. Hay que tener paciencia”, ha avisado.
Por su parte, Clotet ha relativizado la importancia de la vacuna contra la COVID-19 y ha subrayado que el “punto de inflexión” en la gestión de la pandemia llegará cuando se encuentre un tratamiento que frene la progresión en etapas evolucionadas de la enfermedad y que disminuya de una manera clara la tasa de mortalidad, al mismo nivel o inferior a la de una gripe.
Según el infectólogo, este control de la pandemia, a través de los tratamientos que están ensayándose y los nuevos test rápidos, podría ser efectivo dentro de unos 6 meses o un año.
Asimismo, Clotet ha explicado que su equipo también trabaja en el desarrollo de una vacuna y ha señalado que la suya “será la mejor” porque la están diseñando con la idea de que sea pancoronavirus, es decir, que sea efectiva no solo contra el SARS-CoV-2, sino contra los distintos tipos de coronavirus.
En cuanto a las perspectivas de futuro sobre el impacto de la pandemia en la salud global, tanto Clotet como Fuster han coincidido en destacar que la crisis sanitaria provocará más desigualdades sociales, lo que repercutirá en la salud de las personas, y han coincidido en una reclamación para los políticos: “Deberían no comentar sobre ciencia pero sí destinar más inversión”.
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