El sentimiento de aislamiento y una soledad infinita aparecen como el telón de fondo de muchos jóvenes que abrazan la peligrosa práctica del chemsex, en el que drogas y sexo, mayoritariamente entre hombres, se mezclan durante horas y sin ningún control

Chemsex: sexo + drogas en un peligroso cóctel para la salud
FOTO EFE/David Fernández
  • 19 de marzo, 2018
  • MADRID/EFE/PILAR GONZÁLEZ MORENO

Los médicos han comenzado a señalar los graves impactos en la salud física, y también mental, que conlleva el chemsex y advierten de que puede convertirse en un problema de salud pública.

El riesgo de contagio de enfermedades es alto porque entre un 29 y 37% de quienes lo practican son VIH positivo, según diferentes estudios.

Así lo han manifestado en un seminario sobre el tema los doctores Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal; Ignacio Pérez Valero, de La Paz de Madrid; José Luis Blanco, del Clinic de Barcelona; Jesús Troya, especialista en Enfermedades Infecciosas del Hospital Infanta Leonor, y Jorge Garrido, director de la ONG Apoyo Positivo.

Sentirse sexualmente más liberado y la sensación de superar problemas de intimidad, vergüenza o pudor sexual; hacer frente al estigma relacionado con el VIH y la hepatitis C; responder a la propia homofobia interiorizada; ademas de querer disfrutar de mejor sexo y durante más tiempo, son algunas de las razones que llevan a esta práctica, explican en Apoyo Positivo.

También la soledad, la búsqueda de pertenecer a un grupo, de ser aceptado por otros, la búsqueda de afirmación sexual, el porque “todo el mundo lo hace”, porque es un gancho en el mundo 2.0 y por la influencia del entorno o grupo.

El consumo de drogas con la práctica de sexo se remonta a la antigüedad, pero con el chemsex se cambia el paradigma, se trata de una vuelta de tuerca más.

En el chemsex o sexdopaje, como aconseja llamarlo la Fundéu, se combinan diferentes drogas muy potentes como las metanfetaminas o crystal meth; el GHB o éxtasis líquido (“gina” en jerga); y la mefedrona (“Mefe” o “miaow”), que se consumen esnifadas o por vía oral o intravenosa, y a veces suelen ir acompañados de otros drogas o estimulantes como la cocaína, popper y/o viagra.

Las drogas

La metanfetamina o crystal meth es una droga estimulante, muy potente, más que la cocaína desde el punto de vista de acción, porque puede durar entre 6 y 8 horas, y da una sensación de bienestar y una euforia de “que puedes comerte el mundo”.

Es en palabras del doctor Pérez Valero, una sustancia que aumenta la líbido, el deseo sexual y la sociabilidad.

Por su lugar de acción que es a nivel de la serotonina y dopamina, es una droga que activa el sistema de recompensa y por lo tanto produce gran dependencia psicológica.

Hay además un alto riesgo de abuso porque el beneficio que siente el consumidor es muy alto y la necesidad psicológica de consumirla muy potente.

El problema, advierte este facultativo, es que su uso tiene a corto y largo plazo “consecuencias importantes que se están empezando a ver: problemas cardiovasculares, arritmias, hipertensiones, hipertemia..”.

“Principalmente creo que el mayor problema es a nivel neuropsquiátrico. Hay casos que estamos viendo en las urgencias de los hospitales prácticamente día sí, día no, de cuadros de psicosis, y luego a largo plazo deterioro cognitivo, enfermedad pulmonar …”

La mefedrona, también conocida como comida para cactus, es, de acuerdo con el mismo doctor, una droga que tiene unas características similares, y básicamente la diferencia que tiene con el cristal es que tiene un pico de acción muy corto.

El efecto también es euforizante, aumenta la energía, la líbido y la percepción de bienestar pero favorece el uso compulsivo y la necesidad de tomarte la siguiente dosis con mucha asiduidad al ser su acción muy corta.

“Estamos viendo, cada vez más, que aumenta su aplicación en forma intravenosa, lo que se conoce como slam, y esto provoca el pincharse de forma compulsiva, y muchas veces pierden el control de lo que están haciendo, de las medidas de prevención sobre el contagio de infecciones”.

chemsex
EFE

Esta droga produce grandes afectaciones a nivel venoso, y como dificulta la erección es muy frecuente que este consumo vaya acompañado de potenciadores de la erección. Su toxicidad es similar a la del cristal.

El GHB o GBL tiene una acción más afrodisíaca, es más sexual, intensifica los orgasmos.Produce una desinhibición sexual, reduce la ansiedad, y favorece el conectar con otras personas.

Entre la dosis que hace efecto, que son de 1 a 4 gramos, a la que se considera tóxica, que es casi por encima del citado valor, hay muy poca diferencia, con lo que es muy frecuente que pueda haber sobredosis.

Es una droga que puede producir depresión, somnolencia, dificultad de respiración, visión borrosa descoordinación, y puede llegar a producir coma, y la gente la comparte.

Como es una sustancia que tiende a depositarse, el último de la ronda se lleva casi toda la dosis y tiene más riesgo de toxicidad.

“Hay algo que habíamos dejado de tratar y estamos empezando a verlo de nuevo en las consultas y es el consumo de droga por vía intravenosa, este consumo produce un efecto rápido y más alto”.

“Y el que se pincha -advierte Pérez Valero- luego ya no encuentra ese efecto si toma la droga por otras vías, y quien llega a esto le cuesta mucho volver y además no hay la conciencia de riesgo”.

“Esta en las redes.Hay páginas donde se puede ver gente haciendo slam sex (drogas en veno y sexo) y también hay páginas en las que se explica paso a paso como fabricarte las drogas en tu propia casa”.

Según refieren los pacientes a los citados médicos hay una moda, el body slaming, en la que se deja un poco de sangre en la jeringuilla para la persona con quien compartes la droga, es como un ritual de hermanamiento.

 

Doctores Santiago Moreno del Ramón y Cajal (izqd); Ignacio Pérez Valero de La Paz (centro); y José Luis Blanco del Clinic de Barcelona (dcha). VÍDEO EFE/PILAR GONZÁLEZ MORENO

Chemsex: características

En el sexdopaje, las sesiones pueden llegar a durar varios días y se suelen llevar a cabo en casas particulares.

Para acceder a estas quedadas se utilizan aplicaciones móviles de contacto como Grindr, Wapo o Scruff.

Este uso de las redes sociales es lo que está provocando que el chemsex crezca de forma exponencial, por la facilidad e inmediatez que proporcionan las citadas aplicaciones.

El tipo de prácticas sexuales que facilita son menos convencionales, como el fisting, que consiste en la introducción de la mano o parte del brazo en el recto o la vagina.

También hay otros juegos más extremos que se pueden dar en estos encuentros, como el bugchasing o “persecución del bicho”, una ruleta rusa en la que hay un infectado de VIH y el morbo está en la posibilidad de poderte contagiar.

Pero el chemsex, según el doctor Blanco, puede practicarlo también una persona sola con su ordenador y una pipa de cristal teniendo sexo online o parejas que quieren experimentar nuevas sensaciones.

Según este médico especialista en enfermedades infecciosas, uno de los grandes riesgos de los que practican el sexdopaje es que no se perciben como adictos.

Y hay pacientes que tenían una vida completamente normal y a raíz del chemsex desarrollan “un trastorno psicótico o debutan con un cuadro esquizofrénico”, además de poner en peligro su salud física.

De hecho, el aumento de infecciones de VIH y otras enfermedades como la hepatitis C o incluso al sífilis, es la principal preocupación de las autoridades sanitarias respecto a esta práctica, que se puede convertir en un auténtico problema si no se actúa de modo eficiente, según los citados especialistas.

El riesgo de contagio de enfermedades es alto porque entre un 29 y 37% de quienes lo practican es VIH positivo, según diferentes estudios.

Algunos pacientes con VIH cuando empiezan a tener problemas graves dejar de ir a la consulta. Los médicos relatan que simplemente no acuden y les dejan de ver.

En Apoyo Positivo, y de acuerdo con su director Jorge Garrido, se ha detectado además un problema de adicción a ese tipo de sexo por carencias emocionales graves.

El fenómeno, coinciden todos, está aumentando especialmente en las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona o Valencia, y también Málaga .

“Probablemente estamos viviendo una epidemia de enfermedades de transmisión sexual”, reconoce Ignacio Pérez, también uno de los autores del libro ’99 preguntas clave sobre chemsex, editada por GESIDA con el patrocinio de la farmacéutica MSD.

En este libro se señala que se han descrito además factores emocionales asociados a la adicción a estas sustancias como los sentimientos negativos, la falta de confianza o de autoestima, la homofobia internalizada y el estigma por tener VIH.

VIH chemsex
FOTO EFE/EPA/CHRISTIAN BRUNA

Perfiles/ Datos

Los datos ofrecidos en el seminario apuntan a que el perfil de quien practica el sexdopaje en España es el de un hombre autóctono (71,6%); homosexual(96,1%); sin pareja (61,1%); y que vive en grandes urbes como Madrid (46,9%) o Barcelona (42,2%).

Su edad ronda los 35 años; tienen estudios universitarios (67,9%); están en activo laboralmente (83,5%).

Argumentan practicar sexdopaje con la finalidad de incrementar el placer en sus relaciones sexuales (77,4%); y utilizan las aplicaciones de encuentros (77%).

Según datos recogidos en 22 hospitales de Madrid entre los pacientes con infección de VIH, el 37% dijo haber consumido algunas droga en un sexdopaje durante el ultimo año.

La mayoría con un consumo muy reciente, y un 4,5 % de ellos por vía intravenosa.

Las drogas más utilizadas dentro del chemsex eran el GHB y la mefedrona, pero también el consumo de drogas clásicas.

En el hospital Clínic de Barcelona dentro de las cohortes de pacientes que controlan con infección por VIH que son aproximadamente unos 5.500 pacientes se hizo también una encuesta.

De los 1.032 encuestados, 428 de ellos refirieron consumo de drogas dentro del sexdopaje.

En un análisis retrospectivo de lo visto en urgencias en este último hospital, entre enero de 2016 y y julio de 2017, en cuanto a intoxicaciones de personas seropositivas, se identificaron 101 intoxicaciones en personas con una edad media de 37 años.

Las droga más consumida fue la cocaína, pero en hombres que tuvieron sexo con otros hombres el consumo de GHB alcanzó al 60% de la citada cohorte y las anfetaminas al 56%.

Finalmente, un 80% de estas intoxicaciones lo fueron en el contexto del chemsex, un 10% de ellas acabaron en cuidados intensivos, y dos fallecieron.