“La extracción del bulbo piloso con instrumental que se adapta a la anatomía folicular de cada paciente se lleva a cabo con mayor rapidez y precisión debido a la innovación robótica que ha aportado la versión iX de Artas en trasplante capilar”, informa el Dr. Eduardo López Bran, cirujano y director médico de la Clínica Imema de Madrid

Bran y Artas, siempre innovando contra tu calvicie

Bran y Artas, siempre innovando contra tu calvicie

“Y no solo aumenta la velocidad del trasplante y la precisión en todas sus fases, sino que, además, el robot Artas es más silencioso, lo que disminuye el nivel de estrés que se puede llegar a generar en el quirófano. La tecnología es el mejor aliado del cirujano, pero también del paciente”, asegura.

Las versiones de Artas en 2015 y 2017 trajeron cuatro innovaciones: previsualización del resultado final, mayor rapidez en las extracciones en la zona dadora, selección exclusiva de los bulbos con dos o más folículos y realización de las incisiones precisas en la zona calva.

Estas innovaciones han conseguido que Artas sea un robot seguro y sistemático durante una de las partes más tediosas e importantes del trasplante, la extracción de los bulbos pilosos. Es en esta fase donde muchos cirujanos empiezan a cometer errores debido el cansancio producido por la duración de la extracción manual.

“Artas tiene un margen de error que no sobrepasa el 5% y los humanos fallamos en labores repetitivas y de precisión milimétrica”, considera López Bran.

El robot Artas, casi un cirujano, “aunque nunca sustituirá a un equipo bien preparado y conjuntado” -dice-, extrae cada hora alrededor de mil unidades foliculares de la nuca o zona dadora, y puede realizar más de dos mil incisiones en menos de cuarenta minutos en la zona receptora.

Robot Artas
Dispositivo que guía y delimita la extracción de Artas. EFE

Trasplante de pelo robotizado, un trabajo en equipo de humanos y Artas

El microinjerto capilar se puede comparar con los ciclos de la siembra para obtener un vegetal o un fruto en cualquier tipo de cultivo: se prepara la semilla, se planta y se sustenta hasta que arraigue y crezca.

La operación comienza con cinco fotografías de la cabeza del paciente desde distintos ángulos y, a partir de las imágenes, se desarrolla un prototipo en tres dimensiones con el pelo ya crecido, un diseño a la medida de cada hombre y de cada mujer, quienes pueden comprobar in situ el resultado final del trasplante antes de la cirugía.

El prototipo creado se transfiere al robot Artas, quien realiza las incisiones oportunas en la zona dadora (nuca) de acuerdo a los parámetros más convenientes para la extracción: dirección, ángulo e intensidad; garantizando, en una única sesión, miles de unidades foliculares viables.

Una vez administrada la anestesia local, Artas delimita el perímetro de extracción en la nuca. El equipo médico coloca un dispositivo repleto de circuitos integrados en la zona dadora del paciente, con forma de marco de plástico y con el que se tensa la piel de esta zona del cuero cabelludo.

“El robot respeta al máximo la zona dadora, un área finita de la persona. Preservar el mayor número de unidades foliculares es muy importante: es el camino directo hacia el triunfo del trasplante capilar”, destaca.

Artas dibuja entonces una cuadrícula dentro del marco de plástico y determina 42 unidades foliculares por centímetro cuadrado. Luego señala con un círculo verde el bulbo piloso que se dispone a extraer, a la vez que marca con un círculo violeta el que extraerá a continuación. Deja en círculos de color azul los folículos extraídos.

El robot demuestra entonces todo su poder tecnológico: saca su bisturí circular de dos agujas, extrae un folículo marcado en verde y va a por el siguiente marcado en violeta. Se sitúa, extrae y avanza; se sitúa, extra y avanza; se sitúa, extrae y avanza; se sitúa, extrae y avanza… y así hasta que se completa la extracción de todos los bulbos útiles situados en la cuadrícula amarilla.

El robot es tan eficaz que se detiene cuando detecta un problema en la superficie de la piel, como pueda ser un folículo desplazado de su nicho. Es más, si el paciente se mueve, aunque sea de forma inapreciable, Artas no actúa, espera. Todo tiene que estar controlado.

Con un microscopio analizan las unidades foliculares extraídas por Artas, que previamente han sido recolectadas y clasificadas por el equipo de enfermería. Estos folículos, una vez tratados, se depositan uno a uno en un líquido, mezcla suero y sangre del propio paciente. Se conservan “frescas” hasta la segunda fase de la operación de trasplante.

El trasplante robótico es el único que permite conocer con exactitud el número de unidades foliculares extraídas de la zona donante -quien pueda presumir de ella, ya que no todo el mundo puede hacerse un trasplante capilar debido a su escaso potencial piloso– y, por lo tanto, las que van a ser trasplantadas a la zona calva del hombre o de la mujer.

“Luego se injertará el pelo. Artas puede implantar entre 500 y 700 unidades en sesenta minutos, realizando un trasplante con incisiones, extracciones e injertos de más de 2.000 unidades foliculares en menos de cuatro horas”, destaca el Dr. López Bran.

“Aún así, nuestras enfermeras, de altísimo nivel, trabajando a la vez dos o tres de ellas coordinadas y en equipo, mejoran estas cifras: cada una de las enfermeras de Imema implanta 500 ó 600 unidades a la hora. Sumando, ganan al robot Artas”, expone con satisfacción.

Las enfermeras, acreditadas por su formación y experiencia, injertarán cada bulbo piloso, uno a uno, en los orificios vacíos de la zona receptora, dispuestos para germinar nuevas matas de pelos. Implantes que deben recibir un cuidado muy especial durante meses, hasta que el pelo ha crecido sano y fuerte.

“Todo este esfuerzo científico y tecnológico carecerá de valor si el trasplante capilar de última generación no se completa con una vigilancia constante durante la fase postoperatoria… el cuidado exquisito de la siembra logra la mejor cosecha posible en poco más de un año… la visita al médico en la consulta es la única manera de lograr trasplantes de pelo con resultado exitoso en la gran mayoría de los pacientes”.

“Artas garantiza más del 95% de éxito actual en el crecimiento normal de los pelos trasplantados. La robotización total de la cirugía capilar logra trasplantes no agresivos e indetectables”, asegura el Dr. López Bran, miembro del Consejo Asesor Médico de la compañía estadounidense Restoration Robotics a nivel mundial.

La alopecia común afecta a más de 50 millones de hombres en todo el mundo, sobre todo en la zona frontal y parietal de la cabeza, y cada vez a un mayor número de mujeres.

El periodista de EFE, Gregorio del Rosario, entrevista al dermatólogo y cirujano Eduardo López Bran, especialista en trasplante capilar.

En este sentido, para el doctor Eduardo López Bran un trasplante capilar no puede ser una decisión baladí en la que deba primar la variable económica, sino que tanto el hombre y la mujer tienen que pensar primero en su salud presente y futura.

“El trasplante capilar es un tratamiento quirúrgico que se realiza una o dos veces en la vida y es fundamental elegir profesionales con experiencia acreditada que cuenten, a su vez, con un buen equipo quirúrgico de enfermeras expertas y la tecnología más avanzada”, aconseja.

“Además, la operación debe efectuarse en un ámbito clínico seguro, puesto que el trasplante capilar es una cirugía en la que está en juego la salud del paciente“, concluye el también jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.