Ante la polémica por el fallecimiento de tres bebés desde septiembre a causa de la tosferina, las embarazadas están empezando a incluirse en el calendario de vacunación contra esta enfermedad y el gobierno está adquiriendo dosis para asegurar un stock ante la situación de desabastecimiento. Pero, ¿Qué es la tosferina?, ¿Cómo se contagia?, ¿Cuáles son los síntomas?

¿De qué hablamos cuando hablamos de tosferina?
Hay que concienciar a las gestantes de la importancia de la vacunación(EFE/J.J. Guillén
  • 27 de noviembre, 2015
  • Redacción EFESALUD

Desde el pasado mes de septiembre, tres bebés han fallecido por tosferina en Sevilla, Málaga y Cuenca.

La madre del bebé de Málaga intentó vacunarse contra la enfermedad cuando estaba embarazada pero no consiguió la vacuna, por lo que la Fiscalía investiga si hay indicios de delito. Lo mismo le pasó a otra madre de un bebé también enfermo de tosferina en Toledo, aunque en este caso, y pese a sufrir durante un mes paradas cardiorrespiratorias, ha tenido final feliz.

La mejor forma de prevenir la enfermedad reside en la vacunación durante el embarazo. El problema añadido, el desabastecimiento de la vacuna incluso en las farmacias.

Reacciones a la polémica

Casi la totalidad de las CCAA -a excepción de Casrilla y León, y Galicia que aún lo están estudiando- han anunciado ya su decisión de vacunar a las embarazadas contra la tosferina. El Servicio Andaluz de Salud incorporará el próximo lunes la vacuna contra la tosferina en mujeres embarazadas entre las 28 y 32 semanas de gestación. Desde noviembre, la vacuna se suministra en Castilla-La Mancha a embarazadas entre las semanas 28 y 36 de gestación.

La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) ha afirmado que el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas “han pecado de improvisación” y “no han sido capaces” de planificar la vacunación de la tosferina de las embarazadas.

Señalan además en un comunicado que las autonomías están posponiendo la dosis de recuerdo de la vacuna a los niños de seis años para dársela a las embarazadas lo que, a su juicio, “supone un parche y una improvisación”.

Por su parte, el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, ha declarado que se han adquirido vacunas “para tener garantías de que disponemos de un ‘stock’ para inmunizar a la población” pese “a las dificultades del mercado”. Además, ha anunciado la compra de nuevas dosis que se sumarán a las 60.000 adquiridas hace unos días para garantizar la vacunación de las mujeres embarazadas.

Aunque no ha precisado el número de vacunas nuevas que se van a comprar, el ministro ha señalado que se van a ver “las necesidades que pueda haber mes a mes”, para disponer de suministro “para todas” las embarazadas y ha insistido en que está garantizada la cobertura a los niños de 2 y 4 meses y de 6 años, que eran las vacunas que ya se contemplaban en el calendario.

Amos José García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, ha declarado que está convencido “de que todas las comunidades autónomas acabarán vacunando a las embarazadas contra la tosferina”.

Tosferina, una enfermedad de incidencia aumentada

El pediatra David Moreno, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), explica que la tosferina “es una enfermedad infecciosa que se transmite por vía respiratoria”. Se contagia por vía respiratoria y la bacteria que la produce se llama Bordetella. “Puede infectar a cualquier persona”, pero al cuando ataca a bebés en los primeros 2 o 3 meses de vida, “puede ser potencialmente mortal”, indica el facultativo.

Pasado ese umbral, “es prácticamente imposible que niños de más de 4 o 5 meses de edad en nuestro entorno pueda llevar a la muerte”.

Además, también puede dejar secuelas debido a las crisis de tos, las bajadas de oxígeno en sangre y las paradas. El doctor pone como ejemplo un reciente estudio de un país europeo que apunta que “los niños que han pasado tosferina de bebés tienen más incidencia de epilepsia”, debido a posibles “lesiones en el sistema nervioso central”.

De ahí la importancia de la primera vacuna estipulada para el bebé a los dos meses de vida. ¿Por qué no antes? El doctor señala que no se vacuna antes “porque en la mayoría de las vacunas no se produce una buena respuesta inmunitaria cuando se ponen en primeras semanas de vida”.

Tosferina
EFE/J.J. Guillén

Por eso, y aunque no asegure una efectividad al cien por cien, la mejor solución reside en vacunar a las embarazadas, para que “los anticuerpos que las embarazadas produzcan contra la enfermedad debido a la vacuna pasen al bebé y al menos le protejan durante los primeros meses de edad”, subraya el experto, añadiendo que “parece ser muy eficaz” sobre todo si se vacunan “entre las semanas 30 y 32 de gestación”, que es el momento ideal.

Existe tratamiento para la enfermedad, pero el problema es que cuando la tosferina empieza, “es indistingible de un catarro simple” incluso para los expertos que, “acostumbrados a ver tosferina, no sabemos diferenciar los primeros días de los síntomas”. Ese refriado común, dura entre cuatro o seis días. Al séptimo empiezan los síntomas típicos de la tosferina “y a esa altura, sobre todo si se tarda unos días en diagnosticar, el tratamiento va perdiendo efectividad”.

¿De qué síntomas hablamos? El pediatra señala un punto clave: “una tos poco habitual que dura entre 30 y 40 segundos”, una tos “congestiva, porque te pones muy colorado, cianosante, que se pone el color morado de la cara y emetizante porque acaba muchas veces haciendo vómito”.

Para responder al por qué del aumento de la incidencia de esta enfermedad, David Moreno subraya que hay varias hipótesis. “Fundamentalmente lo que se ha visto es que esta vacuna no da una inmunidad para toda la vida (a partir de los 5 años de vacunación se puede coger la tosferina) por lo que durante mucho tiempo la vacuna ha funcionado”, quitando drásticamente la circulación de la bacteria de la comunidad, “pero al pasar un tiempo esas personas vacunadas nos hemos vuelto susceptibles a cogerla otra vez y la bacteria se ha vuelto a meter en la comunidad”.

Una enfermedad que actualmente también ataca a niños, adolescentes y adultos, aunque con unas consecuencias mucho menores que las que puede sufrir un bebé, pues en estos casos no suele pasar de “una tos latosa que dura unos dos meses”.