Cuando recibimos un pinchazo o cuando nos caemos sufrimos dolor durante un período de tiempo relativamente breve. En el caso del dolor neuropático, -el tipo de dolor en el que se ha centrado este año la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor- la tarea no es tan sencilla. El dolor se cronifica y la labor de los profesionales que trabajan en las unidades de dolor es esencial para mejorar la calidad de vida de estos pacientes

Dolor neuropático, dolor protagonista en 2015
Una unidad de dolor. Facilitada por la SED.
  • 29 de diciembre, 2015
  • MADRID/EFE/MIRIAM MUÑOZ

El dolor es un mecanismo de alerta y de supervivencia del que está dotado el ser humano porque le indica que hay algo que le está lesionando y hay que poner remedio inmediatamente.

Según detalla a EFEsalud la jefa de la Unidad del Dolor del Hospital de La Princesa de Madrid, Concha Pérez, cuando el dolor se cronifica pierde su valor de alerta y pasa a convertirse en algo mucho más generalizado y dañino.

Este año, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) ha querido hacer especial hincapié en el dolor neuropático, un tipo de dolor que se produce cuando lo que está dañado son las vías o los sistemas que conducen al dolor.

El dolor neuropático en la enfermedad rara de Laura

No tiene nombre, no tiene un diagnóstico concreto, pero desde muy pequeña, Laura del Pino comenzó a tener problemas tanto a nivel respiratorio como digestivo y poco a poco se le fueron sumando más limitaciones a su vida diaria.

Laura del Pino, paciente con dolor neuropático. Facilitada por la SED.

Laura explica que a partir de la pubertad sus síntomas ya se relacionaron con roturas musculares y nerviosas, luxaciones y subluxaciones de articulaciones.

“Todo ello se intercalaba con tendinitis, tenosivitis, bursitis… vamos, todas aquellas que terminan en -itis”, bromea la joven.

Los médicos nombraron la palabra enfermedad rara cuando Laura acudió con 12 años a su médico para hacerse una revisión por la pubertad.

“Detectaron que tenía las defensas bajas y, además, vieron que tenía dos hernias discales cuando yo nunca había sufrido ningún golpe, ni accidente de tráfico”, describe.

El día a día con el dolor neuropático

Laura recuerda su infancia muy bonita e insiste en que sus problemas no comenzaron a pronunciarse más hasta la adolescencia: “Me empezaron a dar brotes en los miembros inferiores que me impedían andar y mantenerme de pie por lo que necesitaba siempre a alguien que me acompañara”.

En esta época Laura no era consciente de todo lo que le limitaba la enfermedad. Sus únicas preocupaciones eran que no podía andar e irse con sus amigos al parque ni tampoco disfrutar del viaje de fin de curso.

A medida que ha ido creciendo, su enfermedad ha sido más pronunciada por lo que a pesar de ser terapeuta ocupacional aún no ha tenido nunca la oportunidad de trabajar.

Su enfermedad rara y el dolor neuropático que padece le han enseñado a ser más positiva, a armarse de mucha paciencia y a valorar a todas aquellas personas que están a su alrededor.

La joven recomienda a todas aquellas personas que estén en una situación similar a la suya a que se centren en las pequeñas cosas, “porque pueden llegar a aliviarnos mucho dentro de ese túnel en el que parece no haber luz”.

La primera vez que entró en contacto con una unidad de dolor fue cuando tan sólo tenía 13 años a causa de una lesión en uno de sus gemelos.

En 2014 Laura se vio en la necesidad de acudir de forma periódica a una unidad de dolor por sufrir un gran declive en su enfermedad.

“Estoy encantadísima porque me han frenado mucho el dolor, porque aunque son pequeños pasitos para mí son muy grandes”, subraya.

Concha Pérez, jefa de la unidad del Dolor del Hospital La Princesa de Madrid y portavoz de la SED.

El tratamiento

Concha Pérez también es portavoz de la Sociedad Española del Dolor y afirma que el dolor neuropático se puede diagnosticar mediante la exploración y a veces a través de una serie de pruebas complementarias de tipo neurofisiológico.

La doctora que además ha tratado personalmente a Laura del Pino, asegura que “este tipo de dolor es entre un 10-15% más frecuente en mujeres -a partir de la pubertad- que en hombres”.

Según detalla, el dolor es considerado como la primera causa de absentismo laboral y eso lleva aparejado una serie de costes directos e indirectos para el país (3% del PIB español).

Para mitigar estos dolores, las unidades del dolor “deberían estar presentes en todos los hospitales pero hay incluso provincias que no la tienen ya que sólo contamos con 188 y hay cerca de 800 hospitales en España”, señala.

Datos sobre el dolor neuropático. Infografía realizada por Miriam Muñoz para Efesalud.com

El tratamiento del dolor neuropático puede ser de dos tipos:

  • Farmacológico: Los pacientes no suelen responder a fármacos tradicionales como los antiinflamatorios o los analgésicos comunes. Por ello, se suele acudir a antidepresivos, no porque el paciente esté deprimido sino porque al ser un problema a nivel cerebral actúa con eficacia.
  • Intervencionista: Es lo que la gente conoce como infiltraciones aunque no se aplican en todos los casos. Hay 40 técnicas disponibles para el tratamiento del dolor y se aplican mediante radiofrecuencias, campos electromagnéticos o técnicas modulación (corrientes eléctricas que confunden al cerebro del paciente para que no sufra dolor).

Una de las labores en las que está trabajando intensamente la SED es en la consecución de que la formación en dolor sea obligatoria porque en el 90% de las facultades de Medicina no existe como materia y en el 10% restante aparece de forma optativa.