El cardiólogo Valentín Fuster considera que la población suele carecer de sentido de la vulnerabilidad ante la amenaza de la enfermedad cardiovascular, primera causa de muerte en el mundo y cuyo impacto es “silencioso”

Fuster: No nos sentimos vulnerables ante la enfermedad cardiovascular
Valentín Fuster, hoy en la clausura de las XVII Jornadas de Nutrición Práctica-III Congreso Internacional de Nutrición celebrado en Madrid. EFE/ase
  • 19 de abril, 2013
  • EFE/MADRID/ANA SOTERAS

Fuster, director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIO), ha clausurado hoy las XVII Jornadas de Nutrición Práctica-VIII Congreso Internacional de Nutrición celebrado en la Facultad de Medicina de Madrid.

“Es un problema crítico porque, si no hacemos nada, la enfermedad cardiovascular aumentará un 30% en el año 2030” y la obesidad es uno de esos factores determinantes ante la posibilidad de que aumente la mortalidad cardiovascular en un futuro.

Acompañan a la obesidad como principales factores de riesgo el colesterol y la presión arterial altos, la diabetes, el tabaquismo y la falta de actividad física.

“Si una persona tiene dos o más de estos factores, la posibilidad de infarto de miocardio o cerebral es del 25% a partir de los 50 años”, indica el también presidente del Observatorio de la Nutrición y del Estudio de la Obesidad y director del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinaí de Nueva York.

Y en España, subraya, el 65% de la población de más de 50 años, tiene dos factores de riego. “Pero tendemos a decir que no es importante, cuando en realidad el impacto es silencioso”.

El cardiólogo considera que, aunque se está hablando mucho de prevención a nivel institucional y político, “la epidemia sigue adelante, algo está fallando”.

Su apuesta clara es por la educación infantil en el ámbito escolar y familiar ya que los adultos son más difíciles de cambiar en sus rutinas y hábitos.

Respecto a los mayores, Fuster señala que solo el 20 por ciento de las personas de más de 75 años que ha sufrido un infarto de miocardio o cerebral sigue tomando la medicación indicada, el resto la dejan de tomar muy pronto.

Un dato que significó para el cardiólogo uno de los puntos de partida para idear una polipíldora que reúna los diferentes fármacos necesarios en una sola cápsula y que, no solo sea más fácil de administrar, sino que abarate el tratamiento.

“En España, se aprobará a lo largo del próximo año, al igual que en Estados Unidos”, anuncia el experto internacional.