La Audiencia Nacional investiga a la compañía farmacéutica Johnson&Johnson por comercializar prótesis de cadera supuestamente defectuosas que habrían causado 50 incidentes en España, según el Ministerio de Sanidad

Johnson & Johnson, investigada por sus prótesis defectuosas de cadera
Exterior de la Audiencia Nacional de Madrid. EFE/Javier Lizón
  • 7 de junio, 2019
  • MADRID/EFE/REDACCIÓN SALUD

El Ministerio de Sanidad ha confirmado que estos 50 incidentes, que posteriormente dieron lugar a casos de denuncia, figuran en el registro de Vigilancia de Productos Sanitarios de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) vinculados a los implantes, que dejaron de utilizarse hace nueve años por riesgo para la salud de los enfermos.

De las 90.000 prótesis que se implantaron en todo el mundo, 1.471 se pusieron a pacientes de 70 hospitales en buena parte de las regiones españolas. La AEMPS comunicó el 10 de septiembre de 2010 el cese de la implantación de esta prótesis y su retirada del mercado. 

El caso se originó a partir de la querella que un grupo de 64 afectados interpuso en julio de 2017 en la Audiencia Nacional y que ahora ha visto la luz después de que el Juzgado Central de Instrucción número 6 levantara el secreto de la investigación, y llamara a declarar a tres ex presidentes y a un representante legal de la compañía en España.

El abogado de los demandantes españoles, Emilio Ortiz, ha precisado que hasta 2017 existía un protocolo por el cual la compañía se hacía cargo de los gastos de la retirada de las prótesis, pero a partir de ese momento “se cerró en banda y ha dejado a gente con el implante que está perdiendo la pierna”.

Los pacientes españoles llevan más de ocho años litigando en la jurisdicción civil con sentencias a favor y en contra, a pesar de que los demandantes presentaron pruebas periciales de la Universidad Politécnica de Cataluña en las que se demostraban los fallos de las prótesis, ha señalado el letrado.

Prótesis defectuosas, ¿qué peligro suponen? 

El problema observado, según la AEMPS, era “el aumento del número de aflojamientos detectados a los cinco de años de implantadas estas prótesis” y el posible desprendimiento de “restos metálicos de la aleación cromo-cobalto a los tejidos circundantes a la prótesis que pueden causar dolor o inflamación”.

La agencia de medicamentos incluía en su alerta una carta de la empresa fabricante en la que ésta manifestaba su intención de correr con los gastos derivados del seguimiento y tratamiento de los pacientes, incluida la cirugía de revisión, si fuera necesario.

Dos años después, la AEMPS recomendaba a centros y profesionales sanitarios identificar y realizar un seguimiento de todos los pacientes con estos implantes.

Afectada por implantes: “Me dijeron que era el Rolls-Royce de las prótesis”

Alexia, una de las afectadas por las prótesis de cadera defectuosas comercializadas por la compañía farmacéutica Johnson&Johnson, explica que le convencieron de elegir este implante asegurándole que era “el Rolls-Royce de las prótesis” y cuatro años después le habían “destrozado la vida”.

En declaraciones a Efe, Alexia, una barcelonesa de 40 años, relata las múltiples secuelas que le ha dejado esta prótesis, denominada ASR, que le implantaron con apenas 30 años, precisamente para intensar atajar las dolencias causadas por una artritis reumatoide severa.

Esta enfermedad acabó con el cartílago de su cadera, por lo que fue necesario implantarle una prótesis en cada cadera. En la izquierda usaron una prótesis de cerámica y metal, también de Johnson&Johnson, pero en la derecha no.

“Me vendieron la moto, me dijeron que me ponían una prótesis con superficie de fricción metal-metal, que era perfecta para gente joven. Me dijeron que era el Rolls-Royce de las prótesis”, ha explicado.

Alexia fue operada en noviembre de 2009 en el Hospital Verge de la Cinta de Tortosa, sólo unos meses antes de que se conociera en España el caso de estas prótesis defectuosas.

“Fuimos al hospital para ver si se trataba de mi prótesis y me lo confirmaron, pero me dijeron que esperara a ver si me daba problemas. Nos trataron como a conejillos de Indias”, lamenta.

Además de las múltiples molestias a la hora de andar (apenas puede caminar 10 o 15 minutos seguidos y debe usar muletas) sufre dolores y pinchazos y “las caderas crujen a cada paso que doy”, señala.

Anualmente se sometía a analíticas que iban bien hasta que detectaron niveles altos de cromo y cobalto, por lo que los ginecólogos le recomendaron que no tuviera hijos, ya que estos metales pesados pueden traspasar la placenta y llegar hasta el feto.

“En aquel momento tenía 30 años, era una mujer en edad fértil con planes de futuro, un trabajo que, debido a las secuelas originadas por la prótesis, he perdido… Me han jodido la vida”, espeta.

En enero de 2014 le retiraron la prótesis pero, para hacerlo, los médicos le golpearon tan fuerte la cadera que la rompieron y le tuvieron que poner un injerto y tres tornillos.

Además, la cojera y el desnivel a la hora de andar le han provocado una hernia discal.

“Me paso el día en el sofá y estoy de baja por depresión. Me da igual el tiempo que estemos luchando por esto, pero no vamos a claudicar. Tienen que pagar por lo que nos han hecho”, advierte.