La sepsis, conocida infección de la sangre, continúa siendo la causa más frecuente de muerte por infección en el mundo y se cobra más vidas que el cáncer intestinal y de mama juntos.

La sepsis, una infección de la sangre que puede ser mortal
Análisis biológico en el laboratorio de un hospital. EFE/ Iván Mejía
  • 12 de septiembre, 2012
  • Madrid/ EFE/ Ana Soteras

Cuando se celebra, el 13 de septiembre, el Día Mundial de la Sepsis, esta infección de la sangre que puede ser mortal continúa siendo una desconocida para una gran parte de la población que la considera, erróneamente, como el “envenenamiento de la sangre”.

Esta enfermedad aparece cuando la respuesta del organismo a la infección daña a sus propios órganos y tejidos y puede desembocar en shock, el fracaso de múltiples órganos y la muerte, particularmente si no es diagnosticada y tratada rápidamente.

Es una de las causas más frecuente de muerte por infección, a pesar de los avances en vacunas y antibióticos, y tiene una mortalidad hospitalaria entre el 30 y el 60%. En España, según datos de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, se producen 262 casos por cada 100.000 habitantes, de los cuales, 31 son graves (shock séptico).

Sepsis, infección de la sangre

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EFE/Ballesteros

Tratar un paciente con sepsis (infección de la sangre) cuesta en España 17.000 euros, la mitad que en Alemania y, además, nuestro país tiene uno de los índices de mortalidad por este tipo de infección más bajos del mundo (11%).

El envejecimiento de la población, el aumento de las intervenciones quirúrgicas de alto riesgo en todos los grupos de edad y el desarrollo de infecciones por gérmenes cada vez más resistentes y virulentos son las causas principales. En países en vías de desarrollo son la malnutrición, la pobreza y la falta de acceso a vacunas y a tratamiento adecuado.

La Sociedad Española de Medicina Intensiva propone como metas para luchar contra esta enfermedad situarla en la agenda política, asegurar la disponibilidad de suficientes instalaciones para el tratamiento y rehabilitación y apoyar la puesta en práctica de guías internacionales de sepsis para mejorar detección precoz y tratamientos, entre otras iniciativas.

Los síntomas comunes de la sepsis son fiebre, escalofríos, respiración rápida y ritmo cardíaco acelerado, sarpullido, confusión y desorientación. Los médicos diagnostican la sepsis mediante un análisis de sangre para ver si el número de células blancas en la sangre es anormal. También hacen pruebas de laboratorio que comprueban si hay signos de infección.