El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), comenta tres eventos cardiovasculares en el Noticiero del Corazón: “La menopausia destruye el escudo cardiovascular de la mujer; nueva estrategia para reducir los daños miocárdicos del infarto; y el ictus, protagonista en toda Latinoamérica”

Noticiero del Corazón: “Escudo menopáusico; reperfusión postinfarto; e ictus en Latinoamérica”

Noticiero del Corazón: “Escudo menopáusico; reperfusión postinfarto; e ictus en Latinoamérica”

La menopausia temprana incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares

Experimentar la menopausia antes de los 50 años incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, y en Latinoamérica, el promedio en que una mujer llega a esta etapa de la vida es de 48 años, alerta la doctora Imelda Hernández Marín, ginecóloga, endocrinóloga y experta en menopausia: “El déficit estrogénico que experimentan las mujeres en esta etapa de la vida aumenta la probabilidad de padecer múltiples enfermedades, especialmente cardiovasculares”.

Según la especialista, jefa del Servicio de Biología de la Reproducción del Hospital Juárez de México, los estrógenos tienen efectos ateroprotectores; es decir, evitan que las arterias se llenen de grasa, colesterol, calcio y otras sustancias, por lo que su ausencia aumenta el riesgo de que las arterias se bloqueen.

A la vez, muchas mujeres incurren en factores de riesgo como la mala alimentación, el tabaquismo, el alcoholismo y el sedentarismo, lo que incide en un incremento en las concentraciones de colesterol total, triglicéridos, colesterol LDL (malo) y una baja en el colesterol (HDL) bueno.

Esta combinación lleva, además, a que se compliquen padecimientos crónicos preexistentes como la hipertensión arterial o la diabetes, entre otras patologías.

La doctora Hernández señala que, muchas veces, estos problemas se detonan debido a que las mujeres no son diagnosticadas de manera oportuna: “Las razones por las que no se diagnostica tempranamente esta condición es debido a creencias como que la mujer debe tolerar los síntomas”.

Aunado a ello, debido a que no es considerada una enfermedad, las instituciones de salud públicas pasan por alto esta etapa y no atienden como deberían a las mujeres que viven con menopausia. “No existe educación médica para diagnosticar a las pacientes”, lamenta Hernández.

Mujer realizándose pruebas prevención osteoporosis en etapa de menopausiaDe acuerdo con estimaciones de la Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia y Ginecología (Femecog), en México existen 16 millones de mujeres en etapa menopáusica.

La menopausia ocurre cuando la mujer deja de menstruar durante, al menos, 12 meses seguidos; y la etapa que le sigue es denominada climaterio, que dura varios años y es donde se presenta la disminución progresiva de estrógenos. Entre los principales síntomas que presentan las mujeres en esta etapa están la fatiga, dolores, trastornos del sueño, dolor de cabeza, cambios en la piel, en el peso y a nivel urogenital y musculoesquelético.

Además, existen manifestaciones psicológicas que pueden indicar que una mujer está llegando a esta etapa como falta de concentración, mala memoria, irritabilidad, ansiedad, depresión y disminución del deseo sexual.

De hecho, entre 6 y 7 mujeres de cada 10 presentan síntomas, por lo que es importante identificar a las mujeres con una menopausia temprana, ya que esto ofrece una oportunidad para que sus médicos trabajen con ellas para monitorizar y gestionar activamente los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular.

El tratamiento es a base de estrógenos, los cuales en algunas ocasiones pueden combinarse con progestinas (hormonas sintéticas), aunque la principal barrera para que las mujeres acepten tomarlos y se adhieran al tratamiento es el temor a ganar peso y a padecer cáncer de mama; “dos mitos, puesto que, si se hace una buena revisión de la glándula mamaria, el incremento en el riesgo de padecer cáncer de mama es mínimo, y, si se lleva una dieta alimenticia saludable, no se tiene que engordar más de uno o dos kilos”.

Nueva estrategia para reducir los daños tras un infarto de miocardio

Un estudio, en el que han participado especialistas del Instituto de Investigación de Vall d’Hebron, CIBER de Enfermedades Cardiovasculares, Universidad Autónoma de Madrid y IIS del Hospital de La Princesa, plantea una nueva estrategia para reducir las lesiones causadas en el músculo cardíaco al restaurar el flujo sanguíneo tras un infarto (reperfusión): potenciar cuanto antes la acción de las proteínas GRK2 y AKT.

La investigación ha detectado cambios en estas dos proteínas reguladoras cardíacas (GRK2 y AKT) que reducen su capacidad cardioprotectora durante las etapas tempranas de restablecimiento del flujo sanguíneo tras un infarto.

arteria coronaria ocluida, motivo de infarto agudo de miocardio
Arteria coronaria colapsada, detonante del infarto agudo de miocardio. EFE/GRB

El infarto agudo de miocardio, debido a la reducción significativa de sangre al corazón (isquemia), causa muchas discapacidades y fallecimientos. La supervivencia se consigue al restaurar la circulación mediante la dilatación de la arteria obstruida con una angioplastia primaria o con fármacos fibrinolíticos.

Sin embargo, estos procedimientos pueden desencadenar daños miocárdicos (lesión por reperfusión) que conllevan prevalencia de arritmias e insuficiencia cardíaca en los pacientes que han sobrevivido a un infarto.

La primera autora del estudio, Petronila Penela, ha explicado que “hoy en día no existen terapias eficaces para paliar la lesión por reperfusión”, aunque ha apuntado que se han postulado estrategias para activar las señales que envía la vía AKT, que desempeña un papel importante en la protección cardíaca, para aliviar, parcialmente, la lesión por isquemia-reperfusión.

La investigación se ha centrado en esta vía y ha descubierto que los niveles de proteínas GRK2 y AKT, muy relevantes en el ámbito cardiovascular, sufren una disminución en las primeras etapas del restablecimiento de flujo sanguíneo.

“Estos cambios deterioran la capacidad protectora global de la vía AKT para contrarrestar la lesión cardíaca, lo que conduce a un mayor daño por reperfusión”, ha afirmado Penela; quien ha añadido que los resultados ayudarán a comprender el porqué del debilitamiento de las vías cardioprotectoras.

Otro autor del estudio, Javier Inserte, ha comentado que “estas proteínas, que son potencialmente beneficiosas, se encuentran inhibidas y hay que hallar la manera de activar las vías de GRK2 y AKT“.

Javier Inserte ha agregado que “muchos fármacos destinados a dilatar la arteria afectada por el infarto, que buscan activar estas vías, despiertan una serie de proteasas (proteínas que degradan a otras) que reducen el efecto de estos fármacos” y ha asegurado que se debe “actuar sobre estas proteasas para desinhibir las proteínas GRK2 y AKT”.

Otros investigadores han apuntado que para reducir este tipo de lesiones se deben potenciar los mecanismos internos de cardioprotección, y han señalado que “la prevención de la degradación transitoria de estas proteínas durante la reperfusión temprana podría fortalecer las estrategias terapéuticas de protección cardíaca en el infarto agudo de miocardio”.

Hombre obeso comiendo una arepa rellenaLatinoamérica cierra filas ante el devastador impacto de los infartos cerebrales

La alta incidencia de infartos cerebrales (ictus) en Latinoamérica, primera causa de discapacidad y segunda de decesos en el mundo, ha llevado a la región a cerrar filas para reducir el devastador impacto por muertes prematuras, años de vida perdidos y costos del cuidado de los sobrevivientes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un accidente cerebral vascular (ACV) cada año a nivel mundial y, de este grupo, cinco millones mueren a la vez que otros tantos quedan discapacitadas de por vida.

“La mayoría de pacientes con ACV pueden mejorar e incluso lograr la recuperación total, si reciben atención y rehabilitación precoz”, destaca la doctora Argye Elizabeth Hillis, directora de la División Cerebrovascular de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore (EE.UU.).

Cifras de ictus que causan una gran alarma

El ACV es la segunda causa de muerte en la mayoría de países de Latinoamérica, con una tasa regional de 41 fallecimientos por 100.000 habitantes, frente a una de 21,9 en Estados Unidos y Canadá, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Pese a que la tasa de mortalidad ha disminuido desde 1990, el número de casos en la región aumenta (aunque no hay datos consolidados disponibles), así como el de personas que sobreviven.

El ACV o ictus se produce cuando se corta el suministro de sangre a una parte del cerebro. Este puede ser isquémico, causado por un coágulo que obstruye un vaso sanguíneo, o hemorrágico, cuando se rompe un vaso y sangra dentro del cerebro.

“En Latinoamérica, las muertes son alrededor de 85.000 al año, entre los ACV isquémicos (37.869) y los hemorrágicos (47.484), los más graves”, afirma a Efe Ricardo Iglesias, expresidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, quien muestra optimismo ante los tratamientos disponibles y las posibilidades de recuperarse de “las cicatrices cerebrales” de un derrame.

Discapacidad por ictus, preocupante

De acuerdo con Hillis, esas secuelas dependen del tamaño y la ubicación del ACV: “En un derrame en el lado izquierdo del cerebro, son comunes las dificultades de lenguaje. Si es en el lado derecho, se pueden presentar problemas en el lado izquierdo del cuerpo o para expresar o comprender las emociones. Además, cuando las personas han tenido varios ictus pequeños, pueden desarrollar problemas de memoria o coordinación”, señala la neuróloga.

Andrés Fonnegra, de la Red Colombiana Contra el Ataque Cerebrovascular (Recavar), insiste en estar alerta ante las primeras señales, como adormecimiento en la cara o en un brazo o confusión o dificultad para hablar o entender lo que otros dicen.

“La mayor probabilidad de recuperación ocurre cuando el tratamiento se inicia en menos de 4,5 horas desde que se presentan los síntomas”, advierte.

El tratamiento más común es la trombólisis, que consiste en dirigir medicamentos a la obstrucción a través de un catéter; otra alternativa es extraer el coágulo a través de un dispositivo.

Unión latinoamericana contra el ictus

Ante el impacto del ACV en la salud pública, más de medio centenar de científicos presentaron este año un documento de prioridades para concretar lo acordado en la declaración latinoamericana sobre ictus firmada en Brasil en 2018.

En el documento, expertos como Sheila Martins, fundadora de la Red Brasileña del Ictus, enfatizan en educar sobre los síntomas, crear mecanismos para una atención oportuna y prevenir la hipertensión, que puede aumentar entre dos a cuatro veces las posibilidades de sufrir un ACV antes de los 80 años.

En especial instan a la creación de centros específicos de ACV para darle prioridad a estos casos. Jorge Iván Holguín, especialista colombiano en neurocirugía endovascular, consideró primordial impulsar esos centros mediante redes de ACV, que como en el caso de Brasil sirvan para mejorar la educación, la atención y la investigación sobre la enfermedad.

Dr. Carlos Macaya Miguel-efe

El doctor Macaya resume el “Noticiero del Corazón” con tres ideas claras:

  • Las mujeres deben cuidar su salud durante toda la vida, como los hombres, pero especialmente durante la menopausia y el climaterio, cuando el escudo cardioprotector, su periodo de fertilidad, decae progresivamente y necesitan, si no lo practican ya, abandonar el sedentarismo o el hábito tabáquico, además de desarrollar hábitos alimenticios con una dieta sana y equilibrada, al estilo mediterráneo.
  • Mejorar los beneficios miocárdicos al abrir una arteria ocluida -reperfundir- tras un infarto de corazón, normalmente con una angioplastia primaria, es uno de los objetivos de la investigación: cabe potenciar de forma precoz las proteínas reguladoras GRK2 y AKT con el fin de minimizar sus cambios y la consecuente reducción cardioprotectora.
  • El accidente cerebrovascular (ACV) o ictus tiene que evitarse, más aún en regiones como Latinoamérica, con medidas de prevención, diagnóstico y tratamiento precoz y más y mejor rehabilitación del paciente, cuanto antes y de manera sistemática, con el fin de reducir significativamente las secuelas, ya sean severas, moderadas o leves.