La alopecia común se ceba en el 30% de los varones que han cumplido los treinta años de edad, y a partir de ahí aumenta en un 10% en cada década de su vida. A los cincuenta años, por tanto, padecerán calvicie un 50% de ellos. Las mujeres van a otro ritmo: la sufren entre un 5% y un 10% a esas mismas edades. “Ellas están muy preocupadas especialmente a nivel estético y psicológico”, destaca el Dr. Eduardo López Bran

10 claves para volver a tener pelo en la cabeza
El doctor Eduardo López Bran, y su equipo de enfermeras, durante la siembra de bulbos pilosos en la epidermis de la cabeza del paciente. EFE/GRB
  • 1 de febrero, 2019
  • Gregorio Del Rosario

“Más del 95% de los pacientes, tanto hombres como mujeres, vuelven a tener pelo de aspecto natural en las zonas calvas de su cabeza después de pasar por una operación de trasplante capilar, cirugía que debe contar con la ayuda inestimable de la robótica más avanzada, la del humanoide Artas“, dice el director médico de Imema.

Ante el crecimiento de consultas dermatológicas sobre este tipo de intervenciones quirúrgicas, “lo primero que hay que explicar es que no es posible llevarlas a cabo en todos los casos” -recuerda- (como le sucede al propio doctor López Bran); pero si la posibilidad de trasplante capilar es factible, diagnóstico que será positivo en la mayoría de las personas, el éxito dependerá siempre de diez ítems “Marca Imema”:

  • Un equipo médico profesional, experimentado, y la tecnología robótica más avanzada.
  • Una evaluación exhaustiva del estado de salud del paciente.
  • Un estudio pormenorizado del cuero cabelludo de cada paciente, analizando el ratio capilar entre su zona dadora (en la nuca) y su zona receptora o calva.
  • Una extracción eficaz de las unidades foliculares, de hasta cuatro pelos, evitando destruirlas, y ejecutando la operación de forma precisa y homogénea.
  • El mejor diseño posible del área calva a repoblar, según las posibilidades del paciente, su edad y sus rasgos faciales.
  • La conservación perfecta de las unidades foliculares durante el tiempo que transcurre entre la extracción y la implantación, empleando para ello los mismos medios de cultivo que se emplean cuando se realizan trasplantes de órganos sólidos, como un corazón o un pulmón.
  • Una adecuada activación de dichas unidades, proporcionándoles energía para que sobrevivan el tiempo que transcurre entre su extracción y la creación del entramado vascular con el lecho receptor una vez implantadas.
  • Siembra o implantación rigurosa de las unidades foliculares extraídas, conservadas y activadas; que sea rápida, pero, al mismo tiempo, cuidadosa con el fin de evitar microtraumas y facilitar su desarrollo.
  • Será necesario un tratamiento postoperatorio supervisado de forma periódica y presencial en la consulta médico-paciente, que permitirá lograr la mejor cosecha posible después de una siembra bien elaborada.
  • La prevención de infecciones, quemaduras y traumatismos en el área trasplantada contribuirá, sin duda, al éxito del trasplante capilar.

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