El dolor también tiene brecha de género. Estudios epidemiológicos han evidenciado que mujeres y hombres procesan de forma diferente el dolor y responden de forma distinta a los tratamientos. Los diagnósticos se retrasan más en las mujeres. El curso “Dolor y perspectiva de género: ¿una realidad?” ha analizado este tema en El Escorial, con especialistas en dolor, psicólogos, sociólogos y pacientes
Contra la brecha de género en el tratamiento del dolor crónico
Especialistas en salud y pacientes han reclamado en El Escorial una perspectiva de género en el abordaje y tratamiento del dolor, mediante planes específicos que se apliquen en las unidades del dolor de los hospitales y la atención primaria.
Esta es una de las conclusiones del curso “Dolor y perspectiva de género, ¿una realidad?”, que lunes y martes ha tenido lugar en la Universidad de verano de El Escorial, organizado por la Sociedad Española del Dolor (SED), en colaboración con la Fundación Grünenthal y Boston Scientific.
El dolor crónico afecta alrededor del 18 por ciento de la población española, siendo una de las enfermedades que más afecta a la calidad de vida, condicionando no solo el sufrimiento, sino comorbilidades psicológicas, laborales y sociales, y con un alto impacto en el uso de recursos sanitarios.

Los estudios epidemiológicos han evidenciado, según se ha puesto de manifiesto en el curso, que hombres y mujeres procesan de forma diferente el dolor y responden también de forma diferente a los tratamientos. La prevalencia del dolor en las mujeres es casi el doble que en los varones.
La doctora Luz Cánovas, jefa de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de Ourense y secretaria del curso, ha subrayado: “Es fundamental una perspectiva de género en el tratamiento del dolor crónico”, y ha argumentado que en la mujer el dolor “afecta a varias regiones del cerebro, presenta más episodios y dura más tiempo”.

Luz Cánovas ha expuesto la conclusión principal del curso: “Un llamamiento a todos los niveles, pacientes, instituciones y profesionales de la salud para, dentro del tratamiento del dolor, incorporar la perspectiva de género mediante la elaboración de planes a aplicar en las unidades del dolor y la atención primaria”.
La doctora María Teresa Ruiz Cantero, del Instituto Universitario de Estudios de Género de la Universidad de Alicante, ha remarcado la diferencia entre mujeres y hombres en la expresión, percepción y valoración de la gravedad del dolor, y ha señalado que en el caso de las mujeres los diagnósticos se retrasan más.
Esta doctora ha añadido que existe brecha de género en relación con el dolor, y ha puesto como ejemplo que la prescripción de analgésicos, superior en las mujeres, acaba ocultando y retardando el diagnóstico de determinadas enfermedades.

Elisa Gallarch, psicóloga del hospital La Fe de Valencia, ha establecido diferencias en las necesidades y estrategias terapéuticas frente al dolor desde el punto de vista psicológico.
“Los hombres se benefician más de estrategias terapéuticas centradas en la conducta, el ejercicio físico o la toma de fármacos; y las mujeres de estrategias adaptativas, apoyo social y el manejo de las emociones”, ha explicado.

Aunque en las unidades del dolor, dos tercios de la asistencia es a mujeres y un tercio a hombres, ese traslado a las consultas de terapia psicológica, refleja un alto desequilibrio, con un 80 por ciento de atención a mujeres y un 20 por ciento a hombres, un dato que ha expuesto esta psicóloga.
En el curso, Isabel Colomina, presidenta de la Asociación Española de Migraña y Cefalea, una enfermedad que afecta a mujeres en su 83 %, ha acentuado: “Se necesita decir a las mujeres que el dolor crónico no es normal, que es el síntoma de algo, que hay que ir al médico para que diagnostique”.
Colomina ha defendido igualmente el tratamiento del dolor desde una perspectiva de género, así como un abordaje multidisciplinar, y ha agregado: “Necesitamos comprensión por parte del entorno, del sistema sanitario y de los profesionales de la salud”.

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