El doctor José Benítez Molina, director médico de Boston Medical Group, trae a la mesa de análisis de su consulta el caso de un varón de 58 años de edad que padece disfunción eréctil desde hace 24 meses sin causa evidente; un buen ejemplo que nos sirve a todos para saber más sobre los efectos …
El colesterol malo desmorona tu erección
El doctor José Benítez Molina, director médico de Boston Medical Group, trae a la mesa de análisis de su consulta el caso de un varón de 58 años de edad que padece disfunción eréctil desde hace 24 meses sin causa evidente; un buen ejemplo que nos sirve a todos para saber más sobre los efectos perversos del colesterol malo, uno de los detonantes de la falta de erección del pene.
“El análisis de sangre de este hombre, aparentemente sano, mostraba niveles de colesterol LDL, el malo, por encima de los 310 mg/dl. Un diagnóstico más preciso con Doppler arterial reveló, además, un déficit circulatorio del fluido sanguíneo en las arterias cavernosas de su glande”, expone el doctor Benítez, experto en salud sexual masculina.
El colesterol es una sustancia que se encuentra en todos los tejidos animales, en todas las células del cuerpo humano, pero de forma especial en la sangre, la bilis y la propia grasa que se acumula en nuestro organismo. Es útil para porque desempeña un importante papel en la absorción de los lípidos procedentes de los alimentos.
Existen dos tipos de colesterol.
Colesterol malo, que se une a proteínas baja densidad (LDL): coge las grasas del hígado y del intestino, procesadas de los alimentos que comemos, y las deposita en las células a través del sistema cardiovascular, por lo que se adhiere de forma muy fácil a las paredes arteriales, formando placas de ateroma y obstruyendo su luz.
Colesterol bueno, que se une a proteínas de alta densidad (HDL):coge los lípidos sobrantes de los tejidos, formados por células, y los traslada de nuevo al hígado para eliminarlos lo antes posible. Además, no tiene capacidad para pegarse a las arterias.
El colesterol malo tapona las relaciones de pareja
No existe un nivel de colesterol óptimo que se pueda emplear como medida estándar para aconsejar a todo el mundo, por lo que depende del perfil de riesgo de cada persona. Los fumadores, los diabéticos o los hipertensos tienen, por ejemplo, mayores posibilidades de afectación en sus vasos sanguíneos.
Como regla general, y siempre a expensas de la valoración final del médico, el colesterol total en sangre, LDL más HDL, no debe superar la cifra de 200 mg/dl, y el colesterol malo debe ser inferior a los 100 mg/dl en cualquier caso; incluso es deseable que sea menor a 70 mg/dl.
“El organismo se encarga de mantener el equilibrio del colesterol total entre el hígado y la sangre, pero cuando los niveles del LDL aumentan considerablemente se produce hipercolesterolemia, a veces secundaria a otras enfermedades. Puede deberse a dos factores: por ingesta abundante de grasas de origen animal o por herencia genética”, explica.

Las personas con riesgo de padecer colesterol alto por su constitución genética o que tengan familiares con cardiopatía isquémica u otras enfermedades cardiovasculares, tienen que controlar sus niveles lipídicos desde edades tempranas.
“Una de las consecuencias de los altos índices de colesterol es la obstrucción de las arterias y la limitación del flujo sanguíneo circulatorio en todo el organismo, con efectos adversos sobre la función cardiovascular y, por tanto, en las arterias del pene“, dice el doctor José Benítez.
“Se bloquea el llenado de sus cuerpos cavernosos impidiendo la erección. El colesterol alto, además, puede causar daños en los nervios impidiendo que el pene reciba los impulsos necesarios para la erección”, describe.
“También influye en la producción de testosterona -hormona masculina-, hecho que puede afectar el deseo sexual, reduciendo o anulando la excitación. De hecho, hasta un 72% de los hombres llegan a nuestras consultas con la libido por los suelos”, completa.
A menos colesterol malo, más sonrisas varoniles… y de sus parejas
Nuestro paciente de 58 años recibió un tratamiento médico de choque, primero con fármacos potentes que erradicaron la disfunción eréctil o al menos la disminuyeron sensiblemente: unos, para que el hígado sintetice menor cantidad de colesterol; y otros, destinadas a que el organismo disminuya la absorción de colesterol.
A la vez, pautas dietéticas imprescindibles para eliminar los valores enfermizos del colesterol malo en sangre.
“Una dieta basada en la alimentación equilibrada y sin grasas saturadas, con proteínas de pescado, aceite de oliva y carnes magras sin piel (pollo, pavo, perdiz, liebre y conejo); además de verduras, legumbres, hortalizas, cereales, leche desnatada y fruta”, relaciona.
“Hay que evitar -contrapone- el consumo de productos grasos de origen animal, especialmente huevos, mantequillas, carnes rojas, embutidos, panceta o salchichas. También, controlar la ingesta de azúcares de todo tipo y bebidas alcohólicas”.
De forma complementaria, pero no por ello menos importante, hay que sostener en el tiempo nuevos hábitos de vida saludable, como dejar de fumar, para quien tenga esa costumbre cancerígena, y abandonar el sedentarismo con la práctica de ejercicio, como un paseo diario a zancadas amplias durante al menos media hora.
Al cabo de varios meses se recupera la vida sexual.
“Después de dos meses, nuestro paciente tipo tenía el colesterol en valores óptimos, bajo control; y disfrutaba ya de dos o tres encuentros sexuales completos a la semana con su pareja, sin medicamentos. Se instauró de nuevo su función sexual. La DE era un indicador de que algo no funcionaba bien en su organismo”, expone.
Ahí está la clave de la prevención: hábitos de vida saludable y, ante cualquier síntoma o alerta de anormalidad orgánica, acudir al médico lo antes posible.
“Cuando se soluciona el problema patológico del colesterol malo no hay que abandonar ni la dieta ni la medicación, ya que los efectos beneficiosos se ven a largo plazo… el corto plazo solo da alegrías pasajeras”, concluye el doctor José Benítez.
La vida sexual del hombre es una carrera de fondo, que hay que trazar a un buen ritmo, sin altibajos o desmayos, y con una técnica depurada, con estilo, para estallar de alegría al cruzar la meta: éxtasis de sentir y hacer sentir el placer del sexo libre, sano y seguro.
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