Leche, huevos, pescados, mariscos, frutos secos como las nueces, cacahuetes o manises, trigo, soja y múltiples alimentos procesados que contienen alguna proteína derivada, incluso aditivos alimentarios, básicamente el colorante amarillo y los sulfitos, que se utilizan en la industria para alterar sus características físicas, sensoriales (sabor, olor, color) o conservarlos durante más tiempo, son …
¿Cómo se evitan las alergias alimentarias?
Leche, huevos, pescados, mariscos, frutos secos como las nueces, cacahuetes o manises, trigo, soja y múltiples alimentos procesados que contienen alguna proteína derivada, incluso aditivos alimentarios, básicamente el colorante amarillo y los sulfitos, que se utilizan en la industria para alterar sus características físicas, sensoriales (sabor, olor, color) o conservarlos durante más tiempo, son los principales responsables de las intolerancias y alergias alimentarias.
El doctor Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario San Carlos y director de la Clínica IMEMA de Madrid, reitera que la única forma de evitar las alergias alimentarias, una vez que los especialistas han diagnosticado el origen de los picores, los habones o de una crisis anafiláctica, se fundamente en no ingerir dichos alimentos y comprender, sin duda alguna, la información del etiquetado de los productos.
“Cuando comemos y bebemos, lo normal es que nos siente bien, es decir, que el sistema digestivo procese adecuadamente los alimentos y se aprovechen sus hidrantes y nutrientes; pero en ocasiones nos sientan mal, y esto puede ser debido a una intolerancia o alergia, contrariedad biológica con la que sufriremos, al menos, una digestión pesada: nuestro organismo reacciona de una manera incómoda”.



Alergia alimentaria: de urticaria a conmoción anafiláctica
Si después de comer o beber aparecen ronchas de color rosado podríamos estar ante una reacción alérgica de nuestro organismo. En estos casos, el cuerpo libera sustancias químicas que provocan a su vez inflamación en la piel. Se llegan a formar incluso habones. Estamos ante una urticaria, la reacción más frecuente. El picor es otro síntoma que suele desaparecer, también, poco tiempo después.
“Pero a veces algunos alimentos pueden provocar alergias alimentarias graves en pocos minutos y hasta pasadas un par de horas más o menos (hipersensibilidad inmediata), motivadas principalmente por algún tipo de reacción inmunológica mediada por la inmunoglobulina E, concentración de distintos anticuerpos IgE”, explica el doctor López Bran.
Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmunitario (linfocitos B), células que se encuentran en la sangre y en el tejido linfático.
La inmunoglobulina IgE, un tipo de anticuerpo muy reducido en sangre, aumenta enormemente ante determinadas sustancias alergénicas que llegan al organismo por cualquier vía (ingesta, inhalación, contacto).
Esta gran cantidad de anticuerpos IgE genera, entonces, que las células (mastocitos y basófilos) produzcan histaminas, lo que provoca, a su vez, síntomas en cualquier órgano del cuerpo, aunque lo normal es que afecte a las partes más expuestas, como el sistema digestivo, la piel o el sistema respiratorio; incluso al aparato cardiovascular.
“Ante una reacción alérgica alimentaria grave, de tipo inmunológico, hay que acudir a un centro hospitalario donde nos puedan atender con urgencia en función de la gravedad de la reacción alérgica o grado de alergia al alérgeno que contiene el alimento responsable”, señala el dermatólogo.
Hay que evitar a toda costa una conmoción por anafilaxia
Este “shock” se describe como una reacción alérgica multisistémica que puede llegar a poner en peligro la vida de la persona conmocionada. Un mismo alérgeno alimentario no produce los mismos síntomas y no lo hace con la mima intensidad. Además, la reacción de cada individuo al alérgeno no se puede comparar con la de otro. Basta una traza del alimento, cantidad muy pequeña, para que se dispare la reacción del sistema inmunológico.
Lo que sí es común en la mayoría de los casos es la rapidez con la que surgen los síntomas, inmediatamente después de la ingesta del alimento provocador.
Se puede iniciar con picor en las palmas de las manos y plantas de los pies, orejas y nariz, con malestar general y estornudos… enrojecimiento de la piel, picor, urticaria, angiodema… opresión en la garganta, dificultad para tragar… sensación de ahogo y opresión torácica… hinchazón de labios, lengua y paladar… dolor abdominal, vómitos y diarrea… palpitaciones, bajada de la tensión arterial… incluso pérdida de conocimiento.
Para analizar y diagnosticar algunos tipos de alergias se efectúa la prueba de la inmunoglobulina E alérgeno-específica en busca de fijar determinados alergénicos: alimentos, pólenes, mohos, caspa de animales, ácaros, látex, medicamentos, etc.

“Paliar el picor y reducir las lesiones dermatológicas leves se resuelve en pocos minutos o unas horas con paciencia y quizá con algún medicamento o crema. Una reacción alérgica grave o una conmoción anafiláctica necesitan la intervención de los Servicios de Emergencia (112 en España), dado que está en peligro la salud y, en ocasiones, la vida”, concluye el doctor Eduardo López Bran. Fotografía de D. Talles
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