Hay un día en la vida que nunca esperas aunque sepas que está marcado en rojo en tu calendario; eso sí, siempre que los lunes no signifiquen un suplicio para ti. Aún así, cuando despunta el sol de esa mañana, descubres que todos tus amigos y compañeros se han puesto el traje de gala y …
El día más largo de un general médico
Hay un día en la vida que nunca esperas aunque sepas que está marcado en rojo en tu calendario; eso sí, siempre que los lunes no signifiquen un suplicio para ti. Aún así, cuando despunta el sol de esa mañana, descubres que todos tus amigos y compañeros se han puesto el traje de gala y su mejor sonrisa para celebrar tu jubilación.
Todo son abrazos, besos, enhorabuenas y buenos deseos, pero la procesión va por dentro. El general médico Manuel José Guiote Linares, un soldado de los pies a la cabeza, ha pasado a la reserva y en su amada Brigada de Sanidad del Ejército de Tierra lo han despedido con un acto militar respetuoso y emocionado.
El adiós con el corazón a un soldado
El general Guiote besó una vez más la bandera de España, la rojigualda, esa que ha llevado en su uniforme durante cuarenta años; esa con la que ha conseguido veintidós medallas, alguna por sus méritos en Bosnia, Albania, Kosovo, Irak o Pakistán; esa por la que ha demostrado su valor siendo el primero en defender nuestro modo de vida; o esa misma que se le sale del pecho cuando canta las penas por la muerte de un soldado.
Luego le rindieron honores por última vez. Los gastadores abrieron el desfile, marcando el paso, seguidos por los soldados virtuosos de la banda de música militar de la BRISAN. A continuación, oficiales y tropa, participantes en la ceremonia, orgullosos de su jefe.
Los soldados saben muy bien que están diciendo adiós a un médico militar y no a un médico de los militares. Están diciendo adiós, o hasta pronto mi general, a un soldado que ha dado toda su vida por los valores del esfuerzo, la abnegación, el coraje, el honor y la patria; un soldado que es un líder en la retaguardia y en la primera línea de combate.
Para el Inspector de Sanidad de la Defensa y general de División, Santiago Coca, el trabajo “profesional, experimentado y entusiasta” de su compañero Guiote ha significado un antes y un después en el Ejército.
“La Sanidad Militar en España era básicamente asistencial, y con el aumento de las misiones internacionales de mantenimiento de la Paz o de ayuda humanitaria hubo que llevar a cabo una reestructuración completa. Las unidades tenían que estar bien entrenadas en misiones de combate”, apunta.
“El general médico Guiote, que tenía una experiencia tremenda en muchísimas misiones internacionales, a lo que añadía su especial entusiasmo, ha sido el militar que ha conducido este cambio de orientación a base de mucho entrenamiento y gran capacitación de la Brigada de Sanidad”, dice.
Pero la importancia del general Guiote ha ido mucho más allá.
“También ha hecho que la BRISAN sea conocida por la sociedad y por los medios de comunicación. En España tenían que saber que disponemos de soldados sanitarios preparados para llevar a cabo su misión donde haya que hacerlo”, concluye el general Santiago Coca.
El listón ha quedado en todo lo alto y este testigo lo recogerá el coronel médico Manuel Cesáreo López Perales, el hasta ahora jefe de la Agrupación de Hospitales de Campaña.
El general médico Guiote está seguro de que la Brigada de Sanidad continuará por la senda de la vanguardia.
“Nos preparamos a diario con dureza, sacrificio y con el único objetivo de salvar la vida de todos y cada uno de los soldados que caen heridos por España. Nuestros soldados son un valor seguro, de gran preparación y alta disponibilidad”, destaca.
“La Brigada de Sanidad -continúa- siempre responde con garantías en situaciones reales, ocupando los puestos más penosos, sin mirar el riesgo y la fatiga, ya sea en un conflicto bélico o en una catástrofe natural. La BRISAN nunca ha dado ni dará un paso hacia atrás”.
Todos los que le conocen y han compartido con él muchas horas de vigilia en las trincheras, ya sea en Móstar (Bosnia-Herzegovina) o Nayaf (Irak), saben muy bien que esta afirmación no la pronuncia para satisfacer egos o rendir pleitesía a sus superiores.
“Es el general más condecorado porque se lo ha ganado, ¡qué cojones! No te nombran legionario de honor o te reconocen el valor sin combatir… Y, ¡qué coño!, además ha tenido a su lado al mejor equipo”.
Como dice José Luis González Toribio, su alma gemela en mil batallas, un subteniente de la Brigada ya retirado, “cuando Dios le hizo, rompió el molde. Mi general nació soldado, vive como un soldado y morirá como un soldado”.
Desde efesalud, con el agradecimiento especial de Gregorio del Rosario, periodista que firma todas las informaciones de Sanidad Militar, le deseamos lo mejor: “Larga vida, general Guiote”.
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