En uno de cada cinco hogares de España -el 20,5% del total- reside al menos una persona con discapacidad. El seguimiento clínico de estos afectados está provocando “serios problemas” en los servicios de rehabilitación del sistema sanitario por lo que es necesario prevenir comportamientos de alto riesgo para reducir futuras discapacidades por culpa de las enfermedades.

En la víspera del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el de 3 de diciembre, la presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), Carolina De Miguel, hace un llamamiento a la prevención.
La discapacidad en España, y en todo el mundo, “se encuentra en constante crecimiento por el aumento del envejecimiento poblacional que está dando lugar a una mayor prevalencia de enfermedades crónicas asociadas a la discapacidad”.
Por tanto, en discapacidad “la atención a las secuelas de las enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento, la atención rehabilitadora tras una cirugía o por otras necesidades clínicas, junto a las secuelas de la covid-19, ya provocan serios problemas para absorber tal demanda en servicios de rehabilitación del Sistema Nacional de Salud”.
Además, la pandemia ha “evidenciado aún más carencias existentes en rehabilitación. Si antes ya lo era, ahora es muy necesario que aumenten los recursos y el número de especialistas en Medicina Física y Rehabilitación para poder hacer frente a este aumento de demanda en nuestros servicios”.
En uno de cada cinco hogares de España -el 20,5% del total- reside al menos una persona con discapacidad y, además, hay en torno a 270.000 hogares que tienen todos sus miembros con algún tipo de discapacidad, según se desprende de la última Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia.
Actividad física para prevenir
En este contexto, la presidenta de la SERMEF ha puesto el foco en la prevención primaria, aquellas actuaciones que puede llevar a cabo cada persona para impedir el desarrollo de muchas enfermedades que provocan discapacidad como vacunas, comportamientos de alto riesgo y la educación sanitaria.
“Por ejemplo, incluir actividad física en el día a día reduce el riesgo de tener una futura discapacidad. El ejercicio regular se asocia con un aumento de longevidad y reduce el riesgo de varias enfermedades como la enfermedad cardiovascular, el ictus, el deterioro cognitivo, algunos cánceres, la diabetes tipo 2, la osteoporosis, la hipertensión, el aumento del colesterol y/o triglicéridos, la obesidad y la artrosis entre otros”, ha subrayado la especialista.
Por último, la portavoz de la SERMEF ha señalado que la actividad física es cualquier movimiento que realizan nuestros músculos y que supone un gasto de energía, pero el ejercicio es una actividad física que es planeada, estructurada y que reporta beneficios en la salud.
“Está en nuestras manos controlar y prevenir muchas de estas enfermedades. Alrededor del 80% de la población no alcanza los niveles de actividad física recomendados, así que nuestra adherencia a la actividad física y al ejercicio es muy mala”, ha concluido.