El ébola se ha llevado por delante finalmente al consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez. El presidente de la Comunidad, Ignacio González, se ha reunido hoy con él y le ha cesado; su caída se produce 24 horas después del nombramiento de Alfonso Alonso como ministro de Sanidad

La destitución del consejero se produce tras la última polémica sobre sus declaraciones a raíz del caso del ébola, cuando aseguró ayer que si él “lo hubiese hecho mal”, la auxiliar de enfermería Teresa Romero, que superó el ébola, “no estaría hablando”.
Oposición y profesionales sanitarios habían exigido el cese o dimisión de Rodríguez en las últimas semanas por su gestión del caso y las palabras del consejero en las que acusó a la enferma de ébola de haber mentido y ocultado información sobre su estado de salud.
Javier Maldonado, actual viceconsejero de Asistencia Sanitaria, le sustituye en el cargo.
Cirujano de profesión, Maldonado se incorporó al Gobierno regional procedente del Hospital Ramón y Cajal, donde ocupó el cargo de gerente, y previamente había sido director médico del Hospital La Paz.

En la reunión que han mantenido, Ignacio González ha agradecido a Javier Rodríguez su dedicación y su extraordinario trabajo al frente de la Consejería de Sanidad, así como la “magnífica gestión” llevada a cabo desde que fue nombrado para el cargo, en enero pasado.
Rodríguez no completó ni un año al frente de la sanidad madrileña
La recomposición de las “maltrechas” relaciones con los profesionales fue el gran objetivo de Javier Rodríguez cuando el pasado 28 de enero tomó posesión como consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, pero solo meses después, la crisis del ébola ha forzado su salida entre una agria polémica con los sanitarios.
El primer contagio de ébola conocido fuera de África, Teresa Romero, ha desembocado en el cese, en meses, del sucesor de Javier Fernández-Lasquetty, dimitido tras renunciar el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, a llevar adelante el plan de privatización de la gestión de 6 hospitales y 27 centros de salud.
En su estreno como consejero, Rodríguez (Madrid, 1943) se comprometió con los profesionales a mantener un sistema sanitario “público, de la máxima calidad y universal”, pero en las últimas semanas no ha hecho más que coleccionar peticiones de cese o dimisión e, incluso, críticas desde su propio partido, por declaraciones “fuera de lugar” sobre el contagio de ébola.
Porque su insistencia en que, tras el contagio, Teresa Romero pudo haber mentido u ocultado información sobre su estado de salud, colocó a Rodríguez en el ojo del huracán en una crisis que las últimas declaraciones del consejero no han hecho más que recrudecer.
Frases como que no hace falta un máster para explicar a alguien cómo se tiene que quitar y poner un traje, o que llegó “comido” a la política y tiene la vida “resuelta”, le granjearon en los últimos días numerosas críticas de partidos políticos, sindicatos y profesionales sanitarios con los que buscaba recomponer relaciones.
La gota que ya colmó el vaso fueron las declaraciones de ayer en las que el ya exconsejero aseguró que si él “lo hubiese hecho mal”, la auxiliar de enfermería Teresa Romero “no estaría hablando”.
Javier Rodríguez volvía así al foco informativo.
Cirujano de profesión y durante muchos años portavoz de Sanidad del grupo Popular en la Asamblea de Madrid, siempre ha sido un hombre “sin pelos en la lengua”, como han reconocido algunos compañeros de grupo, una característica que los grupos de la oposición han resumido en los últimos días calificándolo de portavoz “bronco”.
Tras un arranque en el que se entrevistó con todos los sectores sanitarios en un intento de parar el aluvión de críticas contra el plan para externalizar la gestión hospitalaria, el paso por la Consejería de Rodríguez ha sido de todo menos tranquilo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.