Así lo constatan los resultados preliminares del estudio, que este Instituto puso en marcha el pasado 19 de abril en cinco hospitales -Cruces en Vizcaya, La Paz y Clínico San Carlos de Madrid; Vall d’Hebron y Clínic de Barcelona- con la participación de 678 voluntarios de entre 18 y 60 años que habían recibido una primera dosis de AstraZeneca.

“Solo podemos concluir que la administración de una dosis de refuerzo es altamente inmunogénica y segura, y las reacciones adversas son similares en las que se tenía una pauta de administración única de otras vacunas y en ningún caso eran graves”, ha resumido Jesús Antonio Frías, coordinador de la Red de Investigación Clínica del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y jefe de Servicio de Farmacología Clínica del Hospital La Paz.

Es decir, que combinar Vaxzevria con Cominarty (nombres comerciales de ambos fármacos) potencia mucho la respuesta del sistema inmunitario: los anticuerpos IgG se multiplicaron hasta por 150 en los que recibieron una segunda dosis de Pfizer frente a aquellos que se quedaron con una sola de AstraZeneca.

Mientras, los anticuerpos neutralizantes lo hicieron por 7, un incremento incluso superior al descrito con otras pautas homólogas de vacunación, ha detallado la directora del ISCIII, Raquel Yotti.

Raquel Yotti/ Foto cedida a EFE

El estudio reclutó 678 voluntarios en los cinco hospitales españoles que tras la aleatorización, se dividieron en el grupo de intervención, formado por 441 participantes a los que se inyectó la segunda dosis de Pfizer entre las 8 y 12 semanas posteriores a haber recibido la de AstraZeneca, y uno de control, integrado por 232 a los que no se les completó la pauta con ninguna vacuna.

La media de edad en ambos grupos fue de 44 años, y algo más de la mitad (el 56 %) fueron mujeres.

Por el contrario, los efectos adversos observados entran dentro de lo esperado, son de carácter leve o moderado y se dan en su mayoría entre los 2 y 3 días posteriores al pinchazo para después desaparecer.

Según ha explicado Magdalena Campins, jefa de Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Vall d’ Hebron, los participantes manifestaron reacciones adversas que prácticamente son “superponibles” a los que desveló el estudio en fase III de Pfizer.

De esta forma, a nivel local, los efectos más comunes fueron dolor en el lugar de la inyección (88,2 %), induración (endurecimiento del tejido cutáneo y subcutáneo, 35,5 %) o eritema (31 %); muy por debajo aparecieron exantema (erupción en la piel); prurito (10,9 %) o lesiones pustulosas.

Y a nivel general, la cefalea (44,4 %); malestar general (41,7 %); escalofríos (25,4 %); náuseas (10,9 %); tos (7,4 %); fiebre (2,5 %); prurito (2 %); erupción cutánea (1,3 %) y vómitos (0,9 %).

Todos estos datos están ya a disposición de los miembros de la Comisión de Salud Pública, que esta tarde debatirá  cómo completar la inmunización de los menores de 60 años que recibieron una primera dosis de AstraZeneca.