Uno de los deportes más duros ha coronado al estadounidense Chris Horner , con 41 años, como vencedor de la Vuelta a España. Veintiún días de kilómetros, puertos de montaña, frío y lucha sobre la bici batiéndose con jóvenes veinteañeros. ¿Le han beneficiado experiencia y psicología?

Cuarenta y un años es una edad avanzada para la práctica de la alta competición aunque existen algunas especialidades deportivas en las que el máximo resultado se alcanza por encima de los treinta. El rendimiento de una persona es fruto de una acumulación de factores. Existen causas por las que dichos factores pueden ir disminuyendo en su aportación al rendimiento, mientras que otros se incrementan.
“Un maratoniano que sepa gestionar muy bien sus esfuerzos, es posible que consiga mejores resultados que otro que sea más joven e impulsivo y que utilice sus combustibles más inadecuadamente; la experiencia le dice a uno cuándo tiene que arrancar y cuándo tiene que seguir o no a un rival”, explica Pedro Manonelles, Doctor en Medicina, especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE).
Un aspecto importante es el componente de sufrimiento psicológico, con especial peso específico en determinados prácticas deportivas.
“Cuando el organismo le dice a la persona: párate que estamos llegando el límite, desde un punto de vista psicológico, el deportista tiene que vencer ese impulso irrefrenable de pararse y continuar; eso se consigue más en deportistas experimentados que en deportistas más jóvenes. La veteranía compensa la disminución de algunos funciones fisiológicas por la experiencia o el comportamiento psicológico”, afirma el Doctor.
“Hay que considerar que esto no funciona por tramos de edad con total exactitud. Existe una variación individual importante con casos de deportistas que pueden prolongar su rendimiento en edades que no son habituales, sin que constituya una absoluta excepcionalidad desde el punto de vista fisiológico”, señala Manonelles.
El veterano corredor pensó hace unos meses incluso en su retirada. Su tesón le llevó a superar una embolia pulmonar sufrida a consecuencia de un accidente en el Tour de Francia 2011.
“Una embolia produce una afectación de un territorio pulmonar y como es bien conocido los pulmones sirven para obtener el oxígeno del aire atmosférico que respiramos. El ciclismo es una especialidad aeróbica que necesita gran cantidad de oxígeno, por lo que cualquier incidente que afecte a la función respiratoria es un inconveniente para el deportista. Por tanto, tiene más mérito todavía lo que ha conseguido”, afirma el presidente de FEMEDE.
Alta competición y salud
El deporte a su más alto nivel no es una práctica que nos planteemos para mejorar la salud. El deportista piensa en ganar y está dispuesto a asumir los riesgos e inconvenientes que conlleva.
“La alta competición es como los mandamientos que se resumen en uno; tiene muchos inconvenientes a nivel de todos los sistemas orgánicos fruto del mandamiento principal: se somete al organismo a una situación límite en todos sus aspectos”, asegura Manonelles.
Los inconvenientes de la alta competición se acrecientan si hablamos de una persona de 41 años.
“Conforme la persona se hace mayor, la reserva funcional de los órganos disminuye progresivamente; los órganos se afectan de diferente manera. Es importante diferenciar especialidades, logicamente, no es lo mismo un maratoniano que un tirador, pero todos ellos tienen que pagar un peaje, por dedicar mucho tiempo al entrenamiento y a la competición extrema”, insiste el Doctor.
“La competición pone a cada deportista en sus sitio; Horner ha demostrado que a los 41 años se puede ganar la Vuelta a España. Conforme avanza la edad es más difícil conseguir esos resultados pero no se puede poner una edad límite” afirma Manonelles.
Deporte y salud
Todos los tipos de deporte no son iguales, el deporte de alta competición y el realizado para estar saludables o por placer son muy distintos.
“Todo deportista tiene que hacer una actividad acorde a sus posibilidades; se recomienda una revisión médica previa y periódica, evitar hábitos nocivos, llevar a cabo una preparación progresiva y dirigida por un profesional, alimentarse alimentarse e hidratarse correctamente; esto es común a cualquier deportista sea de alta competición o sea aficionado de fin de semana.” insiste Manonelles.
“Los peligros son mayores en las personas que no tienen un seguimiento porque están desamparados; el de alta competición está más cuidado ya que tiene un médico, fisioterapéutas… muy cercano a él. Si no, no podrían alcanzar esos niveles y los riesgos sería muy grandes. Así se minimizan”, concluye el presidente de FEMEDE.