Sabemos que existe colesterol “bueno y malo” y creemos que su causa está en distintos hábitos de vida, pero existen unos 100.000 casos en España cuyo origen se encuentra en un gen defectuoso que ocasiona hipercolesterolemia familiar, una enfermedad hereditaria que reduce hasta 20 años la esperanza de vida de los pacientes al provocar infarto prematuro

Hipercolesterolemia familiar, una puerta al infarto temprano
Toma de una muestra de sangre para la realización de un análisis de colesterol. EFE/Gustavo Cuevas
  • 20 de enero, 2015
  • MADRID/EFE/ALEJANDRO PARRILLA

La mutación del gen provoca que las arterias estén expuestas a altos niveles de colesterol LDL o “malo” desde el nacimiento, sin llegar a presentar ningún síntoma hasta la aparición de un infarto de miocardio. Con la intención de evitar estas consecuencias, el doctor Pedro Mata, presidente de la Fundación de Hipercolesterolemia Familiar, defiende la necesidad de aprobar un plan nacional de detección que podría evitar, en diez años, 96 muertes y 705 episodios coronarios.

“El 90% de los pacientes no están diagnosticados”, advierte.

Una tarea que, en cierta manera, es facilitada por el carácter genético de la enfermedad, puesto que al transmitirse al 50% de la descendencia “sabemos, cuando encontramos un caso, que la mitad de la familia va a estar afecta”, explica el doctor.

“De hecho mi hija tiene hipercolesterolemia familiar, pero mi segundo hijo no”, afirma Gonzalo Fernández de la Hoz, un paciente con antecedentes de la enfermedad en padre, hermanos y sobrinos.

¿Qué es la hipercolesterolemia familiar?

Junto a la aprobación del plan nacional, para cumplir los objetivos de detección precoz, Pedro Mata insiste en la necesidad de formar e implicar al médico de atención primaria y crear una conciencia social sobre la enfermedad.

“Se considera que el colesterol es alto por encima de los 200 mg/dL, pero cuando se superan los 280 mg/dL, ya se puede sospechar de un caso de hipercolesterolemia familiar”, señala el doctor.

Hipercolesterolemia
El presidente de la Fundación Española de Hipercolesterolemia Familiar, Pedro Mata López. EFE/Kiko Huesca

Los altos niveles de colesterol tienen su origen en la mutación de un gen, en el que se reduce (alelo defectuoso) o prácticamente se elimina (alelo negativo) la función del receptor que elimina el colesterol LDL.

La actividad de un colesterol elevado desde la infancia, provoca en las arterias lesiones sobre las que nuestro mecanismo de defensa intenta formar un trombo que termina por obstruir la arteria y provocar un síndrome coronario agudo.

El propio Gonzalo Fernández explica, como tras dos cateterismos, “aunque el resultado es una obstrucción en las arterias del 50%, los cardiólogos lo consideran un riesgo moderado”.

Un plan para todos, en todas partes

Aunque su característica genética impide que la enfermedad se pueda curar, el tratamiento combinado de medicamentos y hábitos de vida saludables permite controlar el colesterol e igualar la esperanza de vida de un paciente con la enfermedad al de una persona sin ella.

Sin embargo, una monotirización efectiva de esta patología debería empezar desde los 10 años con medicamentos que reduzcan los niveles de colesterol, como las estatinas.

“Tendríamos que intentar tener diagnosticada a la población a los 8 años, cuando se forman los hábitos de vida”, indica el doctor.

Para conseguir este objetivo, Pedro Mata confía en que este año se pueda aprobar el plan nacional de detección de la enfermedad que permita, en una década, tener localizados y tratados a todos los pacientes.

Una tarea que se llevaría a cabo, con una media de 9.000 pacientes diagnosticados al año, mediante la implicación del médico de atención primaria, quien solicitará el test genético de detección en función de los niveles de colesterol y los antecedentes familiares del paciente.

“Ya tenemos un registro con 4.150 casos, que pertenecen a unas 770 familias”, añade el doctor Mata.

Diagnosticar y tratar a todos las personas con hipercolesterolemia familiar supondría, según el informe realizado por Técnicas Avanzadas de Investigación en Servicios de Salud (TAISS), un coste social neto de siete millones de euros en diez años, al reducir del coste total, cercano a los 25 millones de euros, el ahorro en el manejo de eventos cardiovasculares y la pérdida de producción laboral.