La incontinencia urinaria es la tercera enfermedad crónica que causa mayor pérdida de calidad de vida a los españoles. Solo se sitúan por delante las enfermedades mentales y los problemas cardiovasculares graves, como la embolia o el infarto. Para abordar estas y otras cuestiones se ha publicado el primer Libro Blanco de la Carga Socioeconómica de la Incontinencia Urinaria en España.

Incontinencia urinaria, merma en la calidad de vida
Panorámica de la ciudad de Frankfurt, (Alemania), vista desde la 49º planta de la sede del Commerzbank/Boris Roessler
  • 10 de noviembre, 2017
  • MADRID/EFE/ANA MARCOS

Las áreas en las que más interfiere la incontinencia urinaria son la vida laboral, social y sexual. De hecho, un 25% de los afectados reconoce que la incontinencia le genera dificultades a la hora de desarrollar su trabajo. Este problema sanitario tiene una gran incidencia, ya que afecta a más de un 5% de la población española, especialmente a las mujeres adultas: más de un 10% de ellas se ve aquejada por esta patología.

Si bien este problema no supone un peligro para la vida, la deteriora considerablemente. La incontinencia consiste en una percepción de pérdida involuntaria de orina asociada a urgencia, a un esfuerzo o a ambas. Además, cuando existe esta necesidad de urgencia, sumada a la necesidad de orinar ocho veces al día o más, incluso por la noche, se habla del síndrome de la vejiga hiperactiva.

Aunque en las últimas décadas estas patologías no han obtenido prioridad y tradicionalmente han sido infradiagnosticadas e infratratadas, en los últimos años, con el creciente interés por la calidad de vida relacionada con la salud, se ha incrementado la dotación de los recursos sanitarios dirigidos a su diagnóstico y tratamiento, según recoge este Libro Blanco promovido por Astellas Pharma y el Instituto Max Weber.

No obstante, aún persisten dificultades en el diagnóstico de la incontinencia urinaria que la hacen pasar desapercibida. Las principales son el pudor que suscita hablar del problema y el hecho de que el paciente lo interpreta como una evolución natural de la persona carente de tratamiento.

Además, no se trata solo de un problema médico, sino que entre las mujeres se asocia habitualmente a una serie de dificultades psicosociales, a un sentimiento de vulnerabilidad y al ocultamiento de la enfermedad por temor al rechazo social.

Controversia de cifras

Los datos de prevalencia de la incontinencia urinaria difieren notablemente entre unas encuestas y otras. Mientras que el estudio EPICC, de la Asociación Española de Urología (AEU), cifra que la incontinencia afecta a un 3,66% de las mujeres mayores de 65 años, el dato arrojado por la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE) de 2012 indica una prevalencia de un 3,6% en enfermos de ambos sexos mayores de 15 años en España.

Ambos valores son inferiores al 15,8% estimado por el Observatorio Nacional de Incontinencia. La ENSE recoge que el 4,6% de las mujeres refieren esta patología frente al 2,5% de los hombres, mientras que el Observatorio Nacional de Incontinencia (ONI) estima valores de prevalencia del 24% y 7%, respectivamente, lo que coincide con otros estudios nacionales e internacionales.

En cuanto a la edad, los resultados de la ENSE 2011-2012 estiman una media de 72,1 años, una cifra más envejecida que en otros trabajos, donde se señala una media de 59 años.

Limitaciones sociales

Los factores de riesgo para padecer incontinencia urinaria difieren entre hombres y mujeres. En ellas influye el embarazo, el parto vaginal y la diabetes mellitus. También son factores de riesgo, modificables, la restitución estrogénica por vía oral y el índice de masa corporal. Por otra parte, aunque el deterioro de la función cognitiva no se considera un factor de riesgo, incrementa los efectos de la incontinencia.

En cuanto a ellos, son la edad avanzada y los síntomas en la vías urinarias inferiores, las infecciones, el deterioro funcional y cognitivo, los trastornos neurológicos y la prostatectomía los principales factores de riesgo. La incontinencia urinaria suele ir acompañada de morbilidades como la hipertensión (19,35%), una mayor frecuencia de infecciones urinarias (13,71%) y diabetes (5,65%).

La vejiga hiperactiva se asocia a una menor probabilidad de tener un trabajo remunerado

El síndrome de la vejiga hiperactiva, cuyo síntoma principal es la urgencia, se asocia con malestar psicológico y con mayores niveles de ansiedad y depresión que las personas que no la padecen, especialmente cuando coexiste con una incontinencia urinaria de urgencia.

La merma de movilidad y la falta de sueño que produce la incontinencia urinaria repercuten en la vida laboral y en las actividades cotidianas y de ocio. Los pacientes reconocen que evitan salir de casa y tener una vida social activa por miedo a sufrir escapes involuntarios que les hagan sentir incómodos. La realización de ejercicio físico y los viajes fueron las actividades cotidianas donde más mujeres declararon tener problemas.

En el terreno laboral, un estudio multinacional que incluyó a España confirmó que la vejiga hiperactiva se asocia a una menor probabilidad de tener un trabajo remunerado y a una mayor pérdida de productividad laboral. Otro estudio realizado en seis países mostró que los síntomas de esta patología supusieron la renuncia voluntaria o la jubilación anticipada del 27% de hombres y del 4% de mujeres. La nocturia (despertarse una o más veces en la noche por la necesidad de orinar) también se relaciona con un mayor absentismo y una menor productividad laboral.

Impacto sobre la vida sexual

En los hombres, la vejiga hiperactiva con o sin incontinencia urinaria se asocia con una mayor prevalencia de la disfunción eréctil y con una menor actividad y satisfacción sexual. Las mujeres, por su parte, presentan una disminución de la actividad y el deseo sexual, además de dificultades como vergüenza, ansiedad o dolor durante el coito. Este es un problema que afecta a todas las mujeres con vejiga hiperactiva, pero solo un tercio se atreve a consultarlo con su médico.

sexualidad heterosexual
Marcelo Sayao

Se calcula que alrededor de un tercio de las mujeres sexualmente activas en España con síntomas urinarios presenta incontinencia urinaria en el coito. Según un estudio internacional, estas mujeres refieren con más asiduidad otros síntomas urinarios como urgencia, frecuencia, nocturia o dolor vesical (de vejiga o pelvis).

La incontinencia se asocia, a menudo, con otras patologías como la diabetes, EPOC, enfermedades cardíacas, ansiedad/depresión, hipertensión arterial, obesidad, infecciones dermatológicas y del tracto urinario.

Concienciación sobre la incontinencia urinaria

El envejecimiento de la población ha incrementado la preocupación por este problema, cada vez más presente en nuestra sociedad. Además de interferir en la calidad de vida de las personas, la incontinencia urinaria implica un elevado gasto para el sistema sanitario, lo que ha despertado el interés de los gestores por este tema.

Los costes directos sanitarios suponen el componente fundamental de la carga de estas enfermedades en España, siendo el coste en pañales y productos absorbentes uno de los principales responsables. En un estudio de 2015 se recogió que los costes asociados a los pañales representaron el 37,9% de estos, mientras que la medicación, las visitas médicas y las pruebas diagnósticas sumaron el 13%, el 18,2% y el 0,4%, respectivamente.

Las personas con incontinencia urinaria realizaron más consultas al especialista, se realizaron más TACs y ecografías y consumieron igual o más fármacos que las personas con HTA, EPOC o diabetes mellitus, según los resultados del Encuesta Europea de Salud en España.

Patologías relacionadas con la incontinencia urinaria como la depresión, las infecciones de la piel y urinarias y las fracturas equivalieron al 30,5% del coste sanitario total.

Facilitar la adherencia

incontinencia urinaria de esfuerzo
Váter bañado en oro del Robot Restaurant del barrio tokiota de Shinjuku/EFE

La coexistencia de otras enfermedades junto con la incontinencia puede reducir la adherencia al tratamiento de esta o dificultar la respuesta del paciente cuando el tratamiento requiere su participación activa.

Incrementar la adherencia al seguimiento del tratamiento contribuye a lograr mejores resultados de este. Para ello, en el Libro Blanco se recogen una serie de consejos como simplificar la posología (dosis) en la medida de lo posible o ajustar el resto de tratamientos de otras patologías para eliminar medicación innecesaria, así como establecer recordatorios de tomas de medicación y mejorar la relación médico-paciente. Este progreso no solo depende del factor tiempo, sino de la calidad del tiempo invertido.

Pese a que la falta de adherencia es interpretada con frecuencia como un fallo del paciente, a menudo se trata de una decisión libre por su parte. Esta puede estar motivada por elementos objetivos (información de la que dispone sobre su enfermedad, eficacia, efectos adversos, duración) o por factores subjetivos (confianza y tipo de relación con el profesional sanitario, expectativas de curación o mejoría, preocupación por la enfermedad o miedo al efecto adverso del tratamiento).

Por todo ello, en el Libro Blanco de la Carga Socioeconómica de la Incontinencia Urinaria en España se recoge la necesidad de realizar estudios donde se estime el impacto económico de esta afección teniendo en cuenta todos los factores que influyen en ella como el gasto sanitario, las consecuencias laborales y el valor económico del cuidador informal.