Las cirugías mutilantes, la radioterapia, la quimioterapia, los tratamientos hormonales, el propio desarrollo biológico del tumor, incluso las moléculas inmunoterápicas innovadoras, como cualquier fármaco, pueden provocar, además de molestias corporales, cambios físicos y emocionales más o menos traumáticos en la gran mayoría de los pacientes oncológicos. Razones suficientes, por ínfimas que pudieran ser, para que …
Informativo SEOM: los cambios físicos y emocionales del cáncer
Las cirugías mutilantes, la radioterapia, la quimioterapia, los tratamientos hormonales, el propio desarrollo biológico del tumor, incluso las moléculas inmunoterápicas innovadoras, como cualquier fármaco, pueden provocar, además de molestias corporales, cambios físicos y emocionales más o menos traumáticos en la gran mayoría de los pacientes oncológicos.
Razones suficientes, por ínfimas que pudieran ser, para que la doctora Aitana Calvo Ferrándiz y el doctor Guillermo de Velasco Oria, ambos secretarios científicos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), vuelvan al escenario informativo de EfeSalud para resaltar que, pese a todo, la supervivencia del cáncer alcanza ya a una media del 50% de los pacientes, quienes siguen vivos de cinco a diez años después del diagnóstico.
En 2018, la carga mundial de cáncer aumentará, debido a factores como el envejecimiento de la población o los hábitos de vida insanos, hasta los 18,1 millones de casos nuevos y alcanzará una mortalidad aproximada de 9,6 millones de personas, ya sean ricas y poderosas, de clase media o pobres.
Esta prevalencia, que afecta a uno de cada cinco hombres y a una de cada seis mujeres, se observa en la mayoría de los países, independientemente de su nivel de renta, según los datos de Globocan, entidad del IARC Global Cancer Observatory que proporciona estimaciones sobre 185 países y 36 tipologías de cáncer, con sus posibles combinaciones.
Parece, entonces, que no le falta razón a la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando señala, y subraya, que para el año 2035 los casos anuales de cánceres se habrán incrementado un 70%, alcanzando la cifra de 24 millones de pacientes oncológicos cada 365 días.
Convivir con el cáncer, poner en positivo los cambios emocionales
Los cánceres de pulmón, mama (seno) femenino y colorrectal no solo son los tres tipos de cáncer con mayor incidencia a nivel mundial, sino que se encuentran entre los cinco primeros en mortalidad. Pulmón y mama (uno de cada cuatro del total en mujer) causarán en 2018 alrededor de 2,1 millones de diagnósticos, un 11,6% de la carga total de los casos oncológicos. Le siguen un 10,2% de colon y recto, un 7,1% de próstata y un 5,7% de estómago.
En el caso de las mujeres, igualmente, el cáncer de cuello de útero o cérvix registrará una incidencia aproximada del 6,6% con una mortalidad del 7,5%; tumor que se podría evitar en gran medida con vacunas y preservativos que eviten el contagio de virus infecciosos en las relaciones sexuales.
“Muchos de estos y estas pacientes comentan con frecuencia que sintieron que recibían mucho apoyo durante el tratamiento oncológico, pero que una vez finalizado les resultó difícil adaptarse a su nueva vida, sin tanta atención y cariño. Se enfrentan a problemas o sentimientos extraños y se les abre un ventanal inédito para ver un mundo desconocido por ellos mismos y su entorno familiar”, destaca la médica oncóloga del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Superar el miedo a que vuelva el tumor, recidiva, o convivir con las cicatrices emocionales y físicas, se tiene que soportar con paciencia a la vez que se regresa a la vida de antes, sin el cáncer… cuando los efectos secundarios no eran determinantes.
“Es recomendable volver poco a poco a la rutina anterior a la enfermedad; tomarse su tiempo, pero hacerlo día a día. Hay que volver al trabajo siempre que sea posible y también a la actividad física corporal. Los pacientes tienen que considerarse libres de la enfermedad y ser conscientes de que, a pesar de las inevitables secuelas, han tenido suerte”, reflexiona la doctora Aitana Calvo.
El propio paciente debe centrarse en aquellas facetas y actividades de la vida que pueda controlar: cumplir con las pautas farmacológicas, acudir a las revisiones periódicas, atender las recomendaciones personalizadas de su médico o hacerse todas las pruebas analíticas que les indiquen.
También, los pacientes pueden reducir la posibilidad de tener segundos tumores o recidivas si llevan un estilo de vida saludable (no fumar, no beber alcohol, dieta equilibrada y ejercicio físico, dejando atrás el sedentarismo).
“Sin embargo, el paciente debe hablar con su médico si se encuentra preocupado o angustiado, aunque sea perfectamente normal estar nervioso los días previos a acudir a una revisión médica. Las técnicas de relajación y mantenerse activo pueden ser una gran ayuda en estas fases rutinarias de la enfermedad”, indica.
“A veces, es importante contactar con grupos de apoyo u otros pacientes que pasaron por las mismas fases de la enfermedad -continúa-. Muchos de estos pacientes experimentados se sienten mejor si ayudan a otros primerizos; más útiles y reconfortados“.
Convivir con el cáncer, poner en positivo los cambios físicos
Los diversos tratamientos oncológicos, más o menos agresivos según la tipología del cáncer y el estadio el tumor, pueden producir cambios físicos en múltiples órganos del cuerpo humano; y, en ocasiones, dejar secuelas físicas para el resto de la vida, muchas de las cuales podrían mejorar con distintas estrategias médicas.
El doctor Guillermo de Velasco, medico oncólogo del Hospital 12 de Octubre de Madrid, apunta de forma sucinta algunos de estos cambios físicos:
Cambios en el aparato locomotor
- Algunos tratamientos hormonales, tanto en mujeres como en hombres, provocan pérdidas de masa ósea. Deje de fumar, limite al máximo la toma de bebidas alcohólicas y practique ejercicio físico diario. Consuma alimentos ricos en calcio y vitamina D.
- A veces, se producen dolores crónicos en músculos y articulaciones. Al interrumpir la quimioterapia es frecuente que reaparezcan enfermedades inflamatorias que habían mejorado durante el tratamiento. Hay que hacer ejercicio físico adaptado.
- Muchas mujeres operadas de cáncer de mama pueden tener linfedema (extirpación o daño en los ganglios linfáticos) porque el líquido linfático no drena como debiera y puede acumularse en los brazos. Otras cirugías pueden causar que se acumule líquido en las piernas. Es importante hacer ejercicio físico para favorecer la circulación sanguínea y el retorno venoso. En ocasiones, se pueden recomendar masajes linfáticos.
- Debemos cuidar e hidratar la piel, evitar las pequeñas heridas en manos y pies y velar por la salud de nuestra boca y dientes. También se pueden recomedar medias de compresión y masajes, pero es fundamental comentarlo primero con el médico oncólogo.
Cambios a nivel cerebral
- Algunos tratamientos, como la cirugía cerebral y la radioterapia, pueden ocasionar efectos en el cerebro, como falta de memoria, dificultad para concentrase o para procesar la información a la velocidad normal, modulaciones en el carácter y la personalidad, dolores de cabeza o problemas para realizar algunas tareas o movimientos. A veces, los problemas aparecerán transcurrido cierto tiempo.
- La planificación de las rutinas serán imprescindibles.
- Hay que descansar bien durante la noche, pero dormir una siesta cortita, si fuera necesario, sentará fenomenal.
- El ejercicio físico puede ayudar a controlar la tensión y el estrés, a sentirse más activo y más preparado, a mejorar el humor y a tener una mejor sensación de bienestar.
- Hay que ejercitar el cerebro, hacer ejercicios mentales de memorización, mantenerse activo, leer o completar los rompecabezas, ya sea con las clásicas fichas o con las aplicaciones de móvil de última tecnología.
- Los pacientes deben comentar siempre la aparición de estos problemas con sus médicos.
Cambios hormonales
- La cirugía, radioterapia, quimioterapia o los tratamientos hormonales pueden dañar órganos como el tiroides, los ovarios, los testículos o el cerebro, lo que podría minar tanto la fertilidad de hombres y mujeres como su vida sexual.
- Las mujeres pueden presentar una menopausia precoz, y puede tener sofocos, períodos irregulares o ausentes y sequedad vaginal, la cual puede dificultar las relaciones sexuales o hacerlas dolorosas. La quimioterapia puede también afectar al tejido vaginal, lo cual puede causar irritaciones.
- La radioterapia en la pelvis para tratar el cáncer de vejiga, cérvix, recto, ano, útero, vagina o próstata puede disminuir las hormonas sexuales y crear atrofia, sequedad vaginal y estrechamiento de vaginal. También pueden generarse sensaciones como quemazón o molestias por inflamación.
- Por supuesto la cirugía puede producir cambios físicos que dificulten la vida sexual. Se pueden usar geles o lubricantes, cremas de estrógenos (siempre con permiso del médico pues están contraindicadas en algunas situaciones), usar dilatadores vaginales y hacer ejercicios para los músculos de la pelvis para reducir el dolor, mejorar la incontinencia urinaria o intestinal, etc.
- Los varones pueden experimentar disminución en la libido -deseo sexual- o impotencia por la radioterapia o la cirugía.
- A veces hay que utilizar ciertos tratamientos hormonales de por vida para sustituir las funciones perdidas.
Cambios en los órganos de los sentidos
- Algunos tratamientos pueden aumentar el riesgo de cataratas o producir sequedad e inflamación ocular.
- También algunos tipos de quimioterapia pueden producir sordera.
- Cambios en la boca: la radio o algunos tratamientos de quimioterapia pueden producir sequedad en la boca, aumentar la posibilidad de tener caries, tragar o dificultar la apertura de la boca.
- Es muy importante acudir al dentista e informarle de los tratamientos recibidos, así como consultar con su oncólogo médico (algunos tratamientos dentales no pueden realizarse hasta pasado mucho tiempo).
- Puede tomar caramelos ácidos o chicles para estimular la secreción de saliva.
Daños en otros órganos
- También puede haber daños en los pulmones por cirugía, radioterapia, determinados tipos de quimioterapia o tratamientos inmunológicos. Algunos pacientes ven mermada su capacidad respiratoria o pueden tener tos seca y cansancio.
- Hay que hacer ejercicio físico recomendado y mantener un peso corporal saludable, así como evitar el tabaco o cualquier otra sustancia inhalada.
- La radioterapia o algunos fármacos (cierta quimioterapia y algún tratamiento dirigido) pueden causar diversas afecciones al corazón, a veces de forma crónica. También generan insuficiencia cardíaca o cardiopatía isquémica.
- Es especialmente importante llevar una dieta cardiosaludable, no fumar, mantener un peso adecuado y hacer ejercicio físico.
- Los cánceres de cabeza y cuello en la boca y garganta condicionan la alimentación del paciente oncológico, siendo necesaria una dieta muy proteínica y en forma de papilla ante las dificultades para tragar y mantener la salud.

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