La disparidad de criterios sobre la conveniencia o no de ponerse la vacuna contra la COVID-19 en periodo de lactancia ha sembrado dudas e incertidumbre entre las madres sanitarias que dan de mamar a sus hijos y trabajan en primera línea en hospitales y residencias

Lactancia o vacuna COVID ¿cabe el dilema?
Una mujer dando pecho a su bebé. EFE/Sáshenka Gutiérrez

El hecho de que las madres lactantes fueran excluidas de todos los ensayos de las vacunas, ha llevado a hospitales y comunidades autónomas a proceder de modo distinto con el personal sanitario: poniéndola sin más, inyectándola con consentimiento informado o invitando a dejar la lactancia para administrarla .

Según la Federación de Asociaciones Científico-Médicas (FACME), no existen estudios de seguridad en embarazo y lactancia, pero dado que se trata de una fracción de ARN y no de virus viable, podría administrarse en madres lactantes que forman parte de personal de riesgo, como por ejemplo las sanitarias.

El último documento del Ministerio de Sanidad, actualizado el 15 de enero de 2021, refiere que no hay datos sobre los posibles efectos de la vacuna durante la lactancia (ni sobre la producción de leche ni sobre el lactante).

Pero añade a continuación que teniendo en cuenta el tipo de vacunas autorizadas (Pfizer/BioNTech, y Moderna) “no se considera que suponga un riesgo para el lactante”.

Por lo que en el caso de mujeres que amamantan y que tienen alto riesgo de exposición o alto riesgo de complicaciones “puede valorarse la vacunación de manera individualizada”.

Agrega el texto que no sería necesario suspender la lactancia durante los días posteriores a la vacunación.

Qué dicen los pediatras

Por su parte, el comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) con fecha 13 de enero de 2021 publicó  sus recomendaciones provisionales “a la espera de mayor información porque la actual es limitada”:

“Considerando la importancia de la lactancia materna y la experiencia acumulada con otras vacunas inactivadas: valorar el inicio con normalidad y no interrumpir la lactancia materna en mujeres que reciban las vacunas Comirnaty o Moderna, y no demorar la vacunación, si está indicada, por este motivo”.

Recoge además la AEP un informe de la asociación APILAM (para la promoción e investigación en lactancia)  que califica de “riesgo leve o poco probable” a las vacunas de la COVID-19 .

Este texto actualizado el 8 de enero de 2021, añade que en las mujeres pertenecientes a los grupos de riesgo para la vacunación de la COVID-19, ésta no debe impedir iniciar la lactancia ni obliga a interrumpirla, ni está justificado demorar la vacunación por el hecho de estar dando de mamar a su lactante.

Otras recomendaciones, como las de IHAN España (Iniciativa para la humanización de la asistencia al nacimiento y la lactancia ) no dudan en afirmar que la vacunación frente a la COVID-19 en madres que amamantan “es compatible y segura”.

Considera además que las madres lactantes que pertenezcan a grupos de riesgos susceptibles de recibir la vacuna, se les debe ofrecer sin restricciones y deben tener la posibilidad de tomar una decisión informada.

lactancia vacuna
FOTO EFE/José Pazos

Lactancia y vacuna: testimonio personal

Así las cosas, el pasado 12 de enero, Beatriz Martínez, psiquiatra infantil del Hospital Niño Jesús de Madrid y madre de un bebe de 16 meses, publicaba un tuit que provocó un gran debate sobre el tema.

En el mensaje relataba que había llegado “triste” a casa porque no le habían dejado vacunarse  si no suspendía la lactancia materna.

Beatriz atiende pacientes en urgencias que por su edad (niños muy pequeños o con distintos trastornos o dolencias) no suelen llevar mascarillas.

El 15 de enero contaba que finalmente se había vacunado tras firmar un consentimiento informado.

En entrevista a EFEsalud, nos ha contado que le sorprendió bastante el desconocimiento y no entiende por qué teniendo en cuenta el documento de Sanidad se le planteó ese dilema en su hospital que finalmente se resolvió a su favor: vacunarse y seguir con la lactancia.

“Pensar que un producto inyectable pueda pasar a través de la leche al bebé y que además pueda tener un efecto dañino es pensar demasiado”.

“Especialmente teniendo en cuenta que es un vacuna que se basa en otras que ya conocemos y con la evidencia que la COVID mata”.

Pero aún a día de hoy no deja de desconcertarla que le dijeran que se lo pensara bien.

Afirma que que se sintió juzgada como madre por dar de mamar a un bebe “tan mayor” (le espetaron)  y también como médico “porque creo que tengo la capacidad de informarme bien”.

Recuerda que la OMS aconseja la lactancia hasta los dos años y en ese momento pensó lo poco que se cuida a las madres que quieren seguir dando el pecho, “y además un destete no se hace en dos días”.

Admite, no obstante, que actualmente la situación se está reconduciendo y se está vacunando a las madres sanitarias lactantes..

En su opinión, es una buenísima noticia que tengamos una vacuna tan pronto y muy  testada porque “muy pocas vacunas han contado con el presupuesto y el número de voluntarios de estas”.

“Y si nos ponemos a pensar y a excluir a los colectivos que no entraron en los ensayos, la propia Araceli, la primera abuela que se vacunó en España, también esta fuera del grupo poblacional, porque la vacuna se testó hasta los 85 años”.

Aduce que  no hay ninguna razón para pensar que si a los 85 es segura por qué no a los 96.

Reconoce que las madres lactantes están fuera de la ficha técnica, pero argumenta que estando bien informada, creo que uno puede decidir si debe vacunarse o no al tiempo que continúa con la lactancia “y ese era un poco la razón de mi tuit”.

Concluye que además “se ven cosas muy locas”, como recomendaciones de que si te pones la vacuna dejes de dar el pecho durante 12 horas, y se pregunta en base a qué criterios científicos.

En el sentido estricto científico, “no sabemos si la vacuna se excreta por la leche, pero sí se conoce, en cambio, que los anticuerpos que produce la madre pasan al bebe a través de la leche materna y les sirve de protección”.

Beatriz piensa en madres que trabajan en el ámbito sanitario que no tengan su información, o su capacidad de dar la batalla, y con su acción ha pretendido que no se vean en una situación de indefensión y obligadas a elegir.

Propone crear una  registro de sanitarias lactantes vacunadas para seguirlas y tener una evidencia, con el fin de evitar, entre otros, que algunas compañeras se vean obligadas a  mentir  para poder vacunarse sin dejar de dar el pecho.