El doctor Julio Ancochea Bermúdez, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de La Princesa, sienta cátedra en el Gran Café Gijón de Madrid, donde todos los sueños se hacen realidad en nuestra imaginación, para hablar con el epidemiólogo J. B. Soriano, paladín de los macrodatos que “previenen o aminoran en gran medida” enfermedades …
Los macrodatos epidemiológicos previenen y “curan” la epoc
El doctor Julio Ancochea Bermúdez, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de La Princesa, sienta cátedra en el Gran Café Gijón de Madrid, donde todos los sueños se hacen realidad en nuestra imaginación, para hablar con el epidemiólogo J. B. Soriano, paladín de los macrodatos que “previenen o aminoran en gran medida” enfermedades como la epoc, causada en un 90% de los casos por el humo del tabaco.
Soriano, nacido cerca de la playa de Barcelona a mediados de los sesenta, generación marcada a fuego por la serie de televisión “El Hombre y la Tierra”, se doctoró en Medicina por la UAB de la Ciudad Condal y completó su educación en la Erasmus Universiteit de Rotterdam y en la Johns Hopkins School of Public Health, en Baltimore, Estados Unidos.
Editor asociado de la European Respiratory Journal y de The Lancet Respiratory Medicine, vive a caballo entre dos de los mejores escenarios del planeta: Palma de Mallorca y Madrid, ciudad capitalina donde enseña a los universitarios de la UAM a enfrentarse con números a los monstruos patológicos que socavan nuestra salud pulmonar.
Y como es un admirador declarado del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, trabaja, sin igual, en el Instituto de Investigación Hospital Universitario de La Princesa (IISP), nombre novelesco que hay que recordar en alguno de sus 271 artículos (25.450 citas y un índice H de 75), publicados en las mejores revistas sobre epidemiología clínica y enfermedad respiratoria.
Quizá, su mejor ‘paper’ salió a la luz en el año 2009 en The Lancet, y en coautoría con los profesores Zielinski y Price, ya fallecidos: “Screening for and early detection of chronic obstructive pulmonary disease“, en el que se describen las razones y soluciones al problema del infradiagnóstico de la epoc.
Joan B. Soriano dedica la mayor parte de su tiempo a escudriñar los pormenores numéricos de esta enfermedad o de otras relacionadas con el envejecimiento y el tabaquismo, pero también se afana, como buen caballero médico, en los nuevos ensayos clínicos y en la medicina traslacional (del laboratorio a la cama del enfermo).

Ideas fuerza sobre la epoc, prima hermana del monstruo “tabacazo”
- Para el 2030 la OMS pretende que como mucho fume el 5% de la población mundial. De no ser así, se cumplirían las previsiones más pesimistas para esa fecha: “morirán unos ocho millones de personas al año por enfermedades relacionadas con el tabaco”.
- La nicotina tarda siete segundos en llegar al cerebro, donde se une a las células nerviosas en unos receptores. Allí se libera una sustancia llamada dopamina, responsable de la sensación placentera. Cuanta más nicotina llega al cerebro, más receptores se generan, por lo que el fumador siempre necesita una dosis mayor de nicotina. La ausencia de nicotina en el cerebro produce el síndrome de abstinencia que obliga al fumador a volver a fumar.
- Ni siquiera existe un umbral de seguridad en relación al número de cigarrillos que se puedan consumir. Todos los estudios, y sus datos, indican que fumar, aunque solo sea un pitillo al día, es perjudicial para la salud… y no solo para la salud de quien fuma.
- Fumar se ha convertido en la primera causa prevenible de morbimortalidad y al menos está detrás de 200 enfermedades. Según el Centro Internacional de investigaciones sobre el Cáncer (IARC) de Lyon (Francia), organismo intergubernamenal que forma parte de la OMS, “cien de ellas también están confirmadas como consecuencia del tabaquismo pasivo“.
- El humo, producto de la combustión del tabaco, en forma de cigarrillo, puro o fumado en pipa, contiene alrededor de 2.000 sustancias químicas, más de 600 son tóxicas. De estas, en torno a 70 son carcinógenos, muchos de tipo 1 (que existen pruebas suficientes de carcinogenicidad para el ser humano), como alquitrán, amoniaco, benceno o arsénico.
- Este hábito tabáquico causa el 90% de los casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la epoc, y es un factor agravante del asma.
- Los síntomas de la epoc son insidiosos. En la mayoría de los países es difícil un diagnóstico específico, pero se ha de sospechar ante un paciente que presente tos, expectoración crónica, que tiene dificultad de respirar -disnea-, o que refleja dolor torácico asociado al humo del tabaco.
- Por culpa de la epoc sufren disnea más de 174 millones en todo el mundo, y según los datos del estudio internacional Global Burden of Disease (GBD 2016) solo en España padecen epoc cerca de 2,9 millones de personas, de las que muren 29.000 al año.
- Representa así el 6,95% de las defunciones en el país por detrás de la cardiopatía isquémica (14,5%), el alzhéimer y otras demencias (13,6%), o el ictus (7,1%); y es más mortal que el cáncer de pulmón, que figura como la quinta causa de muerte.
- la epoc, prevenible, que está íntimamente ligada al consumo del tabaco, presenta una alta tasa de prevalencia; a pesar de lo cual mantiene un nivel de infradiagnóstico cercano al 73% en personas fumadoras… un paradigma dentro de las enfermedades crónicas.
- Supone un elevado consumo de recursos económicos públicos y privados. Hablamos del 2% de los presupuestos de la Sanidad española, con un gasto aproximado de 3.000 millones de euros al año, el 0,2% del PIB.
- La partida más importante de estos gastos corresponde a la hospitalización urgente por exacerbaciones -recaídas- de un 10%-15% los pacientes diagnosticados, quienes consumen entre el 80% y el 85% de los recursos sanitarios dedicados a esta enfermedad.
- El tratamiento de la epoc se puede individualizar, con la broncodilatación dual como herramienta fundamental del tratamiento, para que los pacientes puedan vivir mucho más y con mejor calidad de vida, llegando a morir con epoc y no por la epoc.
Para finalizar la entrevista, enmarcada en la “Cátedra UAM Linde Healthcare Integra” de la Universidad Autónoma de Madrid, el doctor Julio Ancochea efectúa un breve pero interesante cuestionario a su invitado, Joan B. Soriano, gran amante de la naturaleza y de los números, con el fin de realzar su perfil médico-epidemiólogo más humano.
Joan, para amigas y amigos y casi el resto del mundo, estudió Medicina “de casualidad” puesto que no había antecedentes de esta vocación en su familia.
“Me atraían tanto los animales que esta querencia me hizo seguir los pasos médicos del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente -creador de “El Hombre y la Tierra-“, pero con una variante, mi amor por los números me derivaron a la epidemiología… y se lo debo al profesor y científico Josep María Antó Boqué, del ISGlobal de Barcelona, mi tutor en la época de estudiante universitario y mi director de tesis doctoral”, cuenta y nombra.
Su película favorita, como la de muchos, es “Blade Runner” de Ridley Scott, donde el futuro de la Tierra, hacia donde nos encaminamos visto lo visto, enfrenta a las dos caras de un mismo quijote, dos personajes de ficción que pretenden salvar al mundo de la deshumanización: Rick Deckard (Harrison Ford) y Roy Batty (Rutger Hauer).
Su libro de cabecera, con el que toma aire nada más abrirlo, es la biografía de Richard Francis Burton, todo un explorador británico del siglo XIX, de esos que nos hacen soñar que es posible vivir y morir en cualquier rincón planetario.
Joan Soriano, periquito del fútbol por su afición al Real Club Deportivo Español de Barcelona, tiene una filosofía de vida que la edad resuelve con moderación: “Trabajo duro primero y me divierto más aún después”, declara . Y para ser feliz usa calcetines de colores, a ser posible desparejados.
De hecho, aunque no lo confiese, seguro que fue al despertarse de una larga noche de celebración cuando descubrió que sus calcetines dispares le daban un regocijo mental que contagiaba a los demás.
Y su canción favorita es “Bohemian Rhapsody“, del grupo de rock británico Queen, escrita por el inigualable Freddie Mercury; un tema, según dicen los estudiosos de este fenómeno musical, con el que Mercury intentó componer una ópera, con sus coros y áreas, a la medida de su lucha interior.
En su letra se dice que “no podemos escapar a la realidad” o que “en realidad nada importa”, dos mensajes que te aferran a la fantasía… y quizá sea este frenesí neuronal lo que lleve a Joan Soriano a ser un hombre enamorado de la ópera; afición que “sorprende especialmente bien” al doctor Julio Ancochea.

Pero su pasión por la ópera va mucho más allá del entusiasmo: Joan es barítono y forma parte del coro del Teatro Principal de Palma en las Islas Baleares (España)… para el doctor Julio Ancochea, EFEsalud y tod@s sus seguidores, pone el broche final a la serie de entrevistas “Respira Aire” en el Café Gijón de Madrid cantando a capela, con piano pero sin pianista, un fragmento del aria “Una furtiva lacrima” de la ópera “L’elisir d’amore” del compositor italiano Gaetano Donizetti.
No en vano, como pasa con la epidemiología, la ópera previene y cura enfermedades: en vez de usar la inteligencia de los datos usa la letra y la música, un bien inmaterial capaz de volver a humanizar a los humanos, desaforados por la codicia, y de llevarnos a la reconciliación con el planeta Tierra.
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