Estrés postraumático, reacciones psicopatológicas diversas y daño moral y emocional son las secuelas psicológicas y espirituales profundas que han sufrido algunas de las víctimas de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, los llamados Miguelianos, una organización con una dinámica de “secta destructiva”.

Así se refleja en el informe psicológico y psiquiátrico realizado a las doce personas que han denunciado a siete miembros de los Miguelianos y cuyo juicio, pendiente de sentencia, se ha celebrado recientemente en la Audiencia de Pontevedra.
El fiscal pide 66 años para el líder de la orden, Miguel Rosendo da Silva, por delitos contra la liberta sexual e integridad moral, coacciones y asociación ilícita.
La Audiencia de Pontevedra autorizó el pasado 5 de diciembre que Miguel Rosendo abandonara, con medidas cautelares, la cárcel de Teixeiro (A Coruña) antes de culminar el periodo máximo de cuatro años de prisión provisional que hoy, 11 de diciembre, se cumple.
Esta prueba pericial detalla en sus conclusiones, a las que tuvo acceso EFE, que un tercio de los doce evaluados presenta estrés postraumático, otro tercio sufre reacciones psicopatólogicas diversas y el resto muestra diferentes grados de daño moral y emocional.
El funcionamiento de los Miguelianos como una secta
El documento subraya que esta orden refleja “una dinámica clara de sectarismo destructivo” y que las personas evaluadas refieren situaciones de “abuso espiritual prolongado” acompañado, en algunos casos, de “incursiones sexuales bajo el pretexto espiritual”.
Además, señala el informe, “ese abuso espiritual, emocional y sexual se ha dado en un contexto grupal en el que se ha exigido obediencia ciega”.
Y a esto se une “un líder carismático autoproclamado, una estructura jerarquizada, mecanismos de sumisión grupal y la instauración progresiva de un estado mental de miedo e indefensión emocional”, características propias de una secta.
El hecho de que la orden de los Miguelianos estuviera legalmente constituida como asociación de fieles dentro de la Iglesia Católica -fue reconocida por la Diócesis de Tui-Vigo en julio de 2009- no descarta “una deriva sectaria de tipo religioso”.
Los peritos explican que, en la práctica, la mayoría de los movimientos sectarios buscan encuadrarse en algún espacio de reconocimiento social y/o religioso.
Los autores del informe señalan asimismo que si las víctimas, en sus testimonios, presentan lagunas, discontinuidades o distorsiones del recuerdo se puede atribuir “a una alta intensidad traumática” tras la experiencia.

El infierno vivido por una de las víctimas
“Infierno” fue la palabra escogida por María Paz para relatar ante el tribunal, el pasado 24 de octubre, su experiencia en esa orden religiosa en la que estuvo durante ocho años.
La mujer detalló numerosos episodios de abusos sexuales a los que fue sometida, según su declaración, por parte del líder de los Miguelianos quien ponía la excusa de “purificarle y sacarle el mal de ojo” e incluso curarle un cáncer de ovarios.
María Paz dijo al tribunal que las relaciones no eran consentidas y aunque reconoció que en un principio las vio como algo normal, después las rechazó y sufrió un periodo de “aislamiento social dentro de la orden”.
Está previsto que el tribunal de la Audiencia Provincial de Pontevedra dicte sentencia en breve.
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