Los confinamientos durante la pandemia de COVID-19 y sus repercusiones sociales y económicas han aumentado la exposición de las mujeres a la violencia de género por parte de sus parejas. El estrés crónico que implica la violencia afecta al sistema inmunológico y neuro–hormonal y favorece tanto la aparición de diferentes enfermedades (infecciosas, cardiovasculares, autoinmunes…) como el empeoramiento de las existentes (asma, diabetes, angina de pecho, etc.) así como el debilitamiento de la salud mental: depresión, angustia, fobias/estado de pánico, trastornos de la alimentación, disfunción sexual, escasa autoestima, abuso de sustancias psicotrópicas…