La pérdida dental en las personas mayores puede dificultar la masticación, limitar la variedad de alimentos y reducir los valores nutricionales. Por ello, es importante seguir una serie de consejos como adaptar la dieta, mantenerse hidratados y acudir a revisiones periódicas.
Los especialistas de Sanitas, a través de una nota de prensa de la entidad, explican que el cuidado de la salud oral en las personas mayores es clave tanto para mantener una buena nutrición como para preservar el bienestar y la calidad de vida.
Como explica Gabriela Aldana, miembro del equipo de Calidad Clínica e Innovación de Sanitas Dental, los dientes, además de cumplir con su función mecánica, participan en la primera fase del proceso digestivo.
“Una masticación insuficiente impide fragmentar bien los alimentos y reduce la acción de la saliva, lo que afecta tanto a la absorción de nutrientes como al aprovechamiento de la dieta”, explica Aldana.
“Con el tiempo, esta alteración puede tener un impacto directo en el metabolismo y en la salud general”, añade.
Riesgo de aislamiento
Además, la pérdida dental tiene implicaciones psicológicas y sociales. Debido a la incomodidad al hablar o sonreír, muchas personas mayores reducen sus encuentros en ciertos espacios o momentos, lo que conlleva aislamiento y perjudica el bienestar.
Por ello, cuidar la salud dental, según Miriam Piqueras, directora médica de Sanitas Mayores, protege “la autoestima, la participación social y la calidad de vida de las personas mayores”.

Cinco consejos a tener en cuenta ante la pérdida dental
Ante la pérdida dental de las personas con edad avanzada, los expertos de Sanitas Mayores ofrecen unos consejos:
- Hacer revisiones dentales periódicas. Acudir al dentista a menudo puede ayudar a detectar a tiempo caries, problemas de encía o pérdidas dentales. De esta manera se pueden valorar opciones que ayuden a mantener una correcta masticación, como implantes.
- Adaptar la alimentación sin perder nutrientes. Modificar las texturas haciendo purés, guisos tiernos o pescados suaves, para seguir cubriendo las necesidades de proteínas, fibras y minerales.
- Comer despacio y en pequeñas cantidades. Masticar con calma facilita la digestión, mejora la absorción de nutrientes y reduce el riesgo de atragantamiento.
- Mantener una buena hidratación. Beber suficiente agua ayuda a combatir la sequedad, facilita la deglución y protege la salud de las encías.
- Consultar a un especialista si hay pérdida de apetito o de peso. La falta de interés por la comida o las bajadas de energía pueden indicar problemas nutricionales y conviene buscar apoyo profesional cuanto antes.



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