“Casi a punto de entrar en la quinta década de mi vida y tras un año lleno de dificultades y retos por mantenerme a salvo profesional y personalmente, he descubierto muchas partes de mí que adoro y otras que me he propuesto mejorar y pulir… y sí, me he planteado un reto audaz: quiero ser mejor persona, mejor mujer y mejor compañera”

Un reto de mujer, ser ella misma en el presente y en su futuro

“¿Has notado alguna vez cómo tu interior se transforma y te lanza señales que muestran que no volverás a ser la misma?”, se pregunta, en un artículo de opinión, la doctora Manuela Gómez Pérez, miembro de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética (SEMCC).

“Ese carácter terrible con el que inicias tus mañanas, esos despertares frecuentes que hacen que te levantes maltrecha y dolorida, la apatía con la que miras a tu chico cuando te pide sexo y esa humedad ausente… ¡pero qué me está pasando!

Durante años me han considerado una mujer atractiva, con encanto y, para algunos del sexo opuesto, con gran sexapil. Y, ciertamente, no me puedo quejar.

Tal vez, mi carácter extrovertido y alegre, al tiempo que desenfadado, herencias de mi madre y de la gran personalidad de mi padre, hacen que la mezcla sea explosiva.

¿Has notado cuando sales a la calle y de repente todo el mundo se gira para mirarte?

Es tu poder interior, que se refleja en la forma en que te mueves, tus gestos, tu pose más sencilla y ese olor imperceptible que desprendemos y nos envuelve en un halo de poder absoluto que emanamos sin darnos cuenta de que son ellas… sí, nuestras feromonas, las que nos hacen irresistibles para ell@s.

Un hombre abraza a una mujer por la espalda junto a la orilla del mar

Lo cierto es que ese halo de poder, olor y sexo que rodea a la mujer nos otorga una ventaja biológica. Y nos confiere, sin ser conscientes de ello, una actitud de seguridad, confianza y poder aplastantes que sabemos aderezar desde niñas para conseguir cuanto queremos y como queremos.

Esa mañana, al levantarme, supe que ya nada sería igual….mi cuerpo, mi sexo y mi poder se estaban diluyendo, pero yo sabía justo lo que debía hacer.

Y sucede que el transcurrir de los años te juega esa mala pasada.

La sutil atracción creada por la naturaleza, para provocar el apareamiento de machos y hembras, desaparece apenas sin darnos cuenta, como si de una conspiración se tratara para señalarnos con el dedo

¡Dejad de copular, ya habéis cumplido vuestra misión en la tierra!

Y este halo de poder absoluto se diluye lentamente, hasta que llega el día en que eres casi imperceptible para tod@s y de repente alguien en el súper te llama ‘señora‘… y una mixtura de sonidos resuena en tu cabeza.

Te giras circunspecta, fingiendo un atisbo de amabilidad por no hacerle una cobra…para seguidamente ir como un rayo a la farmacia a pesarte e iniciar esa dieta biomanán porque acabas de darte cuenta que subiste tres tallas casi sin percibirlo.

Acto seguido, llamas a tu mejor amiga entre sollozos y le preguntas… ¿soy la misma?

Y es que, en estos tiempos en los que la mujer pasa más del 20% de su vida en esa nueva etapa tan temida de la peri y menopausia, un periodo de plena actividad mental, emocional y profesional, pues el ritmo frenético que llevamos nos impide siquiera parar, nuestro reloj biológico pretende frenarnos… y es a eso a lo que no me resigno.

Y pensando, concluyo que no hay alternativas razonables ni plausibles frente al envejecimiento… me resulta tan dura y cruel la resignación al deterioro y la decrepitud que me siento en la obligación ética y moral de buscar soluciones médicas.

No ya para alargar nuestra existencia, sino para ralentizar el deterioro y elevar nuestras capacidades a la máxima expresión antes de que llegue el ocaso y la extinción de mi existir.

Elevando esta inquietud a todos los niveles: espiritual, emocional, intelectual, físico y sexual. Descubriendo los secretos que hacen que los entresijos de ese reloj gastado de nuestro cuerpo vuelva a funcionar .

Pues bien, después de años estudiando e implementando mis conocimientos como médico en el arte de envejecer de forma programada y ralentizada… y, ¡cómo no¡, experimentando esas enseñanzas en mí misma, debo confesar que:

Me encuentro en plena recuperación de TODAS​ mis capacidades y, de nuevo, comienzo a sentirme ​PODEROSA​, estrenando nuevos despertares, nuevos humores, nuevas experiencias y ganas renovadas de ser mujer otra vez.

Dra-Manuela-Gomez-Perez

Y es así como deseo que tú, mujer, te levantes cada mañana. Envuelta de nuevo en tu poder, tu olor y tu sexo. Más reafirmada y segura que nunca para afrontar nuevos retos, nuevas etapas con la confianza de saberte de nuevo vencedora”, asevera para cerrar su artículo de opinión.

El consejo de Manuela: “Las hormonas Bioidénticas, así denominadas porque se obtienen de la naturaleza, aunque tengan una estructura química idéntica a la nuestra, ayudan a hombres y a mujeres a recuperar su vitalidad física, plenitud mental y su vigor sexual.

Ralentizan el proceso de envejecimiento a todos los niveles: cognitivo, músculo-esquelético, vascular, óseo y sexual.

Además, una alimentación adecuada a las necesidades de cada individuo, acompañada de ejercicio físico dos o tres veces por semana, con suplementos de oligoelementos de forma periódica, contribuirán a implementar este tratamiento y te ayudarán a llevar el envejecimiento de forma saludable y sin limitaciones”, determina la doctora Manuela Gómez Pérez para concluir.