Todos hemos oído hablar de los innumerables beneficios de la sauna. Algunos de estos beneficios son verdad y otros realmente exagerados. También hay contraindicaciones y prohibiciones, especialmente para las personas que padecen problemas de tensión arterial o varices en fase aguda.

También la sauna es una actividad para la que hay que seguir un protocolo si queremos aumentar sus beneficios y ahuyentar los posibles riesgos.
¿La sauna elimina patógenos, protege de resfriados, ayuda a adelgazar, aumenta la longevidad, reduce el estrés, ayuda a ganar músculo, está indicada para todos…?
Para despejar estas y otras dudas, EFEsalud ha entrevistado a Cristina González Rodríguez, una especialista en fisioterapia deportiva que trabaja actualmente en el servicio de promoción de la salud de Sanitas.
- ¿La sauna elimina patógenos?
Cuando se habla de que la sauna elimina patógenos “hay que especificar”.
“Por ejemplo, sí es verdad que hay estudios que demuestran su efectividad para el tratamiento y recuperación de procesos a nivel respiratorio, que pueden ser provocados por bacterias, pero no se puede generalizar”
Y no se puede generalizar porque bacterias hay muchas “y las hay que son termorresistentes, con lo cual la sauna no tendría efecto”.
“Sí, se podría decir que ayuda en el proceso de recuperación”.
- ¿Protege de resfriados?
El tema de protección de resfriados, habría que ver la causa, porque el resfriado “no es una entidad clínica como tal sino que se puede tener una infección respiratoria o solo una inflamación de las vías respiratorias”.
“La sauna puede ayudar, porque si se eliminan agentes patógenos de la piel, la persona estará menos expuesta por ejemplo a una infección respiratoria, podría servir como agente desinfectante preventivo, podría, pero para la afección como tal no”.
“También si hay un proceso respiratorio no vírico, el usarla podría venir bien para ayudar a desinflamar las vías aéreas y puede disminuir los ataques tos y la proliferación de mocos”.
- ¿Ayuda a adelgazar?
“Este es otro error muy extendido, la sauna elimina toxinas, no grasas, lo que se elimina son otro tipo de sustancias de desechos”.
“Sí que es verdad que tradicionalmente se usaba la sauna para adelgazar, pero el peso que se pierde es de agua, y cuando volvamos a hidratarnos como se debe hacer, lo vamos a recuperar”.
- ¿Aumenta la longevidad?
Al final, como otras prácticas, puede ayudar a “que tengamos mejor calidad de vida y si se usa regularmente, se limpian más sustancias de deshecho del torrente sanguíneo y eliminan toxinas, pero de ahí a tener mayor longevidad, no hay estudios”.
“Calidad de vida sí, pero tiempo de vida no”.
- ¿Acelera el riego sanguíneo?
Es cierto cuando se aplica bien, hay que aplicarla con baños de contraste por inmersión en agua fría, “acelera un mayor riego sanguíneo, y si se aumenta el aporte sanguíneo a los tejidos esto ayuda también a la termoregulación”.
Cuando nos metemos en la sauna se produce un aumento de sudoración corporal, y ese aumento de sudoración es lo que lleva “a que el corazón bombee más rápido y mande más sangre por minuto a los tejidos. Se aumenta el ritmo cardíaco y el número de pulsaciones”.
- ¿Reduce el estrés?
La sauna sí se puede aconsejar para reducir el estrés y relajarse.
“Para disminuir el estrés actual en el que vivimos podría ser adecuado, porque sí es verdad que es uno de los beneficios”
“Ese mayor aporte sanguíneo y eliminación de toxinas produce un estado de relajación en el tejido muscular que puede ayudar a ello”.
- ¿Ayuda a ganar músculo?
“Eso se sabe que no es verdad”.
“Antiguamente se usaba la sauna después del entrenamiento como medio recuperador y de ahí se extrapoló a que si aumentaba el aporte de nutrientes se podía mejorar la tonificación”.
“Pero esto no es así porque la tonificación de la fuerza muscular no se aumenta por el choque térmico de la sauna y por mandar más nutrientes”.
“Sí puede favorecer la recuperación muscular, pero no aumenta la tonificación”.
- ¿Para quién está contraindicada?
Está contraindicada para personas con problemas de tensión, alta o baja, o personas, por ejemplo, con varices en fase aguda.
“Siempre que hay un problema a nivel de tensión arterial que no esté bien regulada o que estén tomando medicación, está contraindicado”.
“Por ejemplo, un hipertenso que tome medicamentos diuréticos no debería usar la sauna porque se puede producir una eliminación de líquidos muy rápido con los consiguientes riesgos para su salud” .
“Pero como en todo habría que ver cada caso. Valorarlo individualmente”.
Sauna: cómo tomarla
Explica Cristina González que, en general, y si lo que se pretende es ayudar al cuerpo a desintoxicarse de las sustancias de deshecho se puede acudir a la sauna una vez cada 15 días, “pero cada caso es muy concreto y en función de lo que se persiga se marcan unos tiempos de aplicación”.
“Hay que tener en cuenta -añade- que en la sauna seca se somete al cuerpo a una temperatura muy alta, en algunos casos hasta 100 grados sauna, y por esta razón debe intercalarse con baños de agua fría de hasta 10 o 20 grados, en función de la temperatura de la sauna”.
“Se pueden hacer entre 4 y 5 ciclos de sauna y baños frío, durante unos 15 minutos”, apunta

Según la especialista, “empezar, por ejemplo, con 3 minutos de sauna, y a continuación darse una inmersión de un baño de agua fría de un minuto o minuto y medio, y vuelta a la sauna, y así hasta 4 o 5 veces. El número de ciclos y su duración no es estricto y hay que ajustarlo a las sensaciones de cada persona”.
“Es importante acabar siempre el ciclo con un baño de agua que esté a una temperatura de 20 a 30 grados, siempre por debajo de la temperatura corporal habitual, para ayudar a regular la frecuencia cardíaca pero sin romper los contrastes que hemos estado buscando”, concluye.
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