Con más de 4.116.500 de casos de coronavirus confirmados a nivel mundial, 227.346 de ellos en España a fecha de hoy, el incumplimiento sistemático de las medidas sociales planteadas durante el desconfinamiento, como lavarse las manos, usar mascarillas y guantes fuera de las viviendas o mantener una distancia física entre personas de al menos 2 metros, “conducirá, más pronto que tarde, a otras oleadas de la pandemia COVID-19”
Sin mascarillas y manos infectadas, “rebrote inevitable de coronavirus”
El doctor Joan B. Soriano Ortiz, médico epidemiólogo del Hospital de La Princesa y profesor de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, responde así de rotundo a un nuevo EPITUIT de EFEsalud: ¿Qué perspectiva pandémica nos espera a cortísimo plazo tanto a nivel mundial como en España?
“Lamentablemente, aún no les puedo traer buenas noticias. Yo conjugo cada vez más el verbo ‘NO SABER’, pues observo a diario que nos encontramos a numerosísimos expertos en virus, epidemias y en COVID-19 que salen hasta de debajo de las piedras”, dice con ironía el Dr. Soriano.
“Pero mis colegas epidemiólogos de enfermedades infecciosas, que son los que saben, me dicen que la situación no pinta bien. No solo va a haber segundas e inevitables oleadas de infección, sino que las sufriremos en verano o todavía en esta primavera, sin tener que esperar el brote coronavírico hasta el próximo otoño o invierno”, advierte.
La causa principal radica en que no se están ejecutando de forma correcta las medidas de desconfinamiento de la población durante las fases programadas en países como España, Italia o Alemania.
“La gente no está usando las mascarillas y los guantes en sitios cerrados, como los comercios y supermercados, por ejemplo. Además, la distancia social de 2 metros, el mínimo recomendado, no se suele cumplir durante los horarios establecidos para salir a la calle a pasear o hacer deporte, ya sea en las aceras, en los corrillos -grupos de personas- o en las entradas a los edificios de viviendas”, apunta.
HEpiTracker y Epiwris en la lucha contra el coronavirus
Con el fin de mejorar los sistemas de control epidemiológico en las diferentes fases de la desescalada, el laboratorio de ideas, o “Think-Tank“, compuesto por neumólogos, epidemiólogos, físicos desarrolladores de software y emprendedores, que dio lugar hace unas semanas al proyecto AMADIICH, se ha propuesto que la población sanitaria analice sus propios síntomas o costumbres sociales de desconfinamiento con una aplicación de móvil (app HepiTracker) y un dispositivo de pulsera de medición pasiva (Epiwris).
El Estudio de Monitorización Activa y Determinantes de Infección Incidente de COVID-19 en Población Hospitalaria (AMADIICH, por sus siglas en inglés) funciona ya en diez hospitales del Sistema Nacional de Salud en España para desvelar la tasa de incidencia de infección por coronavirus en trabajadores de hospital, sanitarios y no sanitarios, así como sus factores de riesgo y las posibilidades de aumentar la protección individual y colectiva.
El sistema de medición del estudio se lleva a cabo con la aplicación Rastreador de Epidemias en el Hospital (HEpiTracker), una herramienta para conocer en tiempo real la expansión de la COVID-19 por edad, sexo, servicio y grupo laboral; que también planifica las actuaciones y respuestas por parte del sistema de salud.
La aplicación HEpiTracker permite a los trabajadores relacionados con los servicios sanitarios rellenar diariamente, en 30 segundos, una serie de campos relacionados con su trabajo/exposición y con los síntomas compatibles con el coronavirus.
“Además de la temperatura corporal, cada mañana, se introducen los resultados de los test de la PCR para COVID-19 realizados en cada centro. Cada 24 horas se generarán informes anónimos y automáticos indicando los grupos con cambios en los síntomas, diagnósticos de sospecha/confirmación de forma global y personalizados para cada departamento/servicio del hospital, así como una descripción epidemiológica”, detalla el Dr. Joan Soriano.
Los datos que ha proporcionado este estudio en desarrollo se facilitan a la Dirección de cada hospital para que puedan emplearlos con los objetivos que consideren más oportunos, como comprobar, y según cada caso, si la incidencia que de la curva de infección que establece AMADIICH guarda relación con los datos oficiales que se registran a diario en cada centro hospitalario.
“El estudio AMADIICH aporta informes diarios de personal en riesgo o con alta probabilidad de estar desarrollando la infección, lo que ayuda a los responsables hospitalarios en la toma de decisiones para evitar el contagio entre el personal, tanto sanitario (enfermería y médico) como no sanitario (celadores, personal de limpieza, administración, seguridad, laboratorios, administración y otros)”, explica el Dr. Joan Soriano, el investigador principal (IP).
Pero al ser una herramienta analítica que depende de la actividad consciente y constante de cada individuo, HepiTracker ha necesitado un desarrollo tecnológico: “Epiwrist o dispositivo de pulsera que actúa de forma pasiva, sin que el trabajador que lo lleva a la muñeca sea consciente del registro automático de sus síntomas corporales o de sus hábitos higiénicos en relación a limpieza de las manos”, expone.
“Mide las pulsaciones del corazón, la temperatura corporal o la tos del sujeto pasivo, incluso si la propia tos se ha efectuado tapando la boca con la cara interna del codo, que es lo recomendable, o solo se han colocado las manos delante de la boca para impedir la expulsión de gotas de saliva al aire”, describe.
“Es más, un grupo de investigación australiano quiere conseguir que Epiwrist analice el movimiento de frotación durante el lavado de manos con el fin de registrar que se cumplan los protocolos establecidos por la OMS, que marcan 20 segundos de duración de higiene pormenorizada y una frecuencia significativa y necesaria”, añade el epidemiólogo para nuestra grata sorpresa.
Cabe recordar que alrededor del 20% de los trabajadores hospitalarios, sanitarios o no, han sufrido más o menos algún efecto desgarrador de la pandemia COVID-19. Según los datos de RENAVE , Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Sanidad en España, a fecha 7 de mayo de 2020:
- Personal contagiado, 35.544 (27.092 mujeres y 8.452 hombres [76,22% y 23,78% respectivamente]), con una media de edad de 46 años.
- Hospitalizad@s, 3.663 (10,7%).
- Ingresad@s en UCI, 269.
- Fallecid@s, 42 (25 hombres y 17 mujeres).
¿El mejor consejo para la población durante el desconfinamiento por coronavirus?
“El miércoles 11 de marzo, estaba volando de Londres a Mallorca cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS), mediante su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró que el brote de coronavirus causante de la Covid-19 pasaba de ser de una epidemia a una pandemia. Y todo se enredó”, nos cuenta.
Desde entonces, todas las medidas establecidas por la OMS y la mayoría de países intentan menoscabar la potencialidad del virus hasta que se consigan medidas terapéuticas solventes o la vacuna definitiva. Evitar “los repuntes” de los contagios es uno de los principales objetivos en casi todo el planeta.
“Ahora debemos perseverar, todavía más si cabe, en las medidas de prevención, ya que es un virus novedoso del que todavía desconocemos muchas cosas. Los profesionales, como es lógico a día de hoy, tienen dudas sobre su evolución o su comportamiento futuro”, plantea el médico epidemiólogo.
Pero lo que está muy claro a estas alturas de la pandemia es la envoltura de maldad del coronavirus.
“Tenemos compañeros y compañeras en las Unidades de Cuidados Intensivos con edades de 40 años, sin factores de riesgo, incluso verdaderos atletas, que sobreviven gracias a un respirador y a la labor encomiable de todo el personal sanitario”, subraya.
El doctor Joan B. Soriano Ortiz, que estuvo trabajando 18 días seguidos en pleno pico pandémico, apenas cerrando los ojos por agotamiento en un hotel junto a su Hospital Universitario de La Princesa de Madrid, insiste en que el uso de la mascarilla fuera del domicilio, lavarse las manos con frecuencia, ponerse guantes en los comercios y mantener el distanciamiento social con un mínimo de 2 metros es “la regla de oro poblacional” contra este microorganismo infame y maldito.
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