El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del madrileño Hospital Clínico Universitario San Carlos, nos presenta la solución menos invasiva y más eficaz, un tapón, para resolver un “ductus arterioso persistente”; cardiopatía congénita que apellida al conducto temporal que une las arterias pulmonar y aorta durante el desarrollo fetal y que debería …

La solución intervencionista al ductus arterioso persistente

La solución intervencionista al ductus arterioso persistente

  • 24 de noviembre, 2017
  • Gregorio Del Rosario

El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del madrileño Hospital Clínico Universitario San Carlos, nos presenta la solución menos invasiva y más eficaz, un tapón, para resolver un “ductus arterioso persistente”; cardiopatía congénita que apellida al conducto temporal que une las arterias pulmonar y aorta durante el desarrollo fetal y que debería haberse sellado de forma natural inmediatamente después del nacimiento del bebé.

“Este canal arterial permite que la circulación sanguínea funcione durante todo ese periodo materno, con los pulmones del futuro bebé totalmente colapsados. Cuando el recién nacido expande sus pulmones, el conducto deja de ser útil; no tiene razón de existir. Durante las primeras horas de vida, o como mucho en dos o tres días, se debe cerrar de forma natural”, dice el cardiólogo.

“Cuando este conducto no se cierra del todo, más prevalente en niñas, se convierte en una patología cardíaca que llamamos ductus arterioso persistente (CAP)… persistente porque no se cerró en su momento y sigue abierto”, aclara.

Se produce un cortocircuito en la circulación sanguínea: dependiendo del tamaño del ductus, se mezcla, más o menos, sangre oxigenada que sale del corazón por la aorta (sistémica) y sangre con poco oxígeno que circula por la arteria pulmonar… resultado, el organismo distribuye sangre con menos oxígeno de lo normal.

Intervencionismo cardíaco para cerrar el ductus arterioso

Instantes después de que el feto se convierta en bebé su aparato respiratorio experimenta cambios definitivos. Sus pulmones entran en funcionamiento y se produce un intercambio de gases en los alveolos, proceso que durante el embarazo tenía lugar a través de la placenta, ya que los pulmones estaban llenos de líquidos. La sangre materna era la portadora del oxígeno.

Si el ductus arterioso no se cierra (en algún caso se tapona de forma natural meses después), es la hora del intervencionismo cardíaco.

El cardiólogo Carlos Macaya con su colega Pilar Jiménez
La doctora Pilar Jiménez y el doctor Carlos Macaya. EFE/David Talles

Y para explicar la solución médica más vanguardista al ductus arterioso persistente, el doctor Macaya se coloca el micrófono de EFEsalud en la corbata y entrevista a la doctora Pilar Jiménez-Quevedo, cardióloga del HUCSC y especialista en intervencionismo estructural cardíaco, técnica quirúrgica que no requiere abrir el pecho del bebé o del paciente adulto.

¿Con qué frecuencia nos encontramos este problema cardiovascular en la población y qué consecuencias físicas se observan en los pacientes?

“Tenemos que diferenciar entre niños y adultos. Normalmente, en niños el ductus arterioso está asociado a otras patologías congénitas y se diagnostica de forma precoz. Sin embargo, si esta conexión entre arterias no está relacionada con otras cardiopatías, un 90% de los casos, permanece silente hasta que el paciente o la paciente son adultos”, señala.

“El diagnóstico a estas edades se obtiene al escuchar el médico un soplo en la zona del corazón cuando auscultan al paciente -expone-. Otras veces lo revela un cansancio inespecífico habitual o la cianosis -color azulado de la piel-. Los enfermos son derivados al cardiólogo, quien realizará un estudio  cardiovascular exhaustivo”.

Cuando el problema del ductus es mínimo no es necesario aplicar tratamientos, ya que no acarrea un problema significativo para su salud, aunque los pacientes siempre estarán bajo observación médica. En cambio, si la conexión entre ambas arterias es de cierto calado, no cabe más remedio que actuar.

“El músculo cardíaco está recibiendo una sobrecarga de flujo sanguíneo, ya que parte de la sangre circula por una carretera por la que no debería ir, y puede comenzar a dilatarse –cardiomegalia-. Además, se acumula agua en los pulmones. El paciente notará un cansancio insistente sin motivo aparente”.

¿Y cuál es la solución quirúrgica más avanzada?

Con la ilustración radiográfica del caso de una paciente tratada en el HUCSC, la doctora Pilar Jiménez-Quevedo explica, en términos generales, una intervención cardíaca rutinaria para solventar esta unión persistente entre las arterias aorta y pulmonar.

Mediante cateterismo se lleva una guía y un dispositivo percutáneo de cierre hasta la conexión arterial incompetente.

El dispositivo tipo CIA para cerrar un ductus arterioso persistente
El dispositivo tipo CIA para cerrar un ductus arterioso persistente

“Nos introducimos por vía inguinal y llegamos al conductus no cerrado. Luego, atravesamos el agujero entre ambas arterias. A continuación, expandimos un tapón, que se compone de tres partes: dos discos unidos por una cinturilla”, describe.

“Extendemos uno de los discos en la aorta y retraemos el dispositivo por el cuello del agujero hasta fijar la cintura del dispositivo, la parte que sella la conexión arterial. Otro segundo disco se libera después taponando por completo la zona, esta vez en la arteria pulmonar”, continúa.

“Los dos discos, con su cintura, permiten que el tapón no migre o se desplace a su antojo por alguna de las dos arterias. El dispositivo artificial (elaborado con Nitinol) queda totalmente estabilizado en el antiguo túnel fetal, resolviendo así el defecto de conectividad”, subraya.

Esta cardiopatía congénita es relativamente frecuente en el 60% de los bebés prematuros menores de 28 semanas, en recién nacidos con el síndrome de distrés respiratorio o en niñas y niños con muy bajo peso al nacer.

En España, el números de procedimientos realizados fue de 35  en 2015 y  de 37  en 2016 (datos derivados del registro nacional de la Sección de Hemodinámica).

Hoy en día, el ductus arterioso persistente, como diría el doctor Carlos Macaya, se repara “con poco más que una dosis de anestesia local, un día de hospitalización y un ‘taponcito’ para cerrar la abertura persistente“.

El intervencionismo cardíaco, cirugía a corazón cerrado, vuelve a demostrar su eficacia; “incluso en la más tierna infancia”, concluye.

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