El doctor Pedro Guillén García, jefe del Servicio de Traumatología de la Clínica CEMTRO de Madrid, retoma uno de sus temas favoritos, las lesiones deportivas, especialmente en el ámbito de la competición profesional; un mundo de cifras multimillonarias en el que siempre cabe la posibilidad de que una de sus estrellas mediáticas “reaparezca antes de …
El reloj galénico y el cronómetro deportivo
El doctor Pedro Guillén García, jefe del Servicio de Traumatología de la Clínica CEMTRO de Madrid, retoma uno de sus temas favoritos, las lesiones deportivas, especialmente en el ámbito de la competición profesional; un mundo de cifras multimillonarias en el que siempre cabe la posibilidad de que una de sus estrellas mediáticas “reaparezca antes de tiempo”, contraviniendo, incluso, los consejos del médico.
El piloto de moto GP, Valentino Rossi, tendría que haber estado de baja alrededor de 30 o 40 días tras su fractura de tibia y peroné en su pierna derecha mientras practicaba motocross en Italia, pero se ha subido a su Yamaha 22 días después de la cirugía para disputar el Gran Premio de Aragón (España). El traumatismo es similar al que padeció en la misma pierna en el año 2010.
El delantero del F.C. Barcelona, Osumane Dembélé, que cayó lesionado después de dar un taconazo al balón, ha sido operado de una rotura del tendón del bíceps femoral de su pierna izquierda y estará de baja alrededor de tres o cuatro meses… pero ya se especula conque pueda volver a los terrenos de juego antes de lo previsto.
Tiempo de baja, tiempos de alta
Esta lista de galácticos se podría completar con jugadores como Marcelo (rotura fibrilar de grado dos) y Theo Hernández (subluxación del hombro derecho) del Real Madrid; Víctor Machín ‘Vitolo’ (microrrotura en el bíceps femoral izquierdo) de la UD Las Palmas, pronto del Atlético de Madrid; o con Sergio Llull (rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha), base del club merengue y de la “ÑBA”.

Sin embargo, en el manual del galeno de Pedro Guillén no cabe la duda.
“Hay atletas que recaen por volver a competir antes de tiempo, sobre todo en las grandes estrellas del deporte. Son tan importantes para el equipo o para las marcas publicitarias, por su aportación decisiva al triunfo del grupo, que se les emplea, incluso, antes de que puedan ofrecer su rendimiento pleno”, dice.
“Yo no aconsejo a un atleta roto o con dolor que vuelva al terreno de juego antes de tiempo -continúa-. Lo quiero ver compitiendo con la total seguridad de que sus prestaciones físicas van a ser las mismas que antes de la lesión”.
“A medida que el deportista se incorpora de nuevo a los entrenamientos y la recuperación marcha por el buen camino, sin molestias, significa que la fase curativa evoluciona favorablemente… si el dolor reaparece hay que volver a una fase anterior y revisar la zona dañada, ya que es un signo claro de que no está totalmente curada”, indica.
La cirugía, la fisioterapia y el tiempo devuelven la normalidad física al deportista lesionado. “El médico solo firma el alta médica. No es el alta deportiva, decisión que corresponde al equipo técnico de la entidad donde trabaja“, destaca.
“Esta segunda aprobación se establecerá cuando el deportista recupere la potencia, la fuerza o la habilidad de su articulación o de su músculo perjudicado, sin que sienta molestias o dolores. Puede tener el alta médica, pero no podrá practicar deporte competitivo hasta que lo considere su entrenador”, subraya.

Y podemos poner de ejemplo el caso de Kevin Gameiro, dorsal 21 en el Wanda Metropolitano. Su DT, ‘El Cholo’ Simeone, quiere que sus jugadores siempre estén al 100%, seguramente para no repetir experiencias negativas como la de Diego Costa en la Final de la Liga de Campeones de 2014 en Lisboa (lesión previa en la cara posterior del músculo isquiotibial derecho).
Gameiro fue intervenido en Francia a finales de junio de una pubalgia tras arrastrar molestias en su pubis hasta el final de la temporada 2016-17. Inició la pretemporada 2017-18 más tarde que el resto de sus compañeros y saltó al césped segoviano de San Rafael el 19 de julio. Comenzó la liga en el banquillo y en estas últimas jornadas ya ha jugado algunos minutos.
El deportista ante el dolor músculo esquelético
El traumatólogo Pedro Guillén, fundador y ‘jefe’ de la CEMTRO, entiende que un deportista que entrena para competir se puede enfrentar a tres estados físicos relacionados con el dolor músculo esquelético: dolor por sobrecarga ante una demanda biomecanica permanente, dolor por recidiva de una lesión o dolor posterior a una intervención quirúrgica.
En el primer caso, sin lesiones previas, el atleta acude a la consulta porque refiere dolor debido a la competición, larga y dura.
“Recibimos a tenistas, lanzadores de disco o jugadores de baloncesto y balonmano, deporte este donde toda la zona del hombro sufre una barbaridad, sobre todo al lanzar para marcar un tanto al portero contrario”, expone.
“Me dicen… doctor, el hombro me tira hacia atrás cuando lanzo a portería… doctor, me molesta la rodilla cuando salto para coger un rebote… doctor, siento molestias en el muslo cuando arranco para esprintar en la salida de los 100 metros lisos”, cuenta.
“Estos excesos de fuerza y potencia darán lugar a lesiones musculares, lesiones articulares y, a su vez, a lesiones en estructuras adyacentes, como tendones y huesos”, señala.
El deportista puede padecer ya una periostitis -inflamación del periostio, la capa superficial del hueso-; una tendinopatía -inflamación difusa o localizada de un tendón-; o sus músculos pueden estar fatigados.
“Lo más conveniente es regularizar el proceso de preparación del atleta. Tiene que enlentecer su esfuerzo para fortalecer su sistema músculo esquelético y darle cierto tiempo para que se recupere. Debe suprimir ese dolor inquietante”, aconseja.
“También es preciso aplicar calor antes del entrenamiento y frío después del ejercicio -apunta-. Pero, en general, debe cuidar mucho más su gesto deportivo con el fin de obtener un doble beneficio: menos dolor y menos posibilidades de lesionarse”.
En el segundo, el deportista regresa a la competición y vuelve a sentir dolor.
“La lesión muscular, el esguince de rodilla o una lesión en la muñeca, el codo o en un hombro, se ha curado después de algunas semanas de tratamiento, o de varios meses, pero el atleta vuelve a sentir molestias”, plantea el doctor Guillén.

Esta recaída significaría que el plan de recuperación física estaba mal planteado. Las prisas no son buenas consejeras.
“Aunque el atleta y sus técnicos saben muy bien que esta incorporación tiene que realizarse de forma escalonada, cumpliendo con los tiempos establecidos, por ejemplo, un 5% o un 10% de mayor esfuerzo cada día, si se trabaja más de lo estrictamente estipulado, la consecuencia será una recaída casi segura”, razona.
El tercer supuesto, el atleta operado, es “el más preocupante” para los médicos, los jugadores y los clubes deportivos.
Una rotura de menisco, un esguince de tobillo, una luxación de hombro, un dedo roto de la mano o una fractura facial no es igual de importante en deportistas que utiliza básicamente el tren superior -brazos y hombros- que para aquellos otros que cimientan su esfuerzo en el tren inferior -piernas y cadera-.
“Las lesiones del tren superior son más prevalentes, aunque sea en deportes como el tenis o el voleibol, ya que el movimiento de las piernas está presente en todos los esfuerzos competitivos” recuerda Guillén.
De ahí, entre otros motivos, la importancia del equipo médico interviniente y la técnica quirúrgica empleada para sanar cualquier tipo de lesión. La recaída durante la rehabilitación, más o menos cercana al regreso a la competición, es “una situación muy triste”, opina el doctor.

“Inmediatamente se empieza a dudar de la profesionalidad de los traumatólogos o de las urgencias del cuadro técnico del club afectado. Por eso es fundamental que el deportista se recupere poco a poco, cumpliendo los tiempos establecidos, y lo haga, además, rodeado de sus compañer@s en el lugar habitual de entrenamiento”, asegura.
Para el doctor murciano de Archena, donde el agua es una bendición para el descanso, el éxito total del deportista dependerá, por tanto, de un entrenamiento proporcional a la intensidad de la competición y a las características fisiológicas de cada individuo, previendo las lesiones.
“Cuando se producen, hay que cumplir al milímetro las pautas médicas y los ritmos de la recuperación, sin atajos de ningún tipo, menos aún por urgencias deportivas o económicas”, concluye.
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