Además de los miedos que genera tener un cáncer de próstata, su extirpación, hasta hace unos años era una tarea bastante compleja. Algunas de las secuelas derivadas de estas intervenciones quirúrgicas eran la disfunción eréctil o la incontinencia urinaria. El robot da Vinci es capaz de reducir esos riegos gracias a su tecnología, precisión, y sobre todo, a un buen urólogo capaz de manejarlo

Hace unos días Barcelona acogió la 54º edición del curso de Urología de la Fundació Puigvert, el primer hospital de España en contar con el robot da Vinci en su centro.
Este robot quirúrgico llegó a España hace una década y se ha consolidado como uno de los mejores sistemas tecnológicos en el campo de la urología.
Según detalla el jefe de la unidad de Urología Oncológica de la Fundaciò Puigvert, Joan Palou, el robot da Vinci ha supuesto una revolución en el campo de la urología porque además de operaciones de próstata, también se emplea en otras patologías urológicas como:
- Estenosis pieloureteral (cuando el riñón está obstruido).
- Cistoprostectomía radical (cuando se quita vejiga y próstata por tumor de vejiga).
- Linfadenectomías (eliminación de ganglios por diferentes tumores).
Además, el robot ya se ha ido utilizando en diferentes centros europeos en cirugías ginecológicas, vasculares y cardíacas.
Ventajas del robot da Vinci

Según explica Palou, “este robot ofrece ventajas tanto de cara a la ejecución de la cirugía como para el paciente”.
- Trabaja en 3 dimensiones.
- Trabaja 10 aumentos.
- Cuenta con cuatro brazos: mano derecha, mano izquierda, óptica, y brazo ayudante (colocado de forma fija en la zona interesada)
- Elimina el temblor de la mano del doctor.
En el caso de las laparoscopias simples, el cirujano trabaja con posiciones forzadas: “Además de cansarse más, puede sufrir sobrecargas musculares”.
Prostatectomía radical
La prostatectomía radical es una cirugía en la que se extirpa toda la glándula prostática y algunos tejidos de alrededor de ésta con el fin de tratar un cáncer de próstata. Esta operación suele practicarse cuando el tumor se ha propagado más allá de la próstata.
En algunas ocasiones el paciente tiene que recibir un tratamiento acorde con su tipo de cáncer y los factores de riesgo pero a veces es necesaria la intervención quirúrgica.
En este último campo es en el que la robótica ha aportado grandes ventajas:
- Reduce el sangrado.
- Cuando se elimina la próstata se corta a ras de la zona del esfínter, (el grifo encargado de aguantar la orina) y si cortas unos milímetros de más se puede llegar a afectar el tejido y el paciente puede llegar a tener un cierto grado de incontinencia urinaria.
- Los nervios que dan lugar a la erección discurren por unas estructuras, las bandeletas neurovasculares. Si al quitar la próstata se lesionan o se cortan pueden dar lugar a la impotencia sexual.
En las disecciones hay que ser muy cauto aunque cuando se trata de tumores muy agresivos también es necesario llevarse las bandeletas neurovasculares porque también suelen estar invadidas, detalla el doctor.
Las mejorías del robot
Desde que llegó en 2005, el robot da Vinci ha ido poco a poco perfeccionándose.

En este sentido, Palou señala que la principal evolución se dio en los primeros robots, sobre todo, con la introducción del cuarto brazo ya que al principio solo tenía tres, y eran mucho más voluminosos.
“Antes nos veíamos con la dificultad para colocar bien los brazos porque chocaban el uno con el otro al moverlos, pero ahora, los han estilizado mucho”.
Concretamente, el último modelo, “el Xi emite incluso una especie de rayo láser que facilita la rapidez en la colocación de los trócares”.
Si nos remontamos a los inicios del da Vinci se puede recordar que una de las primeras demostraciones que se hicieron fue la de un cirujano que operaba a un paciente que estaba en otro continente.
Inicialmente este robot se creó pensando en las áreas remotas carentes de expertos porque con que un médico supiera hacer los agujeros para iniciar la laparoscopia robótica, el cirujano podría operar a su paciente desde la distancia, indica Palou.
El doctor explica que él siempre trabaja a unos metros del paciente pero en el caso de poder alargar los cables, podría estar tranquilamente desayunando en su casa, recibir el aviso, conectarse, operar, y después continuar leyendo el periódico. “Esto de momento no se utiliza pero… ¡Es una idea fantástica!”
El curso
Este curso reunió a más de 600 urólogos de todo el mundo entre los cuales destacaron tres gurús de la cirugía robótica como Mark Emberton, Chris Evans y Mani Menon.
Este último es considerado una eminencia mundial en el uso del sistema da Vinci en prostatectomías radicales; en su trayectoria ya figuran más de 4.000 intervenciones de este tipo.
Otros nombres destacados en este encuentro fue el del director del curso y del servicio de Urología de la Fundació Puigvert, Humberto Villavicencio.
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