Los hábitos de vida y el entorno cambian durante el verano. Los viajes, la exposición al sol y al aire libre, las comidas…todo influye en la posible aparición o empeoramiento de determinadas alergias más propias de la época estival

Alergias a las picaduras de insectos, las alimentarias, al sol o respiratorias son las principales alergias de verano que podemos prevenir, según explica el decano de la Facultad de Medicina y profesor en Alergología de la Universidad CEU San Pablo, Tomás Chivato.
Alergia a los alimentos
- Sobre todo los niños y adolescentes deben tener especial cuidado durante el verano. Campamentos, viajes, excursiones, estancias en el extranjero hacen que comer fuera de casa sea la norma y deben extremar la precaución si son alérgicos a determinados alimentos.
- Los alérgicos deben contar con un plan personalizado de tratamiento en caso de ingerir de forma inadvertida los alérgenos. Por ejemplo, los frutos secos (contenidos en salsas o ensaladas) pueden producir anafilaxia, por lo que el afectado debe llevar su autoinyectable de adrenalina.
- Ojo con el anisakis: un parásito que en su fase larvaria puede aparecer en el aparato digestivo de diferentes pescados como merluza, sardina, bacaladilla…Si ese pescado se ingiere crudo o poco cocinado sin haberlo congelado previamente esa larva puede dar lugar a problemas digestivos y alérgicos.

El sol, causa de otra de las alergias de verano
- La alergia solar se debe a un mecanismo de hipersensibilidad que da lugar a dermatitis fotoalérgica y a urticaria solar.
- Las causas más frecuentes de reacciones fotoalérgicas son las cremas de protección solar y algunos medicamentos antiinflamatorios aplicados en forma de gel o crema sobre la piel. También determinados fármacos antiinflamatorios pueden producir fotosensibilidad por mecanismo fototóxico.
Alergia respiratoria
Las alergias respiratorias, rinitis y asma, otras de las alergias de verano, se manifiestan más en determinados hábitats por lo que si hay afectados por polen, ácaros o hongos deben saber a qué tipo de lugar viajan.
Por ejemplo, los alérgicos a pólenes de gramíneas que en el centro de la Península Ibérica se manifiesta en mayo y junio pueden presentar síntomas en verano en Pirineos, cordillera entre España y Francia, o en Reino Unido, Irlanda y el Norte de Europa.
Los alérgicos al polvo pueden sufrir síntomas en la zonas de costeras donde la humedad es mayor.
Alergia a los insectos
En verano estamos más expuestos a las picaduras de abejas, avispas o mosquitos. Estos son algunos de los consejos que ofrece el alergólo del CEU Tomás Chivato.
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No acercarse ni golpear panales de abejas o nidos de avispas.
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Si se posase algún insecto es mejor permanecer quieto o realizar movimientos lentos hasta que se aleje.
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Si bebe líquidos azucarados al aire libre compruebe que no haya insectos en los bordes.
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Evitar pasear por praderas en floración o campos de trébol. No caminar descalzo, sobre todo en piscinas con césped.
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No utilizar ropa de colores llamativos ni estampados. Es mejor utilizar verde suave o marrón claro.
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Evitar utilizar colonias o perfumes en salidas al campo.
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Protegerse convenientemente en trabajos de jardinería.
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Las ventanillas de los coches han de ir cerradas.
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Las redes o insecticidas son herramientas útiles en lugares cerrados.

En general, en las alergias de verano, la anafilaxia es la reacción alérgica más grave y puede ser: cutánea (urticaria y/o angioedema), respiratoria (asma), digestiva (dolor abdominal, vómitos, diarrea), circulatoria (hipotensión, palpitaciones, taquicardia, hipotensión).
El tratamiento de elección es la adrenalina intramuscular y los pacientes con antecedentes de este tipo de reacciones deben de estar entrenados en el uso de los autoinyectores.
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