Se estima que alrededor de 50.000 niños en edad escolar tienen un Trastorno del Espectro Autista en España, entre los que se incluye el síndrome de Asperger. Las necesidades de estos niños, como denuncian diversas instituciones, no están cubiertas y reclaman, en su Día Internacional, una mayor formación del profesorado, comunicación entre el colegio y la familia y adaptaciones para mejorar su proceso de aprendizaje

“Mi Asperger me ayuda a no creer en mentiras. Me hace diferente, y ser diferente es un regalo. Yo lo considero un superpoder”. La mediática Greta Thunberg forma parte de ese 2,5 % de la población mundial que padece el síndrome de Asperger, un problema encuadrado dentro de lo que se conoce como trastornos del espectro autista (TEA).
Las estadísticas oficiales indican que afecta a 3 de cada 1.000 niños en España, aunque estudios recientes apuntan a que esta cifra podría ser mayor (1 de cada 250).
El síndrome de Asperger es un trastorno neurobiológico dentro del espectro autista. Se conoce también como Trastorno del Espectro Autista (TEA) sin discapacidad intelectual asociada y tiene su origen en una alteración de las áreas cerebrales implicadas en las habilidades comunicativas y sociales.
Con motivo del Día Internacional del Síndrome de Asperger, el 18 de febrero, la Universidad Oberta de Cataluña (UOC) pone de manifiesto la falta de apoyo para los alumnos que tienen esta enfermedad. Un reclamo al que se suma la escuela on line ELEInternacional, que ofrece las herramientas necesarias para construir un aula inclusiva en la que se atienda a todos por igual.
Desde esta última explican que son niños que sufren cierta discriminación por la falta de información sobre este síndrome y de herramientas para establecer una interacción adecuada. Unas barreras persistentes en la interacción y la comunicación social, ya que el autismo es un trastorno que acompaña a la persona a lo largo de toda su vida.
Aumento de la detección
Tal y como detalla Alfonso Igualada, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, “en los últimos años ha habido un aumento de la detección de los niños con trastorno del espectro autista (TEA) gracias a que la sociedad conoce mejor este problema. Por suerte, quedan lejos los estereotipos de otras épocas”.
“Otro aspecto que ha influido en la mayor detección de casos es el hecho de que se ha identificado un perfil dentro del espectro: el que caracteriza principalmente a las mujeres“, comenta Cristina Mumbardó, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. “Hasta ahora se había detectado una mayor incidencia de hombres. Sin embargo, las detecciones tardías en mujeres con TEA han hecho saltar las alarmas, y han dado a conocer un perfil menos estudiado y caracterizado por presentar intereses que suelen estar centrados en la lingüística, la historia, el arte…”, explica la profesora.

El perfil de las personas con Asperger
Aunque se manifiesta de forma diferente en cada niño, los Asperger se caracterizan por demostrar un notable interés por aspectos concretos o un tema en particular, en los que llegan a ser expertos; desarrollan rituales o rutinas repetitivas, y son literales en el lenguaje y la comprensión (no entienden las ironías, las metáforas, etc.), añade.
Asimismo, suelen mostrar un comportamiento social y emocionalmente inadecuado, con dificultades para manifestar empatía y establecer vínculos con los demás. “Los individuos con síndrome de Asperger entienden las relaciones sociales desde otra óptica. Por ejemplo, sabemos que les gusta estar con otras personas, pero no les hace falta interactuar constantemente”, expone Alfonso Igualada.
También es frecuente (sobre todo en los niños) que muestren conductas disruptivas y no adaptativas como, por ejemplo, molestar o hacer ruidos. «Estas actitudes a veces están dirigidas a comunicarse mientras que en otras ocasiones las utilizan para gestionarse y regularse a ellos mismos y al entorno», explica Mumbardó.
Un perfil que desde ELEInternacional, definen de la siguiente manera:
- Déficits en la comunicación social y la interacción social.
- Patrones restringidos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
- Hipersensibilidad o hiposensibilidad a determinados estímulos sensoriales (un niño con Asperger puede entrar en pánico ante el ruido de una aspiradora o no responder ante alguna emoción).
- Conductas obsesivas en algunas situaciones.
- Inflexibilidad del pensamiento.
- Resistencia para aceptar el cambio.
- Tener dificultades para entender el lenguaje corporal.
- Dificultad para entablar amistades.
Asperger en las aulas
Al igual que el resto de los TEA, los casos de Asperger suelen detectarse a edades tempranas (aunque hay un número importante de adultos sin diagnosticar), coincidiendo con el inicio de la escolarización.
Según datos de la Confederación Autismo España, alrededor de 50.000 niños en edad escolar tienen un TEA, y la mayoría de ellos están escolarizados en centros ordinarios, lo que plantea la cuestión de cómo se integran y manejan sus peculiaridades en el aula.
Respecto a esto, los estudios han demostrado que el abordaje individualizado y multidisciplinar es clave para la integración de estos niños tanto en el ámbito escolar como en el resto de los entornos en los que se desenvuelven.
Para Alfonso Igualada y Cristina Mumbardó, el principal problema en este sentido es que en los colegios se tiende a obviar las necesidades de estos niños, priorizando otros aspectos como el currículo y las metodologías de aprendizaje generalistas, sin tener en cuenta los mejores resultados respecto a la forma de tratar a los alumnos con un TEA.
¿Cuáles son las demandas?
“Es necesario que las instituciones educativas creen contextos positivos de aprendizaje para estos niños, dirigidos a evitar situaciones problemáticas, como el camuflaje, que consiste básicamente en no mostrarse cómo son, suele ser una estrategia a la que, mayoritariamente las niñas con TEA, recurren para adaptarse a lo que es esperable”, explican los expertos de la UOC.

Tanto el manejo de estos niños como la creación de contextos que favorezcan su integración pasan por una adecuada formación del profesorado. «La formación del docente es fundamental para detectar las necesidades de estos alumnos y ajustar a ellas sus actuaciones, de forma que puedan derivarlos a profesionales especializados y coordinarse con ellos», señalan Igualada y Mumbardó.
Sin embargo, esto no es suficiente, ya que como explican los expertos, el profesional formado y especializado en las patologías de la comunicación, que sería una de las áreas de intervención en el TEA, es el logopeda. «Esta figura, desgraciadamente, no existe en el sistema escolar, y en los pocos casos en los que sí se contempla su participación, esta resulta insuficiente», explican los profesores.
Como explican desde la escuela online ELEInternacional, “algunas de las adaptaciones que podemos poner en marcha en el aula serían: ponerles en primera fila, ofrecerles técnicas y estrategias para mejorar su proceso de aprendizaje, programaciones y material visual“.
Todos los docentes deben aprender sobre las distintas capacidades y necesidades que se puede encontrar en el aula para trabajar en la adaptación de actividades y dinámicas. «De esta forma, la unión entre colegio y familia es imprescindible para un buen funcionamiento de su educación, en definitiva, una comunicación fluida resulta fundamental durante todo el proceso», insisten.
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