La periodista especializada en cáncer, Valérie Dana, directora de la revista sobre oncología “La Vida en Rosa” y del proyecto “Enjoy La Vida en Rosa”, reflexiona sobre esta enfermedad en un artículo para EFEsalud con motivo del Día Mundial, 4 de febrero

Carta a ti que no sufres de cáncer
por Valérie Dana
El 4 de febrero se “celebra” el Día Internacional del Cáncer.
En esta ocasión, voy a dirigirme a ti, querido lector, que no sufres esta enfermedad. La razón es sencilla: La Vida en Rosa es un medio dedicado a los pacientes de cáncer.
Para todos ellos, el 4 es un día más de vida, al igual que lo es el 19 de octubre, pero sin motivo ninguno de celebración. Porque el cáncer se padece los 365 días de muchos años. Con estas personas a las que se llama pacientes –que pueden ser tu madre, tu padre, tus hijos, tus hermanos, tus amigos de toda la vida, tú y yo– tenemos algo en común: el sueño de disfrutar de una vida feliz, llena de ilusión y, ante todo, el hecho de ser seres humanos y no un número en unas estadísticas.
Me dirijo a ti que piensas, al igual que lo hicieron la mayoría de los pacientes, que nunca te tocará. Porque estas desgracias solo las viven los demás. Me dirijo a ti que crees que tu estilo de vida no tiene importancia porque quizá eres joven, deportista, porque tienes toda la vida por delante, porque el cáncer es para los ancianos, porque todos moriremos de algo, ¿no? ¿Morir? ¡Qué palabra tan fea! En esta vida, no morimos nunca, somos invencibles.
Me dirijo a ti que crees que la medicina es tan potente que basta con ir al médico para que resuelva tus dolencias. Y, encima, gratuitamente. Querido lector, te olvidas de un detalle. Del sufrimiento que eso te va a generar a ti primero y, enseguida, a tus seres queridos. “Cáncer” es un término que asusta en el papel. En la realidad duele. Física y emocionalmente. Mucho. Demasiado. Terriblemente. Deja huellas que pueden, o no, atenuarse con el paso del tiempo. En caso de que pase el tiempo…
Querido lector, el cáncer está lejos de tus preocupaciones, lo sé. La Semana Santa se avecina con sus dietas para empezar a lucir tipazo, sin mencionar la llegada de la primavera, del verano.

Para más inri, ahora está la COVID-19. Y de repente, nada más existe, los demás males son historias. Este virus sí que es peligroso. Lo dicen los propios investigadores y médicos, todos los medios de comunicación, los políticos, hasta los influencers, y no solo en España, sino en el mundo entero. Asimismo se han podido conseguir no una, sino varias vacunas en menos de un año. Con lo cual, al lado, el cáncer será una broma ¿no?
Querido lector, el cáncer ha matado a más personas en el mundo que la COVID-19 lo hará nunca. La pandemia actual está causada por un virus que podemos combatir. Y, lo habrás notado, de repente el planeta se ha volcado en la investigación y se comprende –por fin– su importancia.
Mientras tanto, el cáncer, escondido en nuestras células, en las tuyas como en las mías, que se desarrolla a medida que envejecemos, sigue haciendo su trabajo de verdugo sin que nadie se mueva. Conseguir dinero para vencerlo es un milagro en un país como España cuyos políticos solo salen para la foto, estrechar manos en fechas señaladas como el 4 de febrero o cuando fallece una persona conocida.
A pesar de los consecuentes avances en la materia en los últimos 20 años, este demonio ataca a diario a niños, adolescentes y personas cada vez más jóvenes.
El cáncer puede ser en algunos casos una enfermedad que se transmite en el seno de una misma familia de generación en generación. Puede también tener causas desconocidas, es verdad, pero en el 40 % de los casos, abrimos nuestras puertas a diferentes factores que nos convierten en víctimas anunciadas. El estrés, el sobrepeso, el sedentarismo, la falta de sueño, el tabaco de venta totalmente libre, el alcohol, una exposición al sol repetida sin protección adecuada… Te suena, ¿verdad?
Querido lector, en esta fecha, mi única ambición es hacerte reflexionar. Vivir es un regalo y lo comprendemos siempre demasiado tarde. No apreciamos la vida como deberíamos. Al nacer, nos gratifican con un cuerpo que maltratamos continuamente, hasta que un día, en un control de rutina, pronuncian una palabra que lo va a trastornar todo. Para siempre.
La prevención, las visitas anuales al dentista, el ginecólogo, el dermatólogo, el médico de cabecera, además de un cambio de estilo de vida, se imponen para, de verdad, disfrutar a lo grande. Tu salud está en tus manos, valórala como se merece, como lo mereces tú, querido lector.
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