Hace casi dos semanas, la tierra tembló en Nepal dejando destrucción y muerte. Los equipos de emergencias todavía se afanan en atender a miles de heridos mientras miran con desconfianza la llegada de nuevas amenazas: epidemias de cólera y sarampión

Las epidemias, como ocurrió con la del cólera tras el terremoto de Haití, se suelen presentar casi sin avisar en zonas donde existen deficientes condiciones de higiene por falta de agua y saneamientos. Este es el caso de Nepal, un país asolado por los efectos de una sacudida de 7,8 grados que ha causado 7.365 muertos y 14.355 heridos, según los últimos datos oficiales.
Médicos Sin Fronteras (MSF) se ha desplegado en el país situado a los pies de la cordillera del Himalaya en zonas de difícil acceso especialmente golpeadas por el terremoto con el fin de dar asistencia a las víctimas del desastre.
“El foco para nosotros está fuera de Katmandú, la capital, donde sí hay equipos de coordinación y apoyo logístico, pero no actividades”, explica Olimpia de la Rosa, responsable médico de la Unidad de Emergencias de MSF que desde Barcelona realiza tareas de coordinación de los equipos enviados a Nepal.
Las consecuencias del gran temblor

Pasado el caos absoluto que generó el terremoto del pasado 25 de abril, la destrucción ha provocado ahora una situación de necesidad urgente con miles de personas sin un techo y con escasez de agua y alimentos.
“Es posible que se produzcan consecuencias derivadas tanto de las condiciones de vida, como de la destrucción física de las estructuras del sistema de salud, ya de por si precario, y que está desbordado por los heridos del terremoto”, comenta Olimpia de la Rosa.
“Y con el sistema de salud colapsado -añade- sí esperamos mayores dificultades para dar atención a enfermedades que no están directamente causadas por el terremoto pero que son potencialmente graves, como una neumonía o un parto complicado ya que no hay capacidad para darles respuesta”.
La insalubridad y el hacinamiento también pueden provocar epidemias de enfermedades que en la zona se dan de forma esporádica.
“En Nepal hay casos de cólera todos los años y ahora, en una situación en la que el acceso al agua y al saneamiento ha sido devastado hay mucho más riesgo de que esta enfermedad se extienda”, indica la médico.
Pero también el sarampión, que se produce de forma ocasional, puede convertirse en oleada debido a que la población se está congregando en núcleos y viven unos con otros en contacto directo, por lo que el riesgo de contagio es alto.
“Pueden aparecer todas las enfermedades relacionadas con el acceso al agua. Nepal es un país donde se notifican casos de fiebre tifoidea, hepatitis C…enfermedades que se evitan con una higiene estricta pero que cuando el agua y el saneamiento es restringido constituye un riesgo mucho mayor”, apunta la coordinadora de MSF.
Cómo evitar las epidemias

Una vez atendidos los heridos directos del terremoto, MSF considera que lo importante es garantizar el acceso a los servicios de salud, no solo para los heridos, sino para todas las enfermedades potencialmente graves.
Sin embargo, la situación es complicada. “Hay muchos pacientes y el personal médico está mermado. Hace falta restituir material médico y los servicios de hospital y de cirugía necesitan un equipamiento algo más sofisticado, además de medicamentos”, apunta Olimpia de la Rosa.
Pero también las epidemias se evitan con vacunas, como la del sarampión, que es accesible, efectiva y está establecida en el calendario de vacunas.
“En el caso del cólera, hay vacunas menos efectivas que la del sarampión pero que pueden ser eficaces en zonas de alto riesgo”, señala la representante de MSF, organización que podría evaluar y, si fuera necesario, proponer un plan de vacunación ante el departamento de salud de Nepal.
“Ante estos desastres a gran escala tenemos que tomar medidas rápidamente porque, si surgen los primeros casos, la contención ahora mismo sería difícil”, asegura Olimpia de la Rosa.
Zonas aisladas, más difícil todavía
Si ya es complicado remontar los efectos de un intenso terremoto, la situación se complica más si se trata de un país en vías de desarrollo situado a los pies de la cordillera del Himalaya, lo que hace que haya zonas de muy difícil acceso.
Los equipos de Médicos Sin Fronteras, con sus hospitales móviles, se están desplazando a pié y en helicóptero para llegar a poblaciones aisladas.

En ocasiones no hay helicópteros suficientes, se produjeron colapsos en el aeropuerto de Katmandú durante los primeros días, y para colmo, las condiciones climatológicas, especialmente la lluvia, hace que no siempre se pueda llegar dónde más falta hace.
“Pero si lo consiguen -subraya- se encuentran mucha destrucción y una población con mucho miedo, en un pueblo hubo hasta un caso de suicidio. La gente no tiene acceso a lo básico, aunque a veces sí tienen agua porque se abastecen por pozos”.
Según la representante de MSF, “hay que fortalecer el sistema de salud con servicios que muchas veces no están disponibles, como los servicios de salud mental. Un terremoto es un evento inesperado que causa pérdidas humanas y materiales, además de ser un evento chocante. También hace falta apoyo psicosocial para ayudarles a retomar su funcionamiento normal”, concluye Olimpia de la Rosa.
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