Nuestra mente es como un escenario donde actúan distintos personajes. ¿Tiene identificados a los suyos? ¿Puede reconocer qué guiones interpretan? El vividor, el juez, el agresivo, el creativo, el cobarde…

Nuestra vida y decisiones las determinan en gran medida una serie de personajes interiores y la relación que, consciente o inconscientemente, establecemos con ellos.
Esto afirma en una entrevista con EFE el psicólogo clínico y experto en comunicación Pepe Martínez, autor del libro ‘Los personajes de tu mente’, donde explica las claves para identificarlos, desenmascarar su guión, conocer la influencia que tienen en el rumbo de nuestra vida y relacionarnos con ellos.
- ¿Qué son los personajes de nuestra mente?
Son constructos psicológicos. Representan tendencias, deseos, motivaciones y frenos que hay en el interior de nuestra mente. Son una especie de vectores que nos empujan a actuar de una determinada manera. Estos personajes internos se corresponden con perfiles psicológicos y están muy relacionados con nuestra personalidad, forma de ser y ciertas emociones. De una forma figurada, podemos afirmar que estos “personajes” viven en el cableado neuronal de nuestro cerebro.
- ¿Cuáles son nuestros inquilinos mentales?
He identificado diez. Cuatro pares de opuestos: vividor-juez; cobarde-héroe; metódico-creativo; agresivo-empático. Y otra pareja que no refleja dos “personajes” opuestos: pasional y vendedor.
- ¿Trabajan en equipo o pueden oponerse entre sí?
En una persona madura y con una mente sana, que es capaz de gestionar adecuadamente todos y cada uno de sus diez “personajes”, la sintonía y sinergia entre los personajes es una constante y vemos de forma clara cómo se complementan. Cuando sale a cenar con amigos se lleva al “vividor”, porque el objetivo principal es divertirse. Cuando va a la oficina, se lleva al “metódico”. Si se enfrenta a un problema, recurre al “creativo”. Si tiene que defender su territorio saca al “agresivo” para proteger sus intereses.
Diez jugadores y un entrenador
- ¿Y quién o qué mueve los hilos de dichos personajes…?
El “yo”, que como un buen entrenador con sentido común saca a jugar a un “personaje” u otro dependiendo de la situación. La fórmula combinatoria varía según el individuo y puede ser muy distinta. A lo mejor nos encontramos con que en un primer nivel aparecen tres personajes, en un segundo nivel la persona recurre a otros tres. Y quedan cuatro que no suele utilizar.
- ¿En función de qué aparecen unos u otros?
Los personajes reflejan nuestros patrones de respuesta ante las distintas circunstancias. Cuando afrontamos una situación concreta tendemos siempre a poner en juego a los personajes que más predominan en nuestra mente. Si las cosas no salen como esperábamos, recurrimos entonces a otra estrategia sacando a los del segundo nivel. Y así sucesivamente…
- ¿Hay personajes “buenos” y “malos”?
Cada personaje es un continuo que va desde el polo positivo al negativo, tiene sus luces y sus sombras. Todos ellos, los diez, están presentes en nuestra mente y, dependiendo de nuestra historia, se desarrolla una versión u otra.
- ¿Algunos ejemplos…?
El vividor tiene una faceta positiva que consiste en disfrutar de todo lo bueno que tenemos alrededor, pero en su lado negativo es el adicto (al alcohol, el tabaco, etc). El cobarde no nos permite realizar nuestros proyectos, pero puede convertirse en miedo inteligente cuando las consecuencias de una acción no están del todo claras. El héroe ayuda a lanzarse a hacer algo, pero según la situación también puede ser un temerario.
- ¿Cómo podemos descubrir qué personajes nos gobiernan?
Lo primero es observarnos a nosotros mismos con curiosidad y ganas de explorar nuestro interior, y reflexionar. Lo segundo es preguntar a alguien cercano y que nos aprecie, sobre nuestra forma de ser y comportamiento. Esto nos va a permitir descubrir, de una forma bastante sencilla e intuitiva, cuál es el papel de nuestro “yo” en nuestra vida y el rol que están jugando los distintos “personajes”.
- A veces es difícil verse a uno mismo…
Por eso es muy importante escuchar bien a las personas que nos rodean, hablarles de los “diez personajes” y pedirles que nos digan cuáles son los que más relacionan con nuestra forma de vivir la vida. Nuestra pareja, un amigo o un compañero de trabajo, pueden ayudarnos mucho en este sentido.
Descubriendo a nuestros aliados interiores
- ¿Qué podemos hacer para que nuestros personajes mentales trabajen a favor de nuestra felicidad?
Para sacarles el mejor partido es necesario relacionarse con todos y cada uno de ellos. Intentar conocerlos, aprender a gestionarlos, valorar todas las cosas que pueden aportar y evitar sus versiones negativas. La felicidad puede definirse como saber sacar al “personaje” oportuno en el momento adecuado.
- ¿Y una vez que los conocemos..?
Cuando uno ha avanzado bastante, funciona el sentido común y todo es más sencillo. Si a una persona le cuesta mucho ‘sacar a pasear ‘al metódico, primero tiene que saber cómo funciona este “personaje”, qué cosas positivas le puede aportar en la vida y en qué situaciones. Sabiendo que el metódico puede ser muy útil cuando se necesita organización y eficacia, se puede aprovechar este personaje cuando surja una situación de este tipo.
- ¿Y si un personaje aparece en una circunstancia inoportuna?
Cada “personaje” tiene sus “antídotos”. Por ejemplo, el pasional suele ser impulsivo y actuar de forma inmediata reaccionando ante lo positivo o lo negativo, lo que le lleva en algunas situaciones a arrepentirse de lo que ha dicho o hecho. En este caso es recomendable contar hasta diez antes de actuar o hablar, es decir, reflexionar sobre las consecuencias.
- ¿Y cómo evitamos que otros personales metan la pata?
El metódico extremo, o sea, el obsesivo, tiene que hacer lo contrario: dejarse llevar de su instinto y lanzarse a la “piscina” de una forma más espontánea y no pensar tanto. La persona cobarde tiene que practicar frecuentemente el pensamiento positivo, porque su mente tiende a generar una visión negativa que le paraliza inmediatamente por temor o miedo. El sujeto demasiado empático que está excesivamente volcado en los demás, tiene que equilibrar la balanza focalizándose un poco más en sí mismo, ya que el amor al prójimo está muy bien, pero tenemos que combinarlo de una forma adecuada con una buena autoestima.