Superado el traumático pico de la crisis sanitaria del coronavirus, los sanitarios madrileños admiten que la situación en sus hospitales es “bastante mejor” que semanas atrás pero advierten de que no se puede “bajar la guardia” y contemplan con “pánico” la posibilidad de un rebrote de la pandemia

Los sanitarios respiran sin relajarse por el “pánico” al rebrote
#EnPrimeraLíneaDel Coronavirus, la iniciativa de Diario Enfermero para dar voz a los enfermeros y enfermeras que viven la crisis del Covid-19 desde dentro. Imagen extraída de su web
  • 13 de mayo, 2020
  • MADRID/EFE/JUAN VARGAS
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Según cuentan a Efe profesionales de cinco hospitales de la región, afrontan la desescalada con la huella cercana de las semanas en las que los pacientes morían a decenas, recuperando poco a poco la actividad asistencial habitual y con la preocupación de que un repunte de contagios tense de nuevo un sistema sanitario que ha estado al borde del colapso.

El drama sigue presente

“Yo tenía 25 pacientes hacinados como podía, cuando volvías con la medicación se te habían muerto uno o dos. Eso ya no ocurre y parece que hace mucho tiempo de eso, pero si te pones a pensarlo hace solo tres semanas”, cuenta Daniel, enfermero del hospital Clínico San Carlos, que resume así la dificultad de analizar con perspectiva lo que se ha vivido en los centros sanitarios.

Aunque “el cansancio se arrastra”, este sanitario ya no se ve en la tesitura de “hacer uno solo el trabajo de tres”, lo que impedía dar cuidados “óptimos” a los pacientes, y afirma que su hospital está “mucho más tranquilo”.

Rosana, enfermera en el hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, cuenta: “A partir de la tercera semana de confinamiento empezamos a ver la luz, a hacernos a la situación, a conocer mejor la sintomatología del paciente y el tratamiento. Seguíamos teniendo mucho miedo pero ya no era trabajar en medio del caos, que no llegabas a nada”.

Sin embargo, cree que se ha pagado “un precio muy alto” por aplanar la curva de contagios, y ella y sus compañeros están aún “asustados por el desconocimiento de esta enfermedad”.

“Seguimos aún con más pacientes de lo habitual pero nada que ver con los peores momentos de hace unas semanas”, dice Eduardo, del hospital Infanta Sofía, en San Sebastián de los Reyes, donde también ejerce como enfermera Tania -nombre ficticio-, que coincide: “Ya no estamos tan mal, o es que nos hemos acostumbrado”.

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Toñi (2i), enfermera en una clínica privada, posa junto a sus compañeros en una fotografía facilitada por ella misma. Superado el traumático pico de la crisis sanitaria del coronavirus, los sanitarios madrileños admiten que la situación en sus hospitales es “bastante mejor” que semanas atrás, pero advierten de que no se puede “bajar la guardia” y contemplan con “pánico” la posibilidad de un rebrote de la pandemia. EFE SOLO USO EDITORIAL

Delia -nombre ficticio-, que trabaja en el hospital Gregorio Marañón, asegura que si bien “la situación en el hospital es más tranquila” y ya cuentan con varias plantas “limpias” de pacientes de COVID-19, los ánimos continúan “mal” y sus compañeros están “jorobados”.

“Seguimos con miedo, muchos con insomnio, yo me despierto soñando que hago algo mal y me contagio”, asegura.

Toñi, enfermera en una clínica privada, agrega: “Ahora está reingresando mucho paciente que ha tenido COVID-19 y tiene sobreinfecciones, y al ser atendido de las secuelas que el dichoso virus les ha dejado en el cuerpo, tanto nosotras como los pacientes, a muchos de los cuales ya conocemos, sentimos una pena dolorosa al recordar semanas atrás”.

Falsa normalidad

Aunque el diagnóstico de la situación en los hospitales ha mejorado, está lejos de poder calificarse como corriente: Rosana habla de “seminormalidad”, mientras que Daniel dice que, simplemente, “la normalidad no va a volver nunca“.

Eduardo explica que su hospital ya ha comenzado a recobrar su uso habitual a todos los espacios que se reconvirtieron para asumir la demanda cuando alcanzó su punto más crítico y a organizar los circuitos de pacientes con y sin COVID-19 “para poder atender con seguridad” a estos últimos.

“Aún tenemos que llevar las medidas preventivas puestas y estar atentas para no bajar la guardia, y el sentir también que el paciente se resguarda de nosotras por la misma razón, por miedo a ser contagiado, hace que la empatía entre enfermera y paciente sea diferente y difícil de asumir”, añade Toñi.

También Daniel observa que en el Clínico San Carlos “ahora no se nota falta de material“, al contrario que hace unas semanas atrás, cuando tenían que utilizar incluso bolsas de basura.

Tania comenta que hay más medios pero “siguen siendo escasos”, por lo que cuando un sanitario utiliza una bata homologada sabe que no deberá salir, ni para ir al baño, por lo menos en un par de horas, “porque no se puede malgastar”.

Asimismo, reconoce que el número de ingresos y de pacientes que acuden a Urgencias ha disminuido “bastante” en relación a la primera etapa, por lo que no se trabaja “con tanta presión en cuanto al número” de enfermos, aunque sigue habiendo zonas “que están saturadas”.

Y Delia recalca que “a nivel de profesionales hay muchas bajas”, lo que supone otro obstáculo para recuperar el ritmo asistencial ordinario.

Aviso: el peligro continúa

Todos los entrevistados concuerdan: la pandemia no ha acabado, y comportarse en base a una falsa seguridad que no es tal puede ser fatal.

“La posibilidad de que haya un rebrote nos da no miedo, pavor, nos da pánico; esto está cogido con alfileres y puede volver a brotar en cualquier momento (…); los hospitales van a tener que convivir con la COVID-19 mucho tiempo”, opina Rosana.

Otra preocupación que comenta Daniel es que, en su opinión, “vendrá un ‘boom’ de gente que no se había operado durante estos dos meses y también de personas que hayan retrasado visitas al médico y vayan “perdiendo el miedo”.

Pero sobre todo está sorprendido “por cómo ha salido la gente a la calle” en cuanto se han relajado las medidas de confinamiento, lo que tiene a la plantilla de su hospital “un poquito cabreada” y le hace pensar que “a más de uno le hace falta haber pasado un turno” atendiendo a pacientes de COVID-19.

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Portadas de revistas reconociendo el trabajo de la enfermería en la lucha contra la COVID-19/Diario Enfermero

“Que entremos en la desescalada lo que quiere decir es que ahora hay espacio en el hospital, pero no que el virus se haya ido”, subraya el enfermero.

Delia abunda: “Yo creo que, viendo el comportamiento de la gente estos días, vamos a tener un repunte en las próximas semanas”.

Eduardo, a su vez, destaca el “reto” de organizar la plantillas y sus vacaciones, porque los sanitarios “necesitan descansar en algún momento” y la sombra de un posible rebrote a finales de año planea sobre todos.

“Ninguno estamos cantando victoria todavía”, sentencia Rosana.