La curación del sida es posible. Mientras tanto, la lucha diaria de millones de personas se concentra en la prevención, detección y tratamiento de la enfermedad que más afecta a la relación sexual entre hombres (HSH)

Cuando el VIH se interpone entre dos hombres
  • 26 de septiembre, 2012
  • MADRID/EFE/GREGORIO DEL ROSARIO

Ferran se asoma a la barandilla y contempla una ola verdemar que se aleja en el horizonte. El sol moldea la playa y dos chicos jóvenes se besan tumbados en una toalla multicolor. La luz recorta sus cuerpos con delicadeza anaranjada y las gaviotas fisgonean desde la arena en los brillos del agua.

Ferran Pujol i Roca, director de Hispanosida y BCN Checkpoint, no puede evitarlo… los recuerdos llegan solos, sin que nadie se los traiga. Un mal día le dijeron que se había infectado con un virus relacionado con el sida. El VIH se coló a traición en su organismo cuando rondaba los veintitantos.

En esa etapa de la enfermedad, el actor Rock Hudson ya había revelado que padecía el sida. Pero en España no se puso en marcha la campaña “Póntelo. Pónselo” hasta 1990, el mismo año en el que unos investigadores estadounidenses anunciaron un nuevo un test llamado “Flow”, capaz de detectar el virus casi al principio de la infección y de mejorar la precisión de la prueba “ELISA”.

Los últimos datos de ONUSIDA informan de que 34,2 millones de personas están infectadas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en el mundo, la mayor parte en África, y de ellas, casi 30 millones han muerto por esta causa. Solo se benefician del tratamiento antirretroviral ocho millones de personas.

Prevenir y detectar el virus

Ferran sabe muy bien lo importante que es la prevención y la detección precoz. El VIH, especialmente entre el colectivo homosexual, está experimentando un crecimiento de infecciones.

El BCN Checkpoint, un centro comunitario de detección del VIH en la zona gay de Barcelona, realiza la prueba cada año a cerca de cuatro mil hombres, de las que en torno a 130 dan un resultado positivo.

Ferran Pujol, fotografiado a finales de noviembre de 2011 en Barcelona.
EFE/ Albert Olivé

Los chicos son más enamoradizos. Viven en un ambiente más cerrado y sin las limitaciones sexuales del pasado. Las redes sociales, los móviles, la geolocalización, el alcohol, las drogas… hacen el resto”, nos dice.

“La primera vez usan condón. En la siguiente cita también se lo ponen. Pero en el tercer encuentro nadie dice ni mu y el condón se queda en el envoltorio”.

Los últimos datos de 2010 revelan que se han diagnosticado 2.097 nuevos casos de VIH en España, un 82% en hombres con una media de edad de 35 años, y se estima que 1.162 han desarrollado la enfermedad del sida.

En la actualidad, una prueba rápida del VIH (PRV) detecta los anticuerpos en pocos minutos y si el resultado es positivo se deriva al paciente a un centro médico especializado para confirmar la infección. En el BCN Checkpoint se corrobora a través de un laboratorio y a continuación se aconseja al paciente el camino a seguir en el tratamiento.

“Las personas deben ser conscientes de que son portadoras del virus. Hay estudios que demuestran que el diagnóstico evita alrededor del 50% de las infecciones“, expone.

Marcar el paso al VIH

Ferran vive con el VIH desde mediados de los ochenta, pero hace ya mucho tiempo que ha derrotado al sida. Los médicos le daban dos años de vida pero los avances científicos y la terapia antirretroviral (TAR) han conseguido que su carga viral sea indetectable. Los hábitos saludables ayudan en todo el proceso.

“Si se mantiene constante el nivel de adherencia a los fármacos, en algunos casos con un único comprimido al día, y la persona no padece otra infección de transmisión sexual (ITS), como la sífilis, se consigue la prevención biológica del paciente. No puede transmitir el VIH, siempre y cuando la carga viral permanezca indetectable, como mínimo, durante seis meses”.

El paciente recupera la autoestima y su vida se normaliza. Su aspecto es inmejorable y deja de llevar el estigma del VIH en su espalda. “Ya no se siente como un vector de la infección”, observa Ferran.

Muchas personas rechazaban una relación sexual solo por el miedo a infectar, independientemente de usar preservativo. Ferran mira con curiosidad a los chicos de la playa y sonríe.

“A veces la relación sexual se limitaba a caricias o sexo oral. Ahora es plena y se disfruta por ambas partes”.

Los pacientes de VIH pasan varios controles anuales para comprobar que su carga viral continúa indetectable y que sus defensas CD4 han recuperado niveles adecuados, normalmente superiores a 500. Ferran Pujol habla incluso de la curación funcional del individuo.

“Algunos ensayos apuntan a que si el diagnóstico es precoz y la medicación se suministra de forma intensa desde el inicio de la infección, el paciente sería capaz de controlar inmunológicamente al virus sin tener que tomar medicamentos el resto de su vida”.

Mientras llega la vacuna y con ella la posible erradicación del VIH,  la persona sigue expuesta a los efectos secundarios de los fármacos sobre del sistema inmunológico.

“El problema a resolver se centra en los procesos inflamatorios dentro del organismo que pueden derivar en complicaciones cardiovasculares o en el desarrollo de algún cáncer. Además hay que tener en cuenta el envejecimiento prematuro “debido al desgaste físico que ocasiona el propio virus”.

Pero Ferran da la cara a la brisa de poniente y asegura que “hoy en día no cambiaría el VIH por un cáncer, ya que la terapia del virus garantiza la supervivencia y el éxito casi en el 100% de los casos”.

La XIX Conferencia Internacional sobre el Sida celebrada en Washington concluyó con el mensaje de que el fin de la epidemia es posible y casos como el de Thimothy Brown, que podría haberse curado del VIH después de un trasplante de médula, abren una puerta más a la esperanza.

Amar y ser amado con VIH

El rojizo mayúsculo del sol se apodera del mar y los dos amantes se alejan agarrados de la mano. Ferran Pujol, de 53 años, ama y se siente amado. Lleva muchos años compartiendo todo con su pareja. Es un hombre que tienen relaciones sexuales con otro hombre (HSH) y los dos han aprendido a vivir “con sus circunstancias”.

Hace 26 años que el VIH pivota a su alrededor, es crónico, y Ferran considera que la vacuna “sería el mejor de los regalos”, aunque él ya se siente un ganador. No ha permitido que el virus se salga con la suya y jamás se rendirá ante el sida.

Y si Ferran Pujol hubiera sabido entonces lo que sabe hoy… quizá su historia sería otra, pero “los miedos ya se quedaron atrás -asegura- a pesar de que la sociedad siga percibiendo el VIH como algo vergonzoso”. Él saca pecho porque lo importante es “mantener el virus a raya”.