Ni cuando las personas sanas se sienten flojas tienen “bajas las defensas”, ni vivir rodeados de la “histeria de la higiene” favorece a nuestra inmunidad. “No hay que tener miedo a dar la mano a alguien”, asegura el oncólogo Ricardo Cubedo quien describe al sistema inmunitario como “el sistema de comunicación inalámbrico más perfecto que existe”.

Ricardo Cubedo sobre el sistema inmunitario: ni estamos bajos de defensas, ni hay que vivir con higiene exagerada
Imagen cedida del libro “El órgano transparente”, sobre el sistema inmunitario, del oncólogo Ricardo Cubedo.

Cubedo, médico e investigador clínico del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, se adentra y baja a terreno el complejo mundo del sistema inmunitario en el libro “El órgano transparente” (Editorial Larousse) con el fin de llegar a todos aquellos que se abran “al placer intelectual de entender” y con la voluntad de desmontar los mitos.

En una entrevista con EFEsalud, el también oncólogo del MD Anderson Cancer Center de Madrid, profundiza en el sistema del organismo más desconocido pero también más perfecto y que va más allá de cumplir la labor de un ejército frente a los microbios, también elimina células cancerígenas incipientes o repara la inflamación y las heridas.

La pandemia como punto de partida

La pandemia de coronavirus hizo que nuestras conversaciones versaran sobre anticuerpos, test de antígenos, vacunas de ARN mensajero o inmunidad de rebaño, pero también animó a Ricardo Cubedo a escribir este libro divulgativo.

“La covid nos ha dejado una lección muy importante pero terrorífica: lo cerca que tenemos el mundo de las infecciones y hasta qué punto vivimos gracias a la perfección del sistema inmunitario”, señala.

Para el doctor, “la parte mala de la covid han sido los millones de muertos en todo el mundo y la parte buena es que hemos salido de ello gracias a la inmunidad natural y a sus mecanismos que nos han permitido producir vacunas”.

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El oncólogo Ricardo Cubedo, autor de “El órgano transparente” sobre el sistema inmunitario. Foto cedida

Huir de la “histeria higienista”

Si en pandemia había que lavarse las manos con frecuencia, utilizar gel hidroalcohólico, ponerse la mascarilla y no acercarse a nadie para evitar el contagio, ahora el consejo de este doctor es todo lo contrario. “Hay que mantener una vida social de contacto físico, no tener miedo a dar la mano a nadie” y no caer en la “histeria higienista” en la que viven las sociedades occidentales.

“Una cosa es la limpieza, otra es la higiene y otra la asepsia. Las dos primeras están bien para la vida cotidiana, la tercera es para los quirófanos”, apunta.

En su opinión, “es perjudicial este alejamiento tan drástico del mundo de los microbios, con el que llevamos conviviendo y evolucionando decenas de millones de años y de los cuales la inmensa mayoría son aliados nuestros”.

Y lo es tanto porque la microbiota humana necesita enriquecerse con bacterias aliadas para dotarnos de inmunidad, pero también porque el sistema inmunitario “tiene que cumplir su función, hay que dejar que haga su trabajo natural en convivencia con lo que nos rodea, como los microbios”.

“Para mantener la microbiota sana hay que comer alimentos con fibra pero también hay que comer con gente. Todavía no se sabe bien cómo se contagia la microbiota de unos a otros. Hay una parte muy importante que viene de nuestra madre y otra que se va construyendo con la gente de alrededor”, explica.

Portada del libro del Ricardo Cubedo.

Las consecuencias: alergias y enfermedades autoinmunes

Ese exceso de higiene de las sociedades desarrolladas provoca que nuestro sistema inmunitario se pase de la raya y deje de ser nuestro aliado en dos escenarios.

Uno son las alergias, cuando las defensas arremeten contra algo externo que no supone ninguna amenaza pero lo identifica como tal.

Y el otro es cuando el sistema inmunitario se revuelve contra las células y los tejidos del propio organismo: las enfermedades autoinmunes.

“Creo que casi no hay ninguna enfermedad en la que no tenga un papel importante la inmunidad. Nos queda mucho que aprender del sistema inmunitario”, como saber manejar la inmunidad para que no vaya en contra de nuestro organismo, apunta Cubedo.

“Qué podemos hacer con la inmunidad para que no dispare las fases más iniciales de enfermedades tan prevalentes como la diabetes tipo 2, el asma o las alergias, eso nos falta por aprender”, afirma.

Desmontando algunos mitos

Si una persona sana pasa una mala racha de salud es habitual que lo atribuya a unas “defensas bajas”, pero eso no es así, según el doctor Cubedo, quien asegura que para poner en jaque a nuestro sistema inmunitario “hace falta una bestia parda como el VIH”.

“Por mil factores azarosos -explica- habrá épocas con más o menos infecciones banales y esa es una oscilación normal de miles de circunstancias que están a tu alrededor. Si tuviéramos las defensa bajas de verdad tendríamos enfermedades que no podríamos ni imaginar, como el sida” o, por ejemplo, los riesgos que pueden correr los pacientes con tratamientos contra el cáncer.

“Decir que estoy sano pero tengo las defensa bajas, eso no existe”, subraya. Y si se pasa una infección con síntomas como la fiebre y malestar, es señal de que el sistema inmunitario está funcionando.

Ricardo Cubedo también desmonta la eficacia de todos aquellos suplementos que se venden en las farmacias y que aseguran que refuerzan nuestra inmunidad ante los agentes invasores que nos ocasionan enfermedad. “Es tirar el dinero”, opina.

“Si nos ofrecieran algo para reforzar la cápsula suprarrenal no venderían ni una pastilla, pero lo de reforzar el sistema inmunitario es algo tan fácil de comprender que realmente tiene un tirón comercial muy alto”, manifiesta.

“Es cierto que la microbiota es muy importante en la inmunidad pero de ahí a que te tomes un frasquito de lactobacilus y cambie tu vida hay un salto monstruoso que no cuenta con ningún tipo de demostración”, concluye.

Que dormir mal o que el estrés crónico afecte a nuestras defensas tampoco es algo que esté tan claro. “Es beneficioso sobre todo para la salud cardiovascular, que sea o no beneficioso para la inmunidad nos da un poco igual porque son hábitos que deberíamos tener de todas maneras”.

“La solidez del sistema inmunitario -añade- nos ha traído hasta aquí desde nuestros antecesores primitivos y pensar que dormir dos horas más o menos va a tener mucha influencia no se sostiene”.

La lucha contra las células cancerígenas

Cada día el sistema inmunitario destruye células cancerígenas incipientes, pero en ocasiones consiguen escapar y formar tumores.

“El sistema inmunitario es como un sistema de control de todo el organismo y cualquier cáncer se puede interpretar como un fallo porque ha conseguido evadirlo”, apunta el oncólogo del Hospital Puerta de Hierro.

Y uno de los grandes avances científicos ha sido descubrir que algunas células malignas conseguían anular la acción de los linfocitos T, desactivaban la inmunidad, y así se multiplicaban sin control.

Esto permitió crear los fármacos de inmunoterapia, que quitan el freno que el cáncer pone al sistema inmunitario, aunque todavía estamos en la “infancia” de esta estrategia terapéutica que todavía necesita afinar más la selección de pacientes, apunta el doctor Ricardo Cubedo.

La ciencia sigue ahondando en otras posibilidades del sistema inmunitario para combatir el cáncer: las vacunas del ARN mensajero y las células “natural killer” podrían convertirse en una inmunoterapia a medida para cada persona y para cada tumor.