La amenaza de la malaria y sus efectos mortales no cede, es más, parece que se reactiva. Así se desprende de reuniones y declaraciones donde voces tan autorizadas como la de Pedro Alonso, director del Programa Global sobre Malaria de la OMS, o Bill Gates, muy activo en la batalla contra esta enfermedad, se han pronunciado esta semana

Pedro Alonso ha pedido una “reactivación política” de la lucha contra la malaria a principios de semana, con motivo de la conferencia internacional Iniciativa Multilateral sobre la Malaria, celebrada en Dakar. Bill Gates, cofundador de Microsoft, anunció ayer, en Londres, en una cumbre de la Commonwealth (Mancomunidad de Naciones), que la fundación que codirige con Melinda Gates invertirá hasta 2023 más de 800 millones de euros en la lucha contra esta enfermedad.
Pedro Alonso
Alonso aseguró a Efe que es necesaria una “reactivación política” de la lucha contra esta enfermedad que, pese a los progresos, aún mata a más de 430.000 personas cada año en el mundo. Para este experto, 2018 es “un año clave” en la batalla contra ese mal.
“Nos hemos dado cuenta -afirmó- de que haciendo lo mismo que hacíamos hasta ahora no vamos a lograr los objetivos”.
Estos objetivos, aprobados en 2015, pasan por reducir la mortalidad por malaria en un 40 % en 2020, y en un 90 % en 2030, algo “muy ambicioso” que Alonso cree que “no vamos a poder conseguir a menos que cambiemos la dinámica que teníamos”.
El conocido epidemiólogo destacó el avance realizado, con unas siete millones de vidas salvadas en los últimos 15 años y una reducción de la mortalidad de un 60 %.
Sin embargo, el científico recordó que la enfermedad todavía afecta a 230 millones de personas cada año y que continúa siendo endémica en unos 90 países del mundo, por lo que “sigue siendo un problema de magnitud gigantesca a escala global”.
De hecho, según el último informe publicado por la OMS en diciembre de 2017, en los últimos dos o tres años se frenó el progreso y “empieza a haber señales de que empezamos a recular, a perder parte de los logros conseguidos”, lamentó Alonso.

“Hay una cierta sensación de que la comunidad internacional puede haber perdido un poco el foco en la lucha contra las grandes endemias. (…) Hay que volver a ponerlo en el foco”, declaró a Efe.
Por eso, Alonso aboga por una “reactivación política” que involucre a los mandatarios de los países endémicos, especialmente de África, y “reducir la dependencia de la financiación internacional a base de aumentar los recursos de estos países”.
Bill Gates
Gates, en su intervención, afirmó que es “vital” una mayor inversión en el rastreo por satélite de mosquitos para erradicar la malaria, e hizo hincapié en la necesidad de una mayor investigación porque, apuntó, las “condiciones de la enfermedad evolucionan”.
El estadounidense informó de que la inversión de su Fundación Bill y Melinda Gates será destinada a mejorar las imágenes que ofrecen los satélites de los mosquitos porque, según apuntó, “hay que seguir innovando para controlar la malaria“.
“El mosquito y el parásito desarrollan resistencia a las intervenciones que usamos para luchar contra ellos. Las personas se mueven y cambian constantemente los patrones de transmisión”, indicó.
“Necesitamos vigilancia con muchos más detalles geográficos, la necesitamos en tiempo real y la necesitamos para capturar más información”, agregó.

Por primera vez en diez años, los casos de malaria ya no disminuyen, recordó Gates, quien apuntó a que no solo “se ha estancado el progreso” sino que en “algunos países la tendencia se ha invertido”.
En la actualidad, seis de cada diez casos de esta enfermedad en todo el mundo se detectan en alguno de los 53 países que forman parte de la Mancomunidad de Naciones.
Por ello, los líderes de estos países están siendo exhortados a reducir a la mitad el número de afectados por esta patología para 2023, un objetivo que, de cumplirse, evitaría 350 millones de casos y salvaría 650.000 vidas.
Jefes de 16 de los 53 países de la Commonwealth asistieron a la reunión que abordó este problema ayer, organizada por los gobiernos de Ruanda -uno de los países que más ha experimentado el aumento de casos de Malaria-, Suazilandia y el Reino Unido.
La malaria mata a un niño cada dos minutos y un 90 % de la población de la Mancomunidad de Naciones vive en países donde prevalece la enfermedad.
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