“La Oxigenación por Membrana Extracorpórea (ECMO) es una técnica muy compleja de soporte vital cardiorrespiratorio que tiene como objetivo mantener el transporte de oxígeno de forma temporal y transitoria, pero prolongada, hasta que el propio paciente, la mayoría de las veces un bebé prematuro, sea capaz de hacerlo por sí mismo con sus pulmones y corazón”, explica el doctor Manuel Sánchez Luna, jefe del Servicio de Neonatología en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid
ECMO, el sustento cardiorrespiratorio para bebés delicados
En algunos casos solo es necesario sustituir la función respiratoria, asegurándose, con el uso de ECMO, un contenido arterial de oxígeno suficiente, y siendo el propio paciente el encargado de mantener el gasto cardíaco. En otros casos es preciso mantener el transporte de oxígeno asegurando también el gasto cardíaco. Por lo tanto, su indicación vale para aquellas situaciones en las que el bebé, prematuro o nacido a término, sufre una insuficiencia respiratoria grave o insuficiencia cardiorrespiratoria con falta de respuesta a los tratamientos convencionales.
“Los pulmones de los recién nacidos son inmaduros y, en muchas ocasiones, soportan procesos infecciosos, lo que a su vez provoca una insuficiencia respiratoria tan grave que no se puede solucionar ni siquiera con los respiradores más modernos o los tratamientos médicos de vanguardia. ECMO, entonces, se convierte en un puente que les ayuda a cruzar ese río de aguas impetuosas”, dice.
ECMO es una máquina de precisión que ha evolucionado a partir de la tecnología de perfusión -aporte de circulación sanguínea- que se utiliza en cirugía cardíaca. Se compone, básicamente, de una bomba y un oxigenador -intercambiador de gases- para proveer al paciente de soporte cardiovascular y respiratorio. Cada paciente en riesgo vital necesitará un tipo de ECMO, que puede ser venovenoso, para fallos respiratorios, o venoarterial, cuando existe un compromiso hemodinámico.
La fuerza vital de ECMO en Neonatología
En 1975, el doctor Robert H. Bartlett, estadounidense de Míchigan, considerado el padre de la ECMO, consiguió que sobreviviera el primer paciente neonatal gracias al empleo de este tipo de oxigenación cardiorrespiratoria por membrana extracorpórea.
“Desde entonces, y hasta la actualidad, han sido tratados más de 70.000 pacientes, de los cuales los recién nacidos constituyen la gran mayoría, aunque cada vez su uso se está extendiendo más entre la población pediátrica y de adultos“, informa.
la prematuridad, cuando un bebé nace antes de tiempo, siempre por encima de las 22 semanas de gestación, condiciona muy negativamente, entre otros, el desarrollo anatómico y funcional de los pulmones. Esta incompetencia del sistema respiratorio, más o menos grave, que depende del número de semanas de prematuridad, y posiblemente de algún factor genético, se traduce en diferentes neumopatías infantiles, como la displasia broncopulmonar.
“La patología neonatal habitual tratada con ECMO es la respiratoria, pero la evolución constante en el manejo clínico de estos pacientes y la posibilidad de emplear tratamientos muy efectivos, como la ventilación mecánica de alta frecuencia oscilatoria y el uso de óxido nítrico inhalado, ha provocado que cada vez sean menos los pacientes neonatales que precisan ECMO por insuficiencia respiratoria y sean más quienes necesiten su uso contra el fallo cardíaco”, especifica el doctor Sánchez Luna.
Aun cuando ECMO es un tratamiento complicado y costoso, en los últimos años se ha simplificado enormemente la tecnología para su manejabilidad sistemática. Esto ha hecho que las complicaciones asociadas a su uso sean cada vez menores. Sin embargo, y debido a su complejidad es necesario que las personas que trabajan con esta terapia tengan un alto grado de entrenamiento.
La primera Unidad de ECMO en España se creó en el año 1997 en el Servicio de Neonatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón
“Fue tras un largo periodo de alta y concienzuda formación de l@s profesionales médic@s y de enfermería en otros centros internacionales, puesto que entonces no existía en nuestro país otro centro que empleara tecnología ECMO en sus diferentes servicios. Ahora pertenecemos, además, a la Asociación Internacional de Asistencia extracorporal (ELSO) como centro número 141”, expone.
A día de hoy, se han tratado a más de 270 recién nacidos con diferentes patologías y se ha desarrollado un potente programa de ECMO pediátrico y de adultos.
“Nuestra experiencia constata que más del 75% de los pacientes neonatales tratados con ECMO por problemas respiratorios graves han sobrevivido y han podido ser dados de alta hospitalaria. Bien es cierto que la supervivencia de los pacientes que precisan ECMO depende, en gran medida, tanto de la patología respiratoria como del estado del paciente en el momento de iniciarse el tratamiento con ECMO”, aclara.
Así, los cuadros de insuficiencia respiratoria grave, secundaria a la aspiración de meconio -inhalación de la primera deposición cuando el feto la expulsa dentro del útero al nacer- son los que presentan un mejor pronóstico, con una supervivencia del 98% en algunos centros.
Sin embargo, los casos de hernia diafragmática congénita -abertura anormal en el diafragma que permite a los órganos abdominales desplazarse hasta la cavidad torácica, cerca de los pulmones, presentan una supervivencia que oscila entre el 50% y el 70% de los que precisan ECMO.
“En los últimos años, y probablemente debido al empleo de técnicas de corrección más agresivas en cardiopatías congénitas de forma más precoz y la generalización de éstas para la mayoría de las cardiopatías, se han incrementado las indicaciones de ECMO por fallo cardíaco”, destaca Sánchez Luna.
“Aunque en la mayoría de las ocasiones la indicación suele ser la imposibilidad de destete del paciente de la CEC -circulación extracorpórea-, la ECMO juega su papel en la estabilización prequirúrgica de cardiopatías que debutan con “shock” cardiogénico o hipoxemia grave -bajo nivel de oxígeno en la sangre-, en las cuales el tratamiento quirúrgico debe esperar la mejoría de las constantes vitales del paciente”, apunta.
“En algunas ocasiones, será durante el postoperatorio inmediato cuando, por lesiones residuales o fallo ventricular, será necesario el empleo de la técnica ECMO. Estas indicaciones de ECMO tienen en general peor pronóstico que las respiratorias, siendo la supervivencia cercana al 60%; aún así, no podemos olvidar que son situaciones que, en ausencia de ECMO, serían incompatibles con la vida”, añade.

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