El mito de que las personas mayores no tienen deseo sexual y actividades sexuales, carece de fundamento. Con una buena educación sexual y con la atención médica del geriatra se pueden solventar los problemas relacionados con la sexualidad en una franja de edad avanzada

El 62% de los hombres y el 37% de las mujeres mayores de 65 años son sexualmente activos
EPA/Erik S. Lesser
  • 15 de febrero, 2013
  • EFE/MADRID/MARIOLA AGUJETAS

Al envejecer cambia nuestro organismo y se modifica el patrón sexual, incluso pueden surgir problemas en la esfera sexual como la disfunción eréctil en el hombre o la dispaurenia (coito doloroso) en la mujer.

“Tradicionalmente se ha considerado que de la mano del envejecimiento llega el cese de las relaciones sexuales, lo cual no es cierto”, explica el doctor Carlos Verdejo Bravo, geriatra y miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Según los datos aportados el año pasado por la Encuesta Nacional de Salud Sexual realizada a personas mayores de nuestro país (se encuestaron a 1.939 personas mayores de 65 años –1.118 mujeres, 821 varones– con una edad media de 74 años), el 62,3 por ciento de los hombres y el 37,4 por ciento de las mujeres eran sexualmente activos (mantenían algún tipo de actividad sexual), encontrando que la inactividad sexual aumentaba con la edad (a partir de los 75 años).

Según esta encuesta los factores que más influyen en la inactividad sexual son tener peor estado de salud, padecer más de dos enfermedades crónicas, tomar más de dos medicamentos, no tener pareja o que la salud de la pareja sea mala.

El cuerpo cambia y las necesidades también

Nuestro organismo cambia conforme nos hacemos mayores y por ello, las relaciones sexuales también cambian, sin que obligatoriamente se pierdan.

“Determinados factores individuales como el estado de salud, la capacidad física, el estado mental, el consumo de determinados fármacos, la disponibilidad pareja y el estado de salud de la pareja, van a influir decisivamente sobre el mantenimiento o no de la actividad sexual, así como del tipo de relaciones (coito, masturbaciones, tocamientos, etcétera)” asegura Verdejo.

Por ello, lo esperado es que con el envejecimiento se modifique el patrón sexual de los mayores, manteniendo otra serie de prácticas más comunes (masturbación, tocamientos) frente al patrón convencional del coito (penetración).

El geriatra puede ayudar

El 62% de los hombres y el 37% de las mujeres mayores de 65 años son sexualmente activos
EFE/Juan Carlos Cárdenas

Es común que en las personas mayores pueden aparecer algunos problemas en la esfera sexual, como la disfunción eréctil en el varón, la dispareunia en la mujer y la falta de deseo sexual (en ambos sexos).

“Mediante una valoración integral de los mayores (valoración geriátrica), se pueden detectar los principales problemas médicos y funcionales, abordar los aspectos de la sexualidad y buscar las soluciones más adecuadas. Existen diferentes alternativas terapéuticas para mejorar o solucionar los problemas sexuales”, recuerda Verdejo Bravo.

Actualmente, y basados en la encuesta nacional de salud sexual, en nuestro país hay un porcentaje alto de personas mayores sexualmente activas. Con una mayor educación sanitaria y una atención médica especializada, se podría mejorar la sexualidad de aquellos mayores que lo desearan.