El tópico, las manos no esconden la edad, ha pasado a mejor vida; los signos del envejecimiento en la parte de nuestro cuerpo más expuesta al público, después de nuestro rostro, son historia gracias al ácido hialurónico y la hidroxiapatita cálcica, es decir, sustancias para técnicas de relleno sin anestesia alguna

Las manos son a veces las eternas olvidadas. Un paciente se preocupa mucho de mejorar las arrugas y aspecto de la piel de la cara pero a menudo las manos o el cuello son zonas que olvidamos o dejamos por imposible. La hidratación es a menudo el único cuidado que aplicamos en las manos peor los agentes externos provoca daños o lesiones que requieren algo más que eso.
El sol atenta mucho más a las manos que el frío. Éste último produce daños que desaparecen cuando desaparece el frío pero las alteraciones provocadas por el sol quedan para toda la vida. No hablamos por tanto solamente de la apariencia estética sino de la salud de nuestra piel.
La mejor prevención para conservar dicha salud y a la vez la juventud de las manos es utilizar un fotoprotector; la crema de protección solar es una compañera habitual durante todo el verano y especialmente para ser aplicada en el cuerpo y en la cara pero se nos olvida en ocasiones aplicarla en el dorso de las manos, una zona muy expuesta todo el año. Por ello, no sólo debemos hacerlo en verano pues el 80% de la radiación la tomamos fuera de la época estival.
En las manos se producen dos principales alteraciones, una producida por elementos externos y otra producida simplemente por el paso del tiempo:
- Las producidas por el sol. Se manifiestan en forma de manchas, verrugas, queratosis seborreica y pérdida de elasticidad en la piel.
- Las producidas por la pérdida de grasa. Hay una grasa localizada en la mano que con la edad va dejando ver tendones y venas y con ello un aspecto envejecido de nuestras manos.
“El tratamiento va dirigido a estas dos alteraciones: mejorar la calidad de la piel y en segundo lugar recuperar el volumen perdido” afirma Ricardo Ruiz, dermatólogo jefe de la Unidad Dermatológica de la Clínica Ruber de Madrid y director de la Clínica Dermatológica Internacional.
Para mejorar la calidad de la piel, la elasticidad, se utilizan láseres. “Existen láseres fraccionados que no liman toda la piel. Hacemos 2000 agujeros en dos centímetros cuadrados. De esa forma, la cicatrización será más rápida al dejar pequeñas micro zonas de tejido sano. Para las manchas se utiliza un láser específico para manchas. Muchas veces combinamos ambos” asegura Ruiz.
Para recuperar el volumen perdido se utilizan inductores de colágeno, unas sustancias de relleno introducidos a través de una cánula.
“Los rellenos utilizados son el ácido hialurónico que dura entre nueve meses y un año y la hidroxiapatita cálcica, una sustancia que está en el hueso y cuya duración es aproximadamente de entre un año y año y medio. Los inyectamos en la zona y estas micropartículas inducen a la formación del propio colágeno del paciente” afirma el dermatólogo.
El uso de cánulas ha revolucionado el tratamiento de este tipo de técnicas mínimamente invasivas; con un solo pinchazo, y utilizando una cánula se abarca toda la mano.
“Llegamos por debajo de la piel. La cánula tiene una punta roma, no afilada que no rompe ni tendones ni nada; va rellenando la zona y se va disimulando toda la zona de tendones y venas para que la mano recupere el volumen perdido” comenta el doctor.
La técnica es muy sencilla; no necesita sedación ni anestesia local. “Es un pinchazo tolerado por el paciente y la cánula al ir debajo de la piel no duele, sólo provoca una ligera inflamación justo después de haberlo tratado. Se pasa unos días con antiinflamatorios, frío local y elevando las manos tras el procedimiento” asegura Ruiz.