A partir de los 10 años, las niñas experimentan cambios físicos y hormonales que indican el inicio de la adolescencia. En esta nueva etapa, empiezan a cuestionarse cuándo debe ser la primera revisión ginecológica y, por lo general, van a consultar a sus amigas o hermanas mayores, aunque cada vez más frecuentemente recurren a internet

¿Cuándo debe ser la primera revisión ginecológica?
EFE/JuanJo Martin
  • 23 de noviembre, 2016
  • Madrid/EFE/Ana María Belinchón

A partir de los 10 años y hasta los 18, las niñas experimentan un proceso en el que poco a poco se preparan para la edad adulta, pero en este largo periodo de tiempo no está claro cuándo debe ser la primera revisión ginecológica.

El Hospital Universitario HM Torrelodones ha puesto en marcha la Unidad de Ginecología de la Adolescencia con el fin de ofrecer atención ginecológica y educación sexual a través de un equipo multidisciplinar de ginecólogos, pediatras, internistas, endocrinos, dermatólogos, neurólogos y psicólogos clínicos.

En el momento en el que una mujer comienza a mantener relaciones sexuales, la asistencia a la consulta de ginecología debería ser anual, si bien esta frecuencia dependerá de la aparición de patologías y de la recomendación del médico en cada caso.

Generalmente, son las madres las que tienen inquietud sobre los posibles problemas ginecológicos de sus hijas adolescentes”, afirma la doctora Patricia Calvo González, responsable de esta unidad y miembro del Equipo Médico de Ginecología y Obstetricia (EGOM).

Es cierto que en determinadas familias no se quiere ni oír hablar de la posibilidad de que la adolescente pueda mantener relaciones sexuales o de sus problemas ginecológicos; en algunos casos, son las propias jóvenes las que acuden al ginecólogo a través de información por amigas o de internet”, precisa.

En la imagen, un expositor muestra cajas de diferentes marcas de preservativos.
Variedades de preservativos en un supermercado. EFE/ RRS

Consultas más frecuentes en la primera revisión ginecológica

Tal y como señala la doctora Calvo González, los problemas más frecuentes entre los 10 y 18 años son:

  • Trastornos en el desarrollo puberal
  • Alteraciones por defecto o por exceso de la menstruación, retraso de aparición de la primera menstruación o que ésta sea excesiva, frecuente o prolongada
  • Enfermedades de transmisión sexual
  • Trastornos mamarios
  • Patología de la vulva y la vagina
  • Tumoraciones benignas de ovarios
  • Síntomas de hiperandrogenismo (acné, exceso de vello, etc.)
  • Dolor abdominal o de la regla (dismenorrea)
  • Complicaciones en el uso de anticonceptivos
  • Embarazo

En el caso de los anticonceptivos, “desde el punto de vista estrictamente ginecológico, pueden administrarse desde el inicio de las primeras relaciones sexuales, ya que no debemos olvidar la carga emocional y de posibles complicaciones y riesgos que conlleva un embarazo en esta edad de la vida”, informa la experta en ginecología.

Sin embargo, matiza que “desde el punto de vista legal, por debajo de los 16 años hay que informar a la menor y a los padres y deben ser éstos quienes consientan dicho tratamiento o no”.

Información/ desinformación

Cuanta mayor información tenga la adolescente, vivirá este proceso de una manera más normalizada. Según Calvo González, cuando una adolescente tiene dudas sobre temas de sexualidad, “generalmente va a consultar a amigas o hermanas mayores y, cada vez más frecuentemente, internet”.

En cuanto a los riesgos de la red, la experta subraya la falta de acreditación de las páginas que tratan temas de salud, especialmente en la adolescencia porque en esta época se pone menos en entredicho lo leído en internet; y la falta de criterio de la usuaria a la hora de buscar e interpretar esa información.

Una pareja de enamorados se besa. Efesalud.com
Se recomienda la primera revisión ginecológica cuando la adolescente comienza a mantener relaciones sexuales. EFE/Alex Cruz

Sobre la calidad de la educación sexual de los adolescentes, la doctora considera que “es del conocimiento general que las campañas en medios de comunicación y colegios son cada vez de mayor calidad y difusión, y esto hace posible alcanzar a un buen grupo de chicas adolescentes y sus padres”. Advierte, no obstante, que “aún queda mucho por hacer”.