La grasa parda o tejido adiposo marrón y la recién descubierta grasa beige o brillante pueden quemar la energía extra que se genera con la comida, aunque todavía no se conoce todo su potencial como arma contra la obesidad, ni cómo regular su presencia en el cuerpo humano

Grasas parda y beige, esperanza contra la obesidad al quemar la energía extra
Detalle de una de las exposiciones del Congreso Mundial de Nutrición de Granada/EFE/Ana Soteras
  • 19 de septiembre, 2013
  • GRANADA/EFE/Ana Soteras

La investigación sobre estos tipos de grasa, diferentes a la grasa común o blanca que almacena energía y provoca aumento de la masa corporal, ha sido uno de los temas estrella presentado en sesión plenaria en el XX Congreso Internacional de Nutrición, a cargo del profesor Jan Nedergaard del Wenner-Gren Institute de la Universidad de Estocolmo (Suecia).

El investigador ha explicado que hace cinco años se descubrió que el ser humano tiene gran cantidad de grasa parda o tejido adiposo marrón, que se localiza en la zona clavicular e intervertebral, hasta el punto de considerar que se trata de “un órgano más”.

Además, se creía que solo los recién nacidos tenían esa grasa marrón, que les ayuda a mantener la temperatura corporal frente al frío, pero ya se ha constatado que el adulto también la contiene en cantidad importante y que está relacionada con el peso.

“No podemos decir con seguridad que los individuos delgados tengan más tejido adiposo pardo, es una correlación, pero el hecho es que los individuos obesos tienen menos”, ha precisado el profesor sueco.

Ese tejido graso pardo es el responsable, cuando se activa, de disipar energía en forma de calor, así cuando ingerimos determinados alimentos, quienes tienen más tejido adiposo pardo pueden disipar más calor, ha indicado el experto.

La investigación actual se centra en cómo hacer actuar a ese tejido pardo para que permanezca activo cuanto más tiempo mejor y gaste energía, contribuyendo por consiguiente a mantener el peso. “Todavía no tenemos forma de modificar la cantidad de este tipo de grasa en humanos con un fármaco, por ejemplo”, ha matizado.

Nedergaard ha afirmado que, aunque no se sabe por qué se llega a ser obeso, al depender de varios factores como la genética, “sí que la cantidad de grasa parda podría explicar en parte las razones por las que un individuo es más obeso que otro”.

El ácido alfa-linolénico previene las enfermedades cardiovasculares

En el Congreso Mundial de Nutrición de Granada también se han presentado otros estudios como el consumo de ácido alfa-linolénico, un ácido graso omega 3 de origen vegetal presente en las nueces, soja y aceites de colza y linaza que puede prevenir las enfermedades cardiovasculares dentro de un estilo de vida saludable.

Esta es una de las evidencias registradas en las investigaciones de la doctora Penny Kris-Etherton, especialista en nutrición en la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), bajo el paraguas de la California Walnut Commision.

Las nueces son los frutos secos que contienen este ácido en cantidades suficientes para el objetivo de estas investigaciones. Lo aconsejable es consumir 30 gramos de frutos secos diarios (15 de nueces, 7,5 almendras y 7,5 avellanas).

El ácido alfa-linolénico (AAL) es un importante nutriente y para evitar su carencia las organizaciones internacionales recomiendan que desde 0,6 a 2 por ciento de las calorías diarias provengan de ácidos grasos omega 3.

Además, las evidencias epidemiológicas demuestran resultados similares del ácido alfa-linolénico en la protección contra enfermedades cardiovasculares en relación a los ácidos omega 3 EPA y DHA, presentes en los pescados azules.

La doctora Kris-Etherton comentó que el aceite de oliva, propio de la dieta mediterránea, es muy sano pero no es una fuente principal de este ácido alfa-linolénico y comentó que en España existe una gran cultura de consumo de frutos secos, como las nueces en las ensaladas.

Nutrición y ejercicio pueden influir en la capacidad de memoria relacional

La capacidad del individuo de adquirir memoria relacional, aquella que procede del aprendizaje diario, depende en parte de la alimentación adecuada y del ejercicio físico, según el director del nuevo Centro de Nutrición, Aprendizaje y Memoria de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), Neal Cohen.

Este especialista ha intervenido en el Congreso de Granada para explicar sus investigaciones en este campo.

El profesor ha señalado que es en el hipocampo la zona del cerebro donde se generan nuevas neuronas (proceso denominado neurogénesis), fenómeno probablemente relacionado con los procesos de aprendizaje.

Las investigaciones se centran en cómo puede la nutrición y el ejercicio influir en este proceso de neurogénesis, especialmente en los periodos vitales de mayor cambio cerebral, como es la infancia y la adolescencia.

Así, un estudio citado por Cohen, con niños de 8 a 10 años, refleja que los que tienen peor forma física tienen un menor desarrollo del hipocampo y, por tanto, menor capacidad para adquirir nuevo conocimiento.

Pistachos para combatir la diabetes

Otro estudio, en este caso de la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili (URV) de Tarragona, ha revelado que los pistachos ayudan a combatir la diabetes porque mejoran la resistencia a la insulina.

El estudio ha sido realizado por la doctora Mónica Bulló y su equipo de investigación de la Unidad de Nutrición Humana de la URV y promovido por la empresa American Pistachio Growers (APG), una agrupación de productores de pistachos de California, Arizona y Nuevo México.

La investigación se ha llevado a cabo con una muestra de 50 personas pre-diabéticas, compuesta por hombres y mujeres de edades comprendidas entre los 25 y los 65 años y que se han sometido a nueve meses de pruebas.

Según ha explicado Mónica Bulló, todos los frutos secos tienen efectos beneficiosos en la patología de la diabetes, sin embargo “la composición nutricional de los pistachos los hace especialmente susceptibles de jugar un papel relevante dado que son ricos en fibra, beta carotenos y otras sustancias antioxidantes”.

Mejor rendimiento cognitivo gracias a los multivitamínicos del grupo B

¿Qué partes del cerebro se activan al tomar vitaminas y minerales? Otro estudio científico presentado en el Congreso concreta los beneficios de los multivitamínicos del grupo B, vitamina C, calcio, magnesio y zinc en el rendimiento cognitivo

Para disfrutar de una salud de hierro es necesario tomar vitaminas y minerales. Una de sus ventajas es la mejora de los procesos celulares y fisiológicos, lo que se traduce en un buen rendimiento físico y mental. Así lo han afirmado varios expertos internacionales en el simposio Micronutrientes para una salud óptima, organizado por Bayer.

El doctor australiano Andrew Scholey, catedrático del Centro de Psicofarmacología, ha presentado este estudio sobre mapeo cerebral que permite ver cómo se comportan las ondas cerebrales a través de gráficas y dibujos. También es posible localizar las partes del cerebro que han activado los micronutrientes durante tests cognitivos.

Los resultados muetran que la ingesta de productos multivitamínicos del grupo B que incorporan guaraná incrementan tanto la actividad nerviosa como la velocidad de procesado. Esto se hizo patente al aumentar la activación en las regiones encefálicas, parietal y frontal.